Sábado 5 de mayo de 2001 | ||
Cerrando heridas |
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Juan Pablo II no había estado ni dos horas en Atenas cuando sacó a relucir uno de los temas más escabrosos de su gira. ¿El "Mea Culpa" por los pecados cometidos por fieles católicos contra la Iglesia Ortodoxa marca acaso el principio del fin del período glacial entre Roma y las Iglesias orientales? Para los 130 millones de ortodoxos en Europa del Este, el Papa estaba haciendo referencia a algo más que a un simple momento histórico. "Las heridas están aún abiertas", manifestó Chistodoulos en un tono casi incisivo. El recibimiento que tuvo el Sumo Pontífice en Atenas estuvo lejos de ser cálido. Las protestas de monjes y sacerdotes habían echado oscuras sombras a la visita. Miles de policías fueron desplegados en la ciudad. Estaba claro que no habría una segunda oportunidad y el Papa actuó en consecuencia: utilizó palabras directas y concretas, a diferencia de la vaguedad que caracterizó a otros pedidos de disculpas por hechos históricos. Viejo y débil, aunque mostrando una vez más sus dotes de "gran comunicador", el Sumo Pontífice consideró trágico que los cruzados agredieran "a sus propios hermanos en la fe cristiana" durante el saqueo de Constantinopla (Estambul), hace 800 años. De esta forma, con tan sólo algunas frases ante las cámaras, el Papa les ofreció a los millones de ortodoxos algo más que el simple pedido de disculpas que esperaban. "Gran gesto", "Visión histórica", fueron algunas de las expresiones en los medios locales. Sin haber recibido antes una sola invitación para visitar Grecia, el Papa obtuvo de Christodoulos el beso fraterno. Aunque laicos y religiosos aconsejaron al mismo tiempo no dejarse entusiasmar por este "éxito momentáneo", la firma conjunta de un documento sobre las "raíces cristianas de Europa" es de por sí un hecho nunca visto en mil años. Así y todo, aún persisten graves problemas en el acercamiento entre las Iglesias occidentales y las orientales. El mayor freno en este sentido es el patriarca moscovita Alexi. Desde hace años, el Papa quiere viajar a Moscú para una "cumbre religiosa", con los líderes de Roma, Estambul y Atenas. Pero una y otra vez Moscú dejó en blanco el lugar de su firma El Papa ya había manifestado que la "distención" del cisma era una de sus prioridades. Nadie puede saber sin embargo si tendrá tiempo suficiente para lograrlo. |
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