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Establecer la verdadera identidad de uno de los detenidos fue una tarea complicada para los encargados de la investigación inicial y los jueces de la Cámara Tercera.
Quien ayer se presentó como Ariel Giannerini, antes dijo llamarse Andrés Cisaret y Andrés Cisarit. Además, ayer aseguró que no tiene documentos y no recordaba el número del que lo identificaba como Giannerini.
Otra de las particularidades es que el apellido que dio ayer sería el de su madre (fallecida), aunque señaló que el marido de su madre (también fallecido) era su padre natural.
En el momento del asalto a la sucursal cipoleña del Banco Río, Giannerini se encontraba en libertad condicional luego de haber cumplido parte de una condena a nueve años y seis meses por robo calificado. Sus días tras las rejas transcurrieron en el penal de Sierra Chica, una de las cárceles de máxima seguridad en Argentina.
Cuando el tribunal lo citó ayer, se negó a declarar, de la misma forma que lo había hecho durante la instrucción de la causa, a cargo del juez Rubén Norry.
Luego escuchó del juez Sánchez Freytes el contenido de la declaración de Fernández, en la que se lo ubicó como uno de los que entró al banco, saltó el mostrador y retiró el dinero de las cajas y los clientes. (AR)
El brazo subía, bajaba y se escuchaban tiros
Si bien la declaración de Diego Fernández fue contundente al confesar que integraba (junto a Martín, Giannerini y Chacón) la banda que asaltó al Banco Río, disparó contra un policía y huyó hasta esconderse en una vivienda "que Chacón había conseguido", el testimonio de algunos testigos fue muy importante en la primera jornada del juicio.
Una de ellos indicó que fue alertada por un "esto es un asalto, tirense al piso", algo que coincidió con otros relatos. También la descripción de la ropa que usaban y las capuchas que cubrían sus rostros. Además, un testigo aseguró ver que uno de los delincuentes disparaba a los policías a través de la luneta del Peugeot 106.
Tal vez el más contundente fue el que confirmó haber visto a un policía arrastrarse desde la vereda hacia la calle y allí ser acribillado. "No le vi la cara ni el arma porque me tapaban los autos que estaban estacionados, pero pude verle el brazo que subía y bajaba (como si el arma estuviera "pateando") al mismo tiempo que se escuchaban ruidos de disparos".
Otra declaración importante fue la de un vecino de Julio Fuentes en el barrio Mitre, que la mañana del 7 de junio de 1999 vio ingresar nervioso a su casa a Fuentes, que le contó a su padre que había tres muchachos en su casa y "serían los del robo al banco".
Luego, una cobradora de estacionamiento medido aseguró que cuando se paró frente al banco desde adentro le dispararon dos veces por su uniforme parecido al de un policía.
Sin embargo, esto no coincidió con el relato de las personas que estaban adentro de la sucursal, que no recordaron haber escuchado estampidos cuando los asaltantes permanecían en la sucursal. (AR)
Lardapide dice que la ART es responsable
VIEDMA (AV)- Los policías que sufren accidentes laborales que los incapacitan para continuar en funciones cobran el 70% del salario.
Estos pagos a los que se suman las asignaciones familiares pasan a depender de la aseguradora de riesgo de trabajo, tal como lo establece la Ley, según explicó el jefe de la Policía de Río Negro, Rogelio Lardapide. El funcionario policial formuló esta aclaración ante la consulta de "Río Negro" vinculada a lo señalado a este diario por el suboficial Luis Campos, quien sobrevivió al tiroteo ocurrido hace dos años en el asalto al Banco Río en Cipolletti. El cabo añadió que no tenían chalecos antibalas y en este sentido Lardapide dijo que los que había en aquella oportunidad eran insuficientes y que desconocía si tanto Campos como la víctima fatal poseían esta protección.
Sobre las fallas del arma reglamentaria que poseía Barrera -denunciadas por Campos- el jefe policial también dijo desconocer esta situación pero aclaró que las armas que se utilizaron en ese hecho fueron peritadas en la causa judicial y ahora en el juicio "quedará establecido si estaban o no en correcto funcionamiento".
Respecto de la entrega de los chalecos antibalas, el jefe policial anunció que se recibieron 150 de los 1.000 que fueron licitados. Los restantes serán enviados a la provincia por parte de la empresa adjudicataria en unos 15 días. Si bien actualmente estos elementos de protección son insuficientes a ello se suma el riesgo que muchos de los efectivos policiales no los utilizan por una razón de incomodidad, según trascendió. Los chalecos pesan unos cinco kilos motivos por el cual muchos no los llevan colocados en forma permanente. |