La inspección judicial ratificó la sospecha de que el arma fue "plantada"

Quedó descartada la versión que Kielmasz le dio a Ulises cuando lo llevó hasta ella.

CIPOLLETTI (AC).- La primera versión que dio Claudio Kielmasz sobre cómo llegó al arma homicida quedó desacreditada. Ayer se verificó sobre el terreno que estaba a 480 metros de distancia de las personas que supuestamente la arrojaron a un desagüe. Y fue de noche, en una oscura zona de chacras, sin luz artificial, sin luna llena y con cielo nublado.
La fuerte sospecha de que el arma fue "plantada" en ese lugar, como afirmó Ulises González, fue el saldo más destacado de la inspección realizada ayer a la tarde en los principales escenarios de la causa.
A la distancia, se añade que el revólver estaba en una bolsa plástica, dentro de una cubierta limpia, en un desagüe sucio y muy angosto.
Jueces, fiscales, defensores y familiares de las víctimas recorrieron la esquina de Circunvalación y San Luis, el secadero, el puentecito de la calle Dos Esquinas y vías del ferrocarril donde Kielmasz estuvo sentado, el lugar donde apareció el arma, la tapera de Hilario Sepúlveda, el primer imputado, y el lugar en las vías desde donde una testigo vio pasar dos grupos de tres chicas.
"Hacemos esta diligencia para ubicarnos en los lugares que mencionaron y van a mencionar los testigos", explicó el presidente de la Cámara, César López Meyer. "No es para recoger pruebas", aclaró.
Aunque los escenarios están muy cambiados respecto de noviembre del "97, cuando asesinaron a María Emilia, Paula y Verónica, a los magistrados les sirvió para orientarse y sobre todo "para tener noción exacta de las distancias", indicaron.
Este punto es importante. Kielmasz dijo, cuando habló por primera vez con Ulises, que observó los crímenes y después siguió a los presuntos autores alrededor de 2.000 metros, hasta que los vio arrojar "un objeto brillante" a un desagüe, cerca de la tapera de Sepúlveda. Y lo guió sin vacilar hasta ese lugar.
La inspección de ayer descartó casi en forma definitiva, que haya sucedido así. Medida por el cuentakilómetros del vehículo judicial, la distancia entre Kielmasz y los sujetos que arrojaron el arma era de 480 metros. Ya era de noche y la zona es oscura, sin iluminación artificial.
En ninguna de las cuatro indagatorias que prestó después, el imputado insistió con esta versión.
La investigación comprobó que ese revólver calibre 22 había sido utilizado para asesinar a María Emilia y Paula, y una pericia posterior demostró que pertenecía a la madre del imputado, Prosperina Duarte.

El recorrido, la clave de hoy

La inspección judicial se realizó aprovechando que ayer no hubo audiencia. Hoy continuará el debate con más testigos. Los contactos de Kielmasz con las familias, la amiga que no fue a caminar y el recorrido que realizaron las víctimas, serán los temas centrales.
Ocho testigos están citados a declarar.
•Hugo González: Tío de las hermanas. Dijo que horas después del entierro, cuando estaban en la vivienda de su hermano Ulises, un joven tocó la puerta pidiendo hablar con los padres. Lo atendió él. El joven le comentó que junto a una chica había estado recorriendo el lugar donde aparecieron los cuerpos y que allí habían encontrado una cadenita. "Me dijo que era de Paula", declaró González. El muchacho no se identificó, pero le prometió que al día siguiente la entregaría la alhaja. Nunca volvió. Tiempo después, cuando Kielmasz fue detenido, González lo identificó al ver una fotografía en el diario. Era la persona que se acercó ese día.
•Alejandra Meraviglia: Amiga de María Emilia González. El domingo 9 había acordado salir a caminar con ella pero se fue a Neuquén. Las víctimas dejaron estacionado el Renault 9 de González frente a su casa, en el barrio Magister. Desde allí emprendieron la fatídica caminata.
•Carlos y Marcos Ponce: Vecinos del Magister. Afirmaron que la tarde del domingo 9 vieron desde el living de su casa cuando las chicas llegaron en el Renault 9 y estacionaron frente al domicilio de Alejandra Meraviglia. Carlos recordó que conducía María Emilia, que Paula iba de acompañante y Verónica en el asiento de atrás. Tras comprobar que en la casa de Alejandra no había nadie, emprendieron la marcha por la misma calle Jujuy (paralela a Circunvalación) en dirección a las vías.
•María Cecilia Ponce: Vecina de Alejandra. Dijo que la vio llegar a su casa como a las 23 y que concurrió a su domicilio para acompañarla. Le comentó a Meraviglia que el automóvil de González estaba estacionado allí desde temprano. Alejandra llamó entonces a los padres de las chicas para avisarles.
•Elena Duarte: Familiar de González. Participó de la búsqueda junto a Ulises.
•José Pedro García: Relató que vio a las chicas caminar por San Luis. Las familias sospechan de él.
•Teresa Castillo: Vive sobre la calle San Luis y conocía a las jóvenes de verlas pasar. El domingo aseguró que las vio entre las 18 y 19. "Iban charlando en forma normal", afirmó. Sabía que solían caminar hasta cerca de la entrada de Ferri y retornaban siempre por San Luis. Esa tarde no las vio regresar.

Un desagüe muy angosto

CIPOLLETTI (AC)- "Pensamos que este desagüe era más ancho". La comitiva judicial se sorprendió de lo pequeño que es el curso de agua en el cual fue recogido el revólver utilizado en los crímenes.
Se trata de un cauce muy angosto, de menos de un metro de ancho y casi oculto por la vegetación. Está ubicado a casi tres mil metros de los olivillos.
Un poco más adelante se encuentra el ingreso al horno de ladrillos de los Maripán, en cuyos fondos está la tapera en la que vivió Hilario Sepúlveda.
Los jueces también la visitaron. "Está igual que en aquella época, no tocamos nada", les informó Maripán. Y se nota, por el desagradable olor que la rodea y el tremendo desorden.

Foto 1: Bajo los olivillos. Los jueces recorrieron el lugar donde aparecieron los cadáveres. Está cambiado, pero la inspección ocular les sirvió.

Foto 2: El lugar clave. Allí está el desagüe donde, por indicación de Kielmasz, Ulises González recogió el arma homicida.