Jueves 5 de abril de 2001 | ||
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Un testigo citado al juicio murió en un accidente |
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CIPOLLETTI (AC)- Uno de los testigos citados a declarar en el juicio oral por el triple crimen murió atropellado en un accidente de tránsito. Se trata de Rafael Bautista Huirimán Lloncón, un peón rural que al comienzo de la investigación dijo que había visto el momento en que un grupo de sujetos abordaba a las víctimas en la calle San Luis, y que creyó reconocer entre ellos a Guillermo González Pino. Huirimán Lloncón tenía antecedentes de alcoholismo, y el fiscal Alvaro Meynet tomó su declaración con cautela. En la elevación a juicio propuso analizar exhaustivamente sus dichos para definir su importancia. Estaba citado para el lunes. Según pudo saber "Río Negro" de fuentes judiciales, Huirimán Lloncón fue atropellado el 18 de enero pasado, a la 1 de la mañana, en la ruta 22 a la altura del acceso Paso de los Libres de esta ciudad (es uno de los ingresos al barrio El Manzanar). El hombre circulaba en dirección a Roca, sobre la cinta asfáltica, en una bicicleta sin ningún tipo de iluminación. En el mismo sentido lo hacía una Fiat Fiorino cuyo conductor no lo advirtió a tiempo y lo atropelló. Con gravísimas lesiones, Huirimán Lloncón fue trasladado al hospital donde después de tres días de agonía falleció. De acuerdo con el informe médico, estaba alcoholizado cuando sufrió el accidente. El conductor de la Fiorino, en tanto, se detuvo y se entregó. Las fuentes indicaron que era habitual que el peón se reuniera a beber en un comercio junto a la ruta, y que un mes antes de ser atropellado había sufrido una caída que le provocó serias heridas. El carácter de alcohólico de Huirimán Lloncón fue lo que hizo dudar al fiscal Meynet durante la investigación. En la requisitoria, indicó que "en su declaración refiere un modo violento de abordaje" de las hermanas González y Villar "por parte de varios individuos que se movilizaban en dos vehículos. Esta declaración tiene, como dato al menos curioso, la de coincidir en ubicar el incidente violento sobre la calle San Luis y a una hora muy coincidente con la cual se pierde todo rastro de las víctimas, 20 horas". Agregó Meynet: "Huirimán Lloncón declaró cuando los hoy procesados eran ignorados, y casi diez meses después reconoció fotográficamente a González Pino como uno de los individuos que integraba aquella tarde el grupo agresor". Sin embargo, advirtió, el testigo "es una persona alcohólica. Aun cuando no podamos afirmar que se encontraba ebrio cuando vio lo que ha narrado, y que según estudios psicológicos sus facultades mentales son normales y no tiene tendencia a fabular, creo que la relevancia de su testimonio deberá ser materia de exhaustivo análisis en el debate por las partes y el tribunal. Vale, en este punto, sólo mencionar su existencia". Otros testigos que murieron violentamente son Carlos Aravena (presenció la detención del marginal Hilario Sepúlveda; su cadáver apareció descuartizado), y Ana Zerdán (certificó que el complejo Espacio, donde González Pino dijo haber estado la noche de los crímenes, estaba cerrado). Ninguna de estas muertes fueron probadamente vinculadas con el triple crimen. "No juzgo ni tapo a nadie", afirmó García CIPOLLETTI (AC).- "Yo no juzgo a nadie ni tapo a nadie", aseguró ayer José "Gringo" García. El tapicero que dijo haber visto a las chicas por la calle San Luis, negó haber tenido alguna relación con el subcomisario Luis Seguel, aunque reconoció que compartía algunos asados con el comisario José Luis Torres y otros efectivos de la brigada de Investigaciones de la comisaría Cuarta. "Para mí fueron excelentes personas y conmigo se han portado bien", enfatizó. El martes, los familiares de las víctimas expresaron sus sospechas hacia García, a quien vinculan fuertemente con la policía y el encubrimiento. Pero él asegura que no encubre "a nadie" y que hoy se presentará "con la frente alta a declarar". El protagonismo de este tapicero comenzó durante la búsqueda de las jóvenes. El martes 11 por la mañana, antes del hallazgo de los cuerpos, se presentó en la subcomisaría 69 diciendo que el domingo por la tarde había visto a las chicas caminando por la calle San Luis. "Las veo a unos ochenta metros más adelante del secadero. Las nenas iban caminando en dirección a Ferri por la mano derecha, y yo venía de mi mano, de Ferri para acá (el centro). Las veo a mi izquierda. La que más me resalta es la piba de Villar". García dijo que él se trasladaba en dirección contraria a las chicas, y que en el mismo sentido en el que él iba, detrás suyo, un Taunus que hizo "un zig-zag" arriba de la calle. Por eso aceleró la marcha y dobló por Circunvalación hacia el este. El Taunus giró hacia el oeste. Según cuenta, no observó si alguien molestaba a las jóvenes. El martes, como a las 8.30 o 9, fue a comentar lo que había visto en la subcomisaría 69. "Estaban todos", entre ellos Ulises González. No recuerda si fue Seguel o el comisario Sergio Oliva el que le pidió si podía acompañar a González al lugar donde habían visto a las chicas. Y fue. El papá de las chicas declaró durante el juicio que le pareció que García "le hizo perder tiempo" en la búsqueda que realizaron después de ver el lugar. Pero el tapicero se molestó con esta apreciación. "Cómo va a pensar que buscar a las hijas es perder el tiempo", dijo. García también participó después en el rastrillaje que realizaron las perras de la Policía Federal, que llamativamente llegaron hasta la tapera de Hilario Sepúlveda. "Yo fui a ver los perros porque me encantan los perros de cacería y me preguntaron si podía ser testigo", relató. Las sospechas de las familias se acentuaron cuando supieron que el tapicero estuvo en contacto con la bolsa que contenía las prenda de las chicas. "Nunca negué que hubiera podido agarrar una bolsa. De intruso la pude haber agarrado. No voy a decir que no. Capaz que la he agarrado para pasársela (a la policía). Pero ese día que se rompió una, y que yo ayudé a cambiar la bolsa, esa ropa que estaba, era la ropa de Huenchumir. No era la ropa de las chicas". -¿Pudo haber agarrado en algún momento la bolsa con la ropa de las chicas?. -En un momento que haya bajado de la chata... Si me llevaban con las perras tirado atrás en la camioneta de la policía, con la ropa de las pibas y las perras... -¿Las prendas se salían de la bolsa? -Se veía todo ahí. Si la movían, y la abrían así... A la perra le echaban una galletita adentro, olían las perras, y salían las perras. -¿Qué relación tenía con los policías de la subcomisaría 69? -Ninguna. Yo gracias a Dios, ninguna. Jamás pisé la 69 a comer un asado y nunca tuve trato con Seguel. El único trato que tuve un día fue sacar al pibe mío que estaba preso, y el señor Seguel me contestó que fuera a ver al juez Funes (juez de Paz) para ver si lo quería largar porque él no podía largar a nadie. "Mis amistades las elijo yo" CIPOLLETTI (AC).- "He tenido trato con Torres, conozco a Raylen, a Silva, al señor Marchetti... A cincuenta mil conozco porque fui a colaborar cuando se arregló la comisaría. Y que han venido a comer asado, sí. No tengo por qué discutir. Son seres humanos igual que yo y que cualquiera". José García asegura que no tiene por qué negar sus relaciones con algunos uniformados que estaban en la comisaría Cuarta. "Que ellos sean policías y lo que hagan afuera de mi casa es problema de ellos. Mis amistades las elijo yo. No me las elige nadie. Para mí el policía es un ser humano y un obrero igual que cualquiera. No tengo nada que decir de ellos. Nunca les pedí ni me pidieron nada. Jamás pienso encubrir un caso de estos, al contrario", aseguró. |
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