Un legado histórico de incomparable belleza
Hotel Correntoso
 
  Como parte del Circutio Histórico de Villa La Angostura se encuentra el Hotel Correntoso. Enclavado en un peñasco sobre el Lago Nahuel Huapi su presencia no puede ser ignorada por ningún visitante de la zona. El hotel parece ser centinela del lago y también del cortísimo río Correntoso.
 
 

 

Si está pensando llegar  al Correntoso a pie no lo dude. Es una caminata relativamente corta y agradable para la que tal vez quiera usar  ropa cómoda. También puede llegar a él desde el cenro en bicicleta o, por supuesto, en su vehículo particular. Debe salir de la Villa en dirección Oeste como si se dirigiera al paso Fronterizo Cardenal Samoré. Sin duda no lo va a perder. Una vista particularmente bella ofrece el puente sobre el río Correntoso.

Construido en el año 1929 por don Primo Capraro, pionero oriundo de la región de Belluno, Italia, con la particularidad de que sus pabellones estaban hechos totalmente en madera. Estaba compuesto de 20 habitaciones, y un salón comedor. Dentro de sus visitantes ilustres cuenta a Don Humberto Illia.

Actualmente el hotel ha sido restaurado, cuenta con modernas comodidades como jacuzzi  y todo servicio cinco estrellas para el visitante. Permite disfrutar  sus incomparables paisajes mientras se disfruta de la mejor comida patagónica en su restaurante con vista al lago.

 

 

·Su historia:

 

En 1912 las incipientes colonias del lago Nahuel Huapi no eran precisamente tierra de turismo, pero la visión y la voluntad de Primo Capraro, radicado en Bariloche, fueron creando un verdadero paraíso. Con su hospitalidad habitual, Don Primo comenzó a recibir visitas y amigos en su establecimiento el Correntoso, donde llevaba adelante una explotación forestal. Las visitas llegaban por el lago, desde Bariloche, luego de un viaje que muchas veces se convertía en una aventura.

En 1917 Capraro instaló el muelle y lo que pasó a llamarse “Puerto Correntoso” (actualmente restaurado en su estado original). En 1922 el lugar ya contaba con un hospedaje de madera, el cual prestaba servicios a los amigos y familiares y también a los pescadores deportivos que los acompañaban. En 1929 Capraro encarga la ampliación del establecimiento, con 20 habitaciones, un muy buen salón comedor y la melodía de un piano (también restaurado).

Los turistas realizaban paseos lacustres, caminatas por las montañas y en invierno subían para esquiar en las pistas del cerro Dormilón, cruzando el Nahuel Huapi y caminando más de cuatro horas.

Francisco “Pancho” Capraro, hijo del pionero, dirigió el establecimiento en su época de mayor esplendor e hizo construir, en 1936, el primer edificio de mampostería. El hotel ganó prestigio internacional; los extranjeros llegaban y buscaban las codiciadas truchas en la boca del río Correntoso. Todo esto sucedía cuando recién comenzaba a crecer Bariloche, años antes de la inauguración de los grandes hoteles Llao Llao, Catedral y Termas de Puyehue, en los 40.

En las décadas del ‘40 y del ‘50 el hotel continuaba prestando buenos servicios, en especial en la época estival. El surgimiento de nuevas y modernas hosterías y cabañas comenzó a relegarlo y en el inicio de los ‘70 la familia Capraro decide venderlo.

El hotel operó desde entonces con grupos de estudiantes de colegios religiosos y con contingentes de jóvenes acampantes. Las anteriores dueños, la Misión Lanteriana, una congregación religiosa católica, decide cerrarlo a principios de los noventa. Durante más de seis años lució abandonado y comenzó a ser invadido por malezas.

 

·El Correntoso Hoy

 

El hotel combina la magia y los recuerdos de los pioneros y la calidez y el confort que el actual turismo demanda. Tal vez, allí radica su mayor secreto y encanto. La reapertura del Correntoso sólo puede ser comparable a la reinauguración de la hostería Nacional, en Isla Victoria, y en alguna manera al reinicio del Llao Llao.

 

El inmueble, prácticamente en ruinas, fue adquirido por Alejandro y Andrea Laurence en el 2003, por 1.4 millones de dólares. El predio, de dos hectáreas, incluye el chalet denominado “Casa de Piedra”, ubicado frente al hotel, el cual también fue reacondicionado y se comercializa junto a todos los servicios. El ingreso es desde la ruta 231, unos 500 metros después de cruzar el puente sobre el río Correntoso.

Actualmente el hotel dispone de 22 habitaciones, varias de ellas en suite, con panorámica vista hacia el lago y la naturaleza. En el futuro se habilitarán otras 24 y un sector de spa con pileta. Dispone de una lujosa sala de lectura con biblioteca, un salón comedor con vista al lago, el cual incluye una terraza vidriada y un completo bar, con cava a la vista, sector de video y TV, equipos de Internet y vista hacia la naturaleza.

 

En total, el inmueble tiene cuatro plantas, las cuales están unidas por ascensores y las históricas y amplias escaleras, impecablemente actualizadas. Se calefacciona por radiadores y lozas radiantes. Dispone de televisión satelital y una moderna planta de tratamiento de efluentes