Domingo 29 de abril de 2001

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Conmoción por tragedia: Diez muertos en un accidente aéreo: entre ellos el presidente de Techint y el periodista Sopeña

 

Sopeña era un apasionado de la Patagonia

 

Viajar al sur del país fue su gran metejón, incluso profesional.

 
Ayer murió el periodista Germán Sopeña. Apenas unas horas antes abandonaba la redacción de La Nación -donde era secretario general- luego de firmar una nota, y prepararse para viajar al Sur del país, su gran metejón, para participar de un homenaje al Perito Moreno.
La noticia corrió veloz por las redacciones, ya conmocionadas por la información de la caída de una avioneta con diez pasajeros en Roque Pérez; en la lista de fallecidos, no tardó en deslizarse su nombre. Algo increíble, cuando apenas unas horas antes había dejado La Nación, luego de escribir una columna en el suplemento de Economía & Negocios, sobre Domingo Cavallo y su estadía en Washington.
Allí aparece su foto, ese rostro serio, de facciones finas, que se transformaba cuando sonreía; un profesional de escritura medulosa y reflexiva, elegante y sobrio con las palabras; un hombre apasionado cuando hablaba de la Patagonia, de los trenes, de los autos clásicos, del jazz o de la bossa nova.
Quince días atrás, en Londres, Sopeña estuvo en una exposición de sus fotografías sobre "Los caminos del Perito Moreno en la Patagonia", presentada en la Royal Geografic Society, a la que asistió una descendiente de Charles Darwin. "Fue una de mis grandes metas: hacer todos los viajes de Moreno en la región. Y lo logré", le dijo el año pasado a un cronista de "Río Negro". "Es grandioso", acotó.
Germán Sopeña nació en Córdoba en 1946, estudió Ciencias Políticas en la Universidad de El Salvador y luego de graduarse hizo estudios de postgrado en París: primero en el Instituto de Estudios Políticos y luego en la Sorbonne.
Casado y con dos hijas, Sopeña se inició en el periodismo en 1966. Desde 1986 hasta 1992, se desempeñó como jefe de Economía de la Nación, luego prosecretario y secretario general. Era profesor de periodismo en la Universidad de Belgrano.
En 1991 recibió la beca Eisenhower para investigar sobre economía y política en los Estados Unidos. Y escribió los libros "La libertad de su tren" (1990), "Testimonio de nuestra época, del socialismo al liberalismo" (1991) y "La Patagonia Blanca. Viajes a los Hielos Continentales" (1998). Este último libro es la crónica del cruce aéreo de norte a sur de los Hielos Continentales que Sopeña y un grupo de amigos hicieron desde El Chaltén, una pequeña localidad santacruceña de 100 habitantes, para luego entrar por el Paso del Viento a los hielos, sobrevolarlos, y bajar en la estancia Cristina, al pie del glaciar Upsala. En este texto -que refleja su enamoramiento por el sur argentino- y como una ironía del destino, Sopeña reproduce un diálogo con Agostino Rocca, también fallecido ayer y compañero en estas aventuras. "Tengo un nuevo Cessna Caravan de gran autonomía y quiero sobrevolar los Hielos Continentales, ¿querés venir?", le dijo en ese entonces el dueño de Techint. "¿Cuando partimos?", contestó Sopeña.
"El Caravan es muy impactante a la vista, turbohélice, ala alta, tren de aterrizaje fijo, robusto y apropiado para bajar en cualquier terreno, con tal de disponer de 300 metros libres", describió en ese entonces el periodista. En él perdió la vida.

Así se definió él

"Mi nombre es Germán Sopeña y cargo con la responsabilidad de muchos textos escritos sobre esos y otros temas en más de 30 años de trabajo ininterrumpido como periodista. Aun si no estoy a salvo de la caricatura del periodista tipo -capaz de escribir de todo sin saber nada- esgrimo en defensa propia lo siguiente: se trata de comprender cómo y por qué suceden las cosas, y de transmitirlas de la manera más simple posible a los demás.
"Esa tarea exige dos esfuerzos: escribir sin preconceptos y resistir la tentación del lugar común para cualquier explicación. Sea en política, economía, deportes o ecología, los temas suelen ser siempre más complejos de lo que uno cree".
La política y las montañas; la economía y el jazz; la historia y la Fórmula 1; los viajes en tren y la mitología griega eran sus temas predilectos.

La prensa como contralor del poder

VIEDMA (AV)- "Sin libertad de prensa no hay justicia realmente posible". Pero esa libertad no sólo se obstaculiza por las presiones que el periodista o los medios pueden recibir sino por una creciente desconfianza que en los últimos tiempos se observa en el ámbito judicial sobre el papel que cumple la prensa entendiéndolo a veces como perturbadora de la función de la Justicia y a veces como eventual sustituto de esa tarea que "no es una función querida, ni necesaria, ni mucho menos deseable para el periodismo", aseguró Germán Sopeña en su paso por esta capital, a fin del 2000, en una conferencia ofrecida en el marco del 40ß aniversario del Poder Judicial de Río Negro. Allí admitió que en muchas ocasiones el periodismo tiende a ser utilizado como último recurso, si se cree que la Justicia no cumplió eficazmente su papel.
Añadió en esa ocasión que algunos integrantes de la Justicia creen que la prensa está ejerciendo un daño a la función judicial porque se está sustituyendo a su función natural y "no hay nada más pernicioso para las dos funciones que una sustituya a la otra. Muchos casos de ineficiencia no significan que el conjunto de la Justicia funcione mal en la Argentina lamentablemente un cierto número de casos tiende a ser percibido por la sociedad como la generalización".
Y agregó: "Es responsabilidad pública y de la Justicia limitar al mínimo y controlar al máximo la posibilidad de actos de injusticia o de corrupción en la administración de Justicia porque si un cierto número se trasforma en algo público toda la institución se ve afectada".

Rocca era uno de los hombres de negocios más influyentes del país

La línea sucesoria en Techint se quebró ayer con la muerte del número uno del poderoso grupo Techint, Agostino Rocca, quien heredó de su padre Roberto el manejo cotidiano de las empresas del grupo, así como su padre las había heredado de su abuelo, también llamado Agostino.
Agostino no era afecto a las declaraciones públicas ni a mostrarse como un hombre del jet set, pese a que su fortuna es una de las cinco mayores del país.
En una de las pocas entrevistas concedidas el empresario había reconocido la importancia de la sucesión de responsabilidades en el grupo entre los integrantes de la familia.
"Se conjugan una mezcla de pasión, sentido del deber, de continuidad que fue transmitido por mis padres", respondió consultado por las razones que llevaban a un hombre de su posición a ser de el primero en llegar a las oficinas de la empresa y el último en irse.
El origen del apellido se remonta al siglo XIV en la región italiana de Lugano, en el norte de ese país. Allí los Rocca se dedicaron al mar y ya en 1830 eran fuertes navieros.
En 1931, Agostino Rocca abuelo fue nombrado por Benito Mussolini al frente de Dálmine, empresa siderúrgica estatal, y al término de la Segunda Guerra en 1945 Agostino viajó a la Argentina dónde fundó ese mismo año la empresa Techint en la localidad bonaerense de Campana.
El fundador del grupo, que soñaba con el imperio del acero, murió en 1978 a los 83 años y el heredero natural del sillón de la siderúrgica más importante del país fue su hijo Roberto, que a esa altura tenía 46 años.
Hoy Roberto Rocca es el orientador estratégico y político del grupo, mientras que hace ya varios años dejó en manos de Agostino Octavio Francisco la responsabilidad del grupo, de su hijo menor, Paolo, el manejo de Siderca y de Gianfelippe, el hijo del medio, la dirección de la filial en Italia.
En 1995, Agostino y Paolo cerraron el círculo abierto con la emigración de su abuelo de Italia, con la adquisición de la firma Dálmine a las empresas del grupo Techint. Antes habían incorporado la ex Somisa, ahora Siderar, luego de ganar el proceso de privatización bajo el gobierno menemista. También los negocios se extendieron a Venezuela, donde adquirieron Aceros del Orinoco junto a socios mexicanos, pero reteniendo la dirección del emprendimiento.
Fuerte defensor de la producción nacional, Agostino Rocca explicó en una reunión empresaria que la premisa estratégica central en la que se basaba el desarrollo del holding era la de un futuro "con crecientes conflictos comerciales entre los países emergentes y Estados Unidos, Japón y Europa".
Esta tendencia al crecimiento de un regionalismo cerrado, dentro de la globalización, que diagnosticó el titular de Techint, fue el principio con el que explicó la compra de Tamsa en México, para tener un pie en el TLC (Tratado de Libre Comercio de América del Norte) y de Dálmine en Italia, para estar dentro de la Unión Europea y así poder superar las barreras de los bloques.
(Telam e Infosic)

Caminó de punta a punta los Hielos

Entre los pasatiempos preferidos de Rocca figuraban el trekking y recorrer la Patagonia en su 4x4. Escaló el Aconcagua y los cerros Tronador, Tupungato, y caminó de punta a punta los Hielos Continentales.
Su pasión por la Patagonia lo llevó a asociarse a un emprendimiento turístico en esa zona que desarrolla la firma Upsala Explorer, de la cual era el presidente.
Agostino, que falleció a los 55 años, tenía tres hijos, Roberta de 29 años, Ludovico de 27 y Tomás de 25.

Foto: Sopeña en momentos en que recibía un presente de manos de Pedro Pezzati, del Deliberante de Viedma, en el 2000.

   
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