Domingo 11 de marzo de 2001


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La sangre que se hizo libro
 

¡Hay un asesinoen mi televisor!

 
  Un asesino anda suelto en el cine. Siempre ha sido así y todo indica que la figura del "natural killer" tiene cuerda para rato.
De los últimos filmes dedicados a este subgénero del terror "Psicópata americano", de Mary Harron, es uno de los exponentes más acabados. La novela del ex niño maldito de la literatura norteamericana Bret Easton Ellis finalmente llegó al cine con el rostro de Christian Bale, aunque bien pudo haber sido Mickey Rourke la encarnación de Patrick Bateman. Los estudios hicieron que la realización se dilatara demasiado. Suele pasar.
La historia es tan conocida como la, por entonces, acelerada vida de su autor: un yuppie de Wall Street asesina personas en cualquier momento y lugar, aunque por lo general después de las cinco de la tarde, cuando cierra la Bolsa. Entre perfumes caros, billeteras abultadas y trajes de 3.000 dólares, Patrick Bateman hace verdaderos festivales de sangre. Easton Ellis no se basó en una historia real para escribir la novela que escandalizó por toda una temporada a los Estados Unidos. No hacía falta. Según confesó alguna vez, su propia vida, exceptuando los asesinatos por supuesto, eran un descontrol que reflejó en su obra. "Escribirla me sirvió como exorcismo", señaló. El filme no arrasó en la taquilla a pesar de su coherencia con el libro.
A mediados de los "90, David Fincher había sorprendido al medio cinematográfico con "Pecados capitales". La acción transcurre en una oscura ciudad contemporánea que bien podría ser una mezcla de Nueva York con Chicago y algún cómic negro, y el asesino es un genio demente que predica por medio de sus homicidios. Cada acto de sangre representa una obra acabada donde se expone un pecado capital. Un hombre es obligado a comer hasta morir -gula- y otro, un ejecutivo, a quitarse con un cuchillo trozos de su propia carne -ambición-. El final, por inesperado y brillante, es una pieza deliciosa y truculenta de la cinematografía contemporánea. En un descampado, Brad Pitt se enfrenta a su destino en la forma del rostro de Kevin Spacey.
Morgan Freeman continuó el personaje que había hecho en "Pecados capitales" en el filme "Besos que matan", de Gary Fleder. El viejo y sabio detective en esta ocasión debe rescatar de la muerte a ocho mujeres. Por supuesto, detrás hay una mente perversa.
Otro filme menos conocido, "Sueños de un asesino", pretende darle una vuelta de tuerca a un tema que ya no tiene demasiados secretos. La película de Neil Jordan ("El juego de las lágrimas") es protagonizada por Robert Downey Jr., que con su carga de problemas de drogadicción a cuestas se ha transformado en uno de los mejores actores de los 10 años últimos -véanlo sino en "Ally McBeal". Cada vez que aparece, la serie rompe récords de audiencia en Estados Unidos-.
En "Sueños de un asesino" Annette Bening interpreta a una delicada pero decidida mujer que tiene la capacidad de conectarse ¿telepáticamente? (no queda claro en el guión) con un asesino. Podría ser una historial real, el FBI no duda en usar "mentalistas" cuando no quedan otras alternativas.
El recurso ya había sido usado en "El vidente", de Paul Marcus, con Kiefer Sutherland a la cabeza, donde que el hijo del legendario Donald encarna a un detective con poderes psíquicos. En la misma línea está la serie de televisión "Millennium", con un personaje llamado Frank Black capaz de ver "lo que el asesino vio". Un producto interesante de la factoría de Chris Carter.
Por supuesto, no nos olvidemos tampoco de "El silencio de los inocentes", de Jonathan Demme. Si bien en el argumento no hay un elemento sobrenatural, sí abundan los recorridos truculentos por la mente del doctor Hannibal Lecter (este personaje sí estuvo inspirado en la realidad. ¡Burr!) que hace unas semanas acaba de estrenar su segunda parte, sin Jodie Foster.
A fines de los "90, Russell Mulcahay dirigió un filme que le robaba, bastante mal hay que aclarar, elementos a la obra de Demme. "Resurrección" es un collage poco logrado en el que Christopher Lambert hace el papel de un detective que va tras los pasos de un sanguinario asesino con obsesiones satánicas. Tiene momentos verdaderamente incómodos, si algo se puede decir en su favor.
"La caza del unicornio asesino", de William Graham, no es una historia típica y parte de un hecho real. En 1977 el joven y destacado activista Ira Binhorn fue acusado de asesinar a su pareja Holly Maddux. Lo interesante del asunto es que Binhorn, agradable en público y oscuro en la intimidad, nunca fue atrapado y aún se lo busca.
Una de las últimas representaciones del tristemente célebre "Destripador" fue dirigida por Janet Meyer. "El destripador" es un telefilme sin demasiadas luces, pero protagonizado por Michael York.
Fue Tony Curtis, el carilindo que reinó en el Hollywood de los "60 y los "70, quien realizó una sobresaliente interpretación del estrangulador de Boston. El filme se exhibió hace unos meses en la televisión por cable y bien merece que se lo repita.
En "El coleccionista de huesos", de Phillip Noyce, el guión vuelve sobre ese tipo de psicópatas que tienen un motivo excéntrico para justificar sus acciones (pensemos en el asesino de "El silencio de los inocentes" que quería hacer ¡un abrigo con la piel de las mujeres que mataba!). Denzel Washington representa a un hombre brillante que desde su invalidez dará con ese núcleo fijo y delirante. Se trata de un filme, aunque exitoso, algo sobrevalorado.
No así "El talentoso Mr. Ripley", de Anthony Minghella. La novela de Patricia Highsmith fue llevada al cine en diversas ocasiones (en una de ellas con el legendario rostro de Dennis Hooper), y en esta oportunidad se trata de un producto equilibrado y estéticamente revelador. Matt Damon es un Mr. Ripley excepcional, conflictuado y para colmo macabro.
En la línea de los filmes que cuentan historias reales "Criaturas celestiales" es una obra mayor. El filme de Peter Jackson, con Melanie Lynskey y Kate Winslet, es tétrico hasta el paroxismo. Está basado en el asesinato que cometieron dos adolescentes en Nueva Zelanda contra la madre de una de ellas, obsesionadas con la idea de su separación. Años después se reveló que Juliet Hulme, una de las chicas, se había transformado en una famosa escritora. Su nombre: Anne Perry (sí leyó bien, la famosa escritora de best-séllers).
Muchos pero muchos años antes, en 1932, Bela Lugosi (sí, Bela Lugosi) interpretó al Dr. Mirakle en "Murders in the Rue Morgue", un filme, a pesar del título, levemente basado en el clásico de Edgar Allan Poe. A los fines del guión, Lugosi es un científico obsesionado con la idea de la evolución del mono al hombre. Para confirmar sus teorías necesita seres humanos, mejor si son mujeres jóvenes, pero ninguna de éstas sobrevive a sus experimentos.
En 1971 Vincent Price hizo el papel de otro científico desquiciado: Anton Phibes. La historia da cuenta de un maquiavélico doctor que acostumbra a tocar el órgano acompañado de una orquesta de autómatas, aunque el resto del tiempo se dedica a matar a los doctores que no pudieron salvar a su mujer en la mesa de operaciones.
De una u otra manera, algunos de estos seres fueron creados a partir de conductas reales. No pocos amantes del género recordarán a "Leatherface", el horroroso hombre de la motosierra de "La masacre de Texas". Bien, este muchacho, de rostro deforme y caninos detestables, está inspirado en la verdadera historia del asesino Ed Gein.
Sería un pecado olvidarse de la bandita de personajes que ha diezmado a decenas de actores entre 1980 y el nuevo milenio. ¿Hace falta mencionarlos? Bueno, ahí van: Michael Myers (cada Halloween es un pretexto para su regreso), Jason Voorhes (imposible dejarlo al margen a él y su máscara de hockey sobre hielo), Pinhead (un asesino de otra dimensión que tiene su propio club de fans) y finalmente Norman Bates, quien todavía mantiene largas charlas con el esqueleto de su madre. Mucho más desde que Gus Van Sant decidió filmar "Psicosis" de nuevo, plano a plano, pero en colores.
Wes Craven tiene varias medallas en su chimenea. No por nada fue director de la saga de Freddy Krugger. Pero quizás su mayor logro sea haber reactualizado el género de los asesinos seriales desde un lugar distinto: riéndose de ellos.
"Scream" es definitivamente el filme que marcó los "90 en esta materia. Todo comienza con una llamada telefónica a la dulce Casey. Luego llega el vértigo y la fascinante duda: ¿quién es el desquiciado de turno? Como corresponde, no lo sabremos hasta el final.

Claudio Andrade

   
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