Lunes 9 de abril de 2001 | ||
|
Creen que la víctima intentó escapar por la ventana para pedir ayuda |
|
Mientras el niño huía de su agresor, recibió
|
||
CUTRAL CO (ACC/AN) - El último intento de Sergio de salvar su vida fue abrir la ventana del líving, que da a la calle, para pedir ayuda. Pero sólo alcanzó a separar unos pocos centímetros los postigos, porque el agresor que venía tras sus pasos le disparó a quemarropa. Apenas pudo girar su cuerpo. El tiro le perforó el brazo y atravesó su cuerpo estampándolo de espalda contra los vidrios del ventanal. La bala siguió su curso. Rompió la persiana y fue a caer en el medio de la vereda. Esta es una de las hipótesis más firmes que manejan los investigadores sobre cómo fue el alevoso crimen del chico de 9 años. Se sustenta en numerosos indicios y pruebas que se cree que son concluyentes. Aun así, la palabra final parece estar en el resultado de las numerosas pericias que se realizan en los gabinetes criminológicos. Hubo dos disparos en el escenario del crimen. El primero quedó incrustado en la pared, a menos de un metro del piso, en el dormitorio de los hijos del matrimonio Acuña. El impacto dio entre la cama y un mueble o placard. Se presume que ahí estaba la víctima y que el agresor le tiró desde unos dos o dos metros y medio, desde la puerta de la habitación. Pero erró. Fue tal vez la ocasión del niño para salvar su vida. Como sabía que las dos puertas de la casa permanecen siempre con llave, estando él solo, como ocurrió en la mañana del trágico viernes 30 del mes pasado, corrió hacia la ventana del líving. Los policías encontraron apenas abiertos los postigos, que requieren cierta fuerza para deslizarlos. Frustrado el intento de lanzar un desesperado grito de auxilio, el chico se volvió levemente hacia el perseguidor y simultáneamente recibió el disparo mortal. La trayectoria del tiro -sería el segundo-, teniendo en cuenta la estatura de la víctima y dónde le impactó, se habría iniciado a la altura de la cintura del autor. Se especula que víctima y victimario estaban en movimiento al momento del disparo. Trascendió que el niño tenía esquirlas de vidrio de la ventana adheridos a ropa, en la espalda. La potencia del balazo lo habría hecho primero golpear en la abertura antes de caer al piso. El asesino hizo varias maniobras con el cadáver para confundir a los investigadores. Primero habría verificado dónde impactó el tiro, incluso el orificio de salida y si estaba muerto. Después lo arrastró en derredor de la mesa hasta frente a la puerta del baño. En el recorrido quedaron dos manchas de sangre y una tercera, más grande, donde se halló el cuerpo, boca arriba. En la cabeza el niño tenía colocada dos toallas y una bolsa de nailon, en una pretendida intención de simular una muerte por asfixia o ahorcamiento. Las dos variantes las derrumbó de inmediato el forense en la autopsia. Cerca de la cabeza de la víctima dejaron el revólver y se hallaron dos vainas servidas. Cuatro balas quedaron en la cajita del revólver, en el segundo cajón de la mesa de luz. Los guantes de látex que la hermana había empleado dos días antes para lavar el esqueleto humano de un niño que dice compró en el cementerio, estaban cerca del arma. Debajo de la mesa del líving se encontró una pantufla de la víctima. |
||
® Copyright Río Negro Online - All rights reserved
|
||
Ediciones anteriores | Editorial | Artículos | Cartas de lectores || El tiempo | Clasificados | Turismo | Mapa del sitio Escríbanos || Patagonia Jurásica | Cocina | Guía del ocio | Informática | El Económico | Educación |
||
|