Miércoles 11 de abril de 2001

 

Criar dos hijos con un subsidio de desempleo

 

Vive en Cordón Colón, con 160 pesos mensuales, en una casilla que terminó de construir

  NEUQUEN (AN).- No conoce lujos ni comodidades, sólo habla de sacrificio. Los vaivenes de los mercados financieros le son ajenos, pero los padece. Está sola, a cargo de sus dos hijos y su única ayuda proviene de su madre. De todos modos sonríe.
Ingrid Torres es una joven madre soltera de 23 años que con los 160 pesos que gana por mes en un programa de desempleo, pelea diariamente contra la crisis socioeconómica que golpea a los barrios del oeste neuquino.
Es una de las 21 mil mujeres que está al frente de un hogar en esta ciudad, donde, sobre un total de 74 mil familias, casi el 20% está con sus necesidades básicas insatisfechas. En el caso de Ingrid Torres se cumplen dos de las cinco condiciones: casa precaria y sin retrete. Las otras tres son hacinamiento -más de tres personas por habitación-, chicos en edad escolar que no concurren a clase y familias con cuatro o más personas por miembro ocupado cuyo jefe tiene baja instrucción.
Ingrid vive en el barrio Cordón Colón. Llegar a su domicilio no es fácil porque no hay calle, sólo un sendero de tierra conduce a su precaria vivienda que emerge entre el terraplén de la calle Colón y una loma que le sirve de amparo.
"La casa la hice sola con la ayuda de mi mamá", repetirá durante la entrevista. "Fue muy difícil porque no tenía los materiales, pero por fin la terminé hace dos meses", comenta sin dejar de contemplar las desnudas paredes de material.
Por la necesidad se convirtió sucesivamente en ama de casa, albañil, carpintera, electricista, modista, empleada: jefa de hogar.
Los 160 pesos del plan Trabajar donde está empadronada constituyen el único ingreso familiar. "Desde octubre estoy en el plan y con eso nos tenemos que arreglar. Hacemos milagros", sostuvo.
Se radicó hace seis años en el sector de Cordón Colón pero "antes vivía en El Progreso", indica. Sin embargo, la necesidad de un pedazo de tierra la obligó al éxodo junto a su madre de 48 años, que hoy tiene su propia casilla en el terreno de una vecina, a cincuenta metros de la vivienda de Ingrid.
"Trabajaba en una rotisería, pero el calor de los hornos me dejó muy corta de vista", apuntó la mujer, que también engrosa las listas del plan Trabajar.
La vivienda de Ingrid tiene un solo ambiente de no más de 16 metros cuadrados y está instalada sobre un pequeño terreno fiscal donde el salitre es moneda corriente. Allí juega sin preocupaciones Agustina de tres años, mientras Nicolás, que aún no cumple el año, no abandona los brazos de su madre.
"Nico cumple ahora el 20 de abril", dice mientras besa con maternal afecto al pequeño y planifica -conciente de sus pocos recursos- el acontecimiento.
Asegura que tiene que batallar sola porque el rol del padre de sus hijos se reduce a alguna esporádica visita. "De vez en cuando les trae algo a los chicos", comenta con cierto desconsuelo. "Se hace muy difícil, pero hay que sacrificarse por ellos", agrega.
La casa, a pesar de que no tiene gas y el baño está en el exterior, sintetiza el valor de su esfuerzo y constituye su mejor premio, aunque reconoce que instalarse en el lugar no fue una tarea sencilla.
"Emparejar el terreno costó mucho porque la tierra es muy dura", por lo tanto, "tuvimos que rellenar las dos con mi mamá".

Relevamiento provincial

NEUQUEN (AN).- Durante el segundo semestre del año pasado, el consejo provincial de la mujer realizó un relevamiento de las condiciones de vida, instrucción y trabajo de 1.000 mujeres. Sobre la base de ese universo, el organismo atendió unas 400 y del total, casi el 20% encabeza un hogar.
Los resultados de la entrevista permitieron determinar que de esas 184 mujeres jefas de familia el 52% es menor de treinta años, casi el 40% completó sus estudios primarios y sólo el 19% terminó el secundario. El 27% realizó cursos, pero el 11% no terminó el ciclo primario y el 1% no puede leer ni escribir. Cada una es madre de al menos tres hijos y un segmento -que representa al 17%- tiene entre 30 y 40 años.
Según la encuesta, la salida laboral mayoritaria es el empleo doméstico pero en todos los casos son el principal sostén económico del grupo familiar, lo cual "las obliga a aceptar ocupaciones o empleos mal remunerados" y en condiciones precarias de trabajo. De acuerdo con el informe del consejo de la mujer -que dirige Irma Vargas- un porcentaje de las encuestadas proviene "de un matrimonio con un hombre golpeador, está divorciada o separada de hecho y muchas se han hecho cargo de los hijos que tenía su pareja cuando se conocieron y que después el hombre abandonó". El organismo diseñó un programa de capacitación para que las mujeres accedan a conducir "microemprendimientos que les permitan generar sus propios ingresos", dijo Vargas, y explicó que la tarea está ligada con "el concepto del "compre neuquino" que impulsa" el gobierno. Las mujeres que consultaron tuvieron -en el 41% de los casos- respuesta laboral.

Servicios no calificados

NEUQUEN (AN).- La mayoría de las mujeres que trabajan desempeñan tareas no calificadas en el sector servicios y solamente tienen mayor instrucción que los varones en empleos de carácter operativo y técnico y profesional en el campo administrativo, judicial, financiero e informático. En el primer sector, más de tres de cada diez mujeres que trabajan se desempeña en "servicios varios", un renglón que engloba a las empleadas domésticas.
En cambio, en oficinas, estudios jurídicos y poder judicial, bancos y empresas de informática, las mujeres son el doble que los varones -22,4% contra 11,6% de empleados- y están mejor capacitadas.
Los datos, extraídos de la encuesta permanente de hogares, establecen que es prácticamente nula la incidencia de las trabajadoras en las actividades relacionadas con la producción y la industria -apenas el 3,2% de mujeres en este sector, contra 30,2% de los varones-.
En servicios sociales básicos que requieren una calificación técnica profesional -enfermeras, recepcionistas, asistentes sociales, auxiliares terapéuticas- las mujeres tienen más ocupación que los varones, proporcionalmente. En efecto, en este sector hay el 23,4% de las mujeres que trabajan mientras apenas el 12,2% de los varones, y la mayoría son técnicas y profesionales en su área. Pese a ser, globalmente, un sector poblacional con mejor calificación, las mujeres tienen en promedio un ingreso salarial inferior al de los hombres, si bien la brecha se angostó en la reciente década. La medición de finales de 1998 de la encuesta permanente de hogares del Indec establecía un promedio de sueldos de 709 pesos mensuales, pero en el caso del trabajo femenino, el salario era un 26% inferior al del varón.
Según el sindicato de empleados de comercio esa diferencia se achicó, al punto que en la actualidad los niveles salariales están emparejados, aunque "la precarización laboral también creció".

Foto: Ingrid Torres es una joven madre soltera de 23 años que mantiene a sus dos hijos con los 160 pesos del subsidio.

   
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