Miércoles 23 de mayo de 2001

MAS INFORMACIÓN.

Rigidez y livideces, relojes físicos que datan la muerte

El polígrafo, un instrumento de dudosa efectividad

 

Los peritos de la Corte se contradicen con el resto del expediente

 

Ayer insistieron en que las chicas murieron entre las 7 y las 19 del lunes 10.Su dictamen será evaluado en función de las demás pruebas reunidas en la causa.

  ROCA (AC)- Los forenses de la Corte Suprema de Justicia ratificaron ayer, observando una vez más la filmación de las autopsias, que a su criterio las muertes de María Emilia, Paula y Verónica se produjeron entre las 7 y las 19 del lunes 10 de noviembre del "97. Aunque nadie puso en tela de juicio la calidad de los expertos, a todos les sorprendió que sus conclusiones desentonan con el resto de las pruebas reunidas en el expediente.
Durante una diligencia realizada a puertas cerradas en la Cámara Segunda en Roca, los médicos legistas Fernando Trezza y Oscar Lossetti les mostraron a los jueces, el fiscal, uno de los querellantes y los defensores en qué se basaban para fijar ese horario de las muertes, que se contrapone con la opinión del forense Ismael Hamdan, encargado de las autopsias.
Avanzando y retrocediendo el video de las autopsias, los expertos de la Corte les dijeron dónde veían rigidez cadavérica y dónde no. Su apreciación es exactamente contraria a la de Hamdan y allí está el nudo de la controversia porque ese mecanismo bioquímico es una especie de reloj que permite estimar cuánto tiempo lleva muerta una persona determinada (ver aparte).
Por ejemplo, observando el video Trezza y Lossetti apreciaron rigidez cadavérica en los cuerpos de María Emilia y Paula González. En cambio, creen que en Verónica Villar ese mecanismo ya había desaparecido.
Hamdan opina exactamente lo contrario: para él, que manipuló los cuerpos, las hermanas González no tienen rigidez y Verónica sí. Por eso el forense local opina que las muertes comenzaron a producirse a partir de la noche del domingo 9, pocas horas después de que las jóvenes salieran a caminar, y en cambio Verónica falleció al mediodía del lunes después se padecer un prolongado cuadro comatoso al que no sobrevivió.
Trezza y Lossetti tienen una visión distinta. Para ellos Paula pudo ser la primera en fallecer, hacia las 6.45 del lunes; luego murió Verónica (antes del mediodía) y por último María Emilia, avanzando la tarde de ese día.
¿Con cuál de las dos versiones se quedará el Tribunal que juzga a Claudio Kielmasz y Guillermo González Pino?
Hay que tener en cuenta que las conclusiones de los forenses están hechas sólo sobre la base de observaciones del video y fotos de la pericia de Handam.
Los defensores Viecens, Cariatore y Tejeda son los que están más conformes con la exposición de los peritos de la Corte, porque la tomaron como un auxilio inesperado para sus clientes. Como se sabe, Trezza y Lossetti llegaron al juicio convocados por el Tribunal, que quería despejar algunas dudas y no abrir otras como finalmente sucedió.
Pero la evaluación no es tan sencilla. Las pericias no pueden analizarse sin el contexto del resto de las pruebas, y lo que dicen los forenses "se contrapone a todo lo que hay en el expediente", tal como razonaron ayer el fiscal Scilipotti y el querellante Dalmazzo.
Es que resulta difícil conciliar la muerte a partir de las 7 de la mañana del lunes con el resto de los elementos y hasta con el sentido común:
• La cafeína: según las pericias bioquímicas, dos horas antes de morir las víctimas ingirieron café o mate. "¿Qué pasó, en medio de la paliza les sirvieron un café?", ironizó Scilipotti.
• La orina. Las vegijas de las víctimas estaban vacías, lo cual indica que al menos una hora antes orinaron. "Las ropas de las chicas estaban limpias, es decir que no se orinaron encima. ¿Acaso les dieron permiso para ir al baño?", interrogó el fiscal.
• El lugar del crimen. Los forenses de la Corte no refutaron la apreciación de Hamdan en el sentido de que los olivillos es el lugar donde mataron a las chicas. "Es raro que se hayan atrevido a asesinarlas en ese lugar el lunes, cuando todo el mundo las buscaba" razona la acusación.
• Los cuerpos no fueron movidos. Esta fue otra de las apreciaciones de Hamdan que Trezza y Lossetti dejaron en pie. Ratifica lo anterior, que los olivillos es el lugar de los crímenes.
• El aporte de Kielmasz. En sucesivas declaraciones (sea como imputado, sea como testigo, sea en conversaciones con su pareja) el principal acusado cambió muchos aspectos de su versión pero hay detalles que siempre mantuvo inalterables: que el ataque se produjo el domingo a la noche es uno de ellos. Y lo remató con una frase que quedó asentada en el expediente: "aunque las autopsias digan otra cosa para esa hora, las 21, ya estaban las tres muertas".
Este conjunto de indicios obliga a las partes y al Tribunal a tomar con cautela todo el trabajo pericial que es, según quedó expuesto en estas audiencias, otra de las patas flojas de la investigación: por falta de medios en un caso (Hamdan ni siquiera tenía un termómetro para tomar la temperatura de los cuerpos) y por el paso del tiempo en el otro (los expertos de la Corte tomaron el caso tres años y medio después, a través de videos y fotos, y de los cuatro parámetros cuya evaluación se aconseja para fijar la data de la muerte sólo pudieron tener en cuenta dos).
Ante semejante precariedad, jueces, fiscales y defensores no tienen más remedio que armar el rompecabezas para descubrir si todas las piezas juntas forman un cuadro armónico, más allá de que analizadas una por una parezcan pertenecer a paisajes distintos.

Sin fecha para la audiencia

CIPOLLETTI (AC).- El Tribunal no resolvió aún cuándo continuarán las audiencias. Lo más probable es que se reanuden recién los primeros días de la semana entrante.
Al menos seis personas restan declarar entre los que fueron citados para la causa principal y las dos conexas. Ayer el juez César López Meyer dijo que es difícil que esta semana se movilicen a Cipolletti; lo más factible es que se fije una jornada para el lunes o martes próximo.
En la causa principal, en la que se juzga la responsabilidad de Claudio Kielmasz y Guillermo González Pino, sólo queda un testigo pendiente. Se trata de la directora del hogar Gabriela Mistral, adonde fue internada la menor que dijo haber participado de una reunión en la que habrían matado a las chicas.
De todos modos, López Meyer no descartó ayer que se convoque a más personas.
En la causa de encubrimiento, que se sigue contra el sargento Luis Minervini, en principio quedan dos testigos; mientras que para la que está imputado el ex comisario José Luis Torres, se esperan tres testimonios. Recién después, si es que no se amplía el número de testigos requeridos, se fijará la fecha para los alegatos. López Meyer ratificó ayer que "no se harán todos en un mismo día" y que no se establecerán tiempos para las exposiciones de cada una de las partes. Tal como están las cosas, se estima que las sentencias tendrán lugar a mediados o fines de junio.

   
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