Martes 17 de abril de 2001 | ||
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El revólver volvió a ocupar el centro de la escena |
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Ex compañeros de Kielmasz dijeron que lo llevó al trabajo y le limó la numeración. |
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CIPOLLETTI (AC)- El revólver calibre 22 con el cual asesinaron a María Emilia y Paula González volvió al centro de la escena. Ex compañeros de trabajo de Claudio Kielmasz declararon ayer que lo vieron manipular un arma en el corralón donde estaba empleado, y que le limó la numeración con la amoladora del taller. El mismo imputado les dijo que pertenecía a su madre. Otro ex compañero, en tanto, confirmó que el lunes 10 de noviembre de 1997 a las 7.30 de la mañana, Kielmasz le preguntó si había escuchado por radio que tres chicas habían desaparecido la noche anterior. Y dijo que a esa hora se detuvo a comprar el diario para buscar la información. En la primera audiencia de testigos, Ulises González había declarado que recién a las 10.30 de ese día los medios de prensa se enteraron de la desaparición de sus hijas. Por otra parte la concubina de Kielmasz, Alicia Guanque, ratificó que la noche del 9 de noviembre del "97 lo vio llegar "transpirado y nervioso, con la ropa sucia" a la casa de su madre. En una declaración que los familiares de las víctimas esperaban más contundente, la mujer -que mantiene su relación afectiva con el imputado- agregó: "cuando se empezó a hablar de la desaparición de las chicas, le pregunté a Claudio si había visto algo. El se puso mal y me preguntó: ¿cómo pensás que yo voy a hacer algo así?". Cuando se produjo este diálogo aún no se sabía que las hermanas González y Verónica Villar estaban muertas, según hizo constar el fiscal Eduardo Scilipotti . Estas fueron las novedades salientes de la séptima audiencia, la más breve desde que comenzó el juicio oral por el triple crimen: apenas duró tres horas. Era una jornada esperada porque todos los testigos citados comprometieron a Kielmasz durante la instrucción, y al imputado se lo vio nervioso al comienzo; hasta lloró cuando declaró su concubina. A la tarde, con otro ánimo, habló con la prensa para insistir en su inocencia. El otro acusado, Guillermo González Pino, ni siquiera asistió. Una versión indicó que estaba enfermo; otra, más extraoficial, señaló que está molesto con las fotos y con el transcurso de un debate en el que apenas se lo ha nombrado. Una vez concluida la jornada se conocieron dos anuncios: por parte de la defensa, se confirmó que Kielmasz declarará ante los jueces una vez que se agote la lista de testigos. Del lado de la querella que representa a la familia Villar se informó que no habrá preguntas escritas para el gobernador Pablo Verani . Numeración borrada El arma con la que asesinaron a María Emilia y Paula había sido protagonista de la primera audiencia, cuando Ulises González relató cómo Kielmasz lo condujo hasta el desagüe donde estaba oculta. Ayer volvió al escenario con la declaración de tres ex compañeros de trabajo del imputado en el corralón Yacopino de Neuquén. El aporte más importante fue el de Ricardo Rodríguez. Recordó que a fines de noviembre Kielmasz le mostró un revólver calibre 22 corto (lo reconoció porque su padre tiene un 22 largo) al que acababa de borrarle la numeración "con la piedra esmeril". Agregó el testigo que Kielmasz le dijo que ese arma era de su madre y que le había borrado la numeración "porque había pasado de manos y no quería tener ningún problema". Sin embargo, no le especificó si con ese revólver se había cometido algún delito. El taller donde le borró la numeración "está lejos y sin supervisor. Creo que la limó a escondidas", dijo el testigo. Le mostraron dos revólveres calibre 22 secuestrados en la causa pero no reconoció a ninguno. Otros dos trabajadores, Luis Rodríguez y Luis Sepúlveda, también vieron el arma y escucharon hablar de que pertenecía a la madre de Kielmasz y que le había borrado la numeración. Noticias por la prensa Isaías Hermosilla, en tanto, era el chofer de la camioneta que cada mañana llevaba a Kielmasz al trabajo. Recordó que el 10 de noviembre a las 7.30, apenas subió al vehículo, el imputado le preguntó si la radio había dicho algo "sobre las chicas que desaparecieron anoche". Después le pidió que se detuviera en Circunvalación y Naciones Unidas para comprar el diario. "Nunca había hecho algo así", dijo el testigo. "Yo no sabía nada de las chicas, pero Kielmasz me dijo que habían desaparecido la noche anterior", continuó Hermosilla. "Por ahí él se enteró a través de algún familiar, no sé, yo no conocía sus relaciones ni amistades", especuló. Hermosilla agregó que nunca Kielmasz fue en bicicleta al trabajo, pero quien lo reemplazó como chofer de la camioneta, Jaime Cárdenas Fuentealba, recordó que sí lo hizo una vez. En una de sus declaraciones, el imputado aseguró que una vez que viajó en bicicleta a Neuquén se detuvo en el puente carretero y arrojó el arma de su madre en el río, previo cortarla en tres pedazos en el corralón. Los ex compañeros que declararon ayer sólo vieron en su poder un revólver: el calibre 22 de la madre de Kielmasz al que le había borrado la numeración. ¿Zapatos o zapatillas? Foto: Uno de los ex compañeros de trabajo de Kielmasz tuvo en sus manos el arma. Le había borrado la numeración. |
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