Como es costumbre en el norte neuquino, en el mes de noviembre  se da inicio a un hecho de fundamental importancia que tiene como protagonista al hombre de campo. A partir de la segunda quincena los crianceros inician un largo camino con sus arreos hacia los campos de veranada, ubicados en la alta cordillera. Allí encuentran pasturas frescas y agua para sus animales.Este hecho, que caracteriza a las familias campesinas y que se denomina “trashumancia” motivó la realización de un importante proyecto para convertirlo también en una nueva oferta turística para la zona norte de la provincia.

Existe una iniciativa que le permite al turista o al habitante de un pueblo o de una ciudad participar de las interminables travesías que realizan los crianceros para trasladar sus animales a campos de veranada y luego a los de invernada. La travesía es a lo largo de 50 kilómetros en los que se comparte este singular estilo de vida que se denomina trashumancia y que consiste en trasladar los animales en épocas de verano a campos altos y en invierno a campos bajos en busca de las mejores pasturas y abundante agua para sus animales.

Los arreos se realizan durante la segunda quincena de noviembre y la primera de diciembre, tiempo durante el cual se inicia el camino desde la invernada hacia la veranada. El regreso se produce hacia la llegada del otoño, entre los meses de marzo, abril y mayo inclusive. 

 Una forma de vida
La trashumancia es un hecho tradicional en el norte provincial.

El circuito que hacen los trashumantes es la respuesta social a obstáculos físicos e históricos, es la adaptación obligada a ls condicionantes agroecológicos e institucionales. El espacio geográfico es percibido y sentido por los crianceros tanto en función de su pensamiento como de sus necesidades. El ámbito de trashumancia es así un espacio histórico social. Y los pasos y huellas recorridas por los transhumantes terminan entonces modelando su pensamiento.

La veranada se realiza en los valles de altura, excediendo la cota de los 1.200 metros, en la mayoría de los casos, mientras que la invernada se desarrolla en la meseta y valles inferiores, donde la escasez de agua y de pasturas se hace crítica a fines de la primavera.

Para los creadores del proyecto, es importante considerar la promoción de la actividad “arreos” como una nueva alternativa, integrándola a la oferta turística de la provincia. Una de sus ventajas es el bajo nivel de inversión exigido.

Diario Río Negro 23 de noviembre de 1998

El campo y la trilla
Diversas son las actividades que tienen como protagonistas al hombre y la mujer de campo, entre ellos juegos campesinos con bailes criollos.

Una de las demostraciones que acapara la atención es la trilla, actividad que consiste en separar en el trigo el grano de la paja, el que luego es utilizado para la confección de harina. Esta actividad se ha realizado históricamente en la zona norte, que en otros tiempos poseía una notable producción triguera. Del trigo se obtenía la harina para hacer el pan, las tortas fritas y el ñaco y se transformó sin lugar a dudas en el cereal más importante de la zona norte, en tiempos en que no había lugares para comprar y la gente de campo vivía del trabajo de la tierra y de los animales. Pero aún hoy, en distintos puntos de la región, se continúa con la tradición que se vio reflejada en el encuentro campesino.

En la fiesta, cada parcela de tierra cuenta con frondosos árboles, canales, pequeñas pasarelas rudimentarias y amplios espacios donde realizar las labores Se dispuso una “era” para poder hacer la trilla y que la gente pudiera disfrutar en toda su magnitud. La era es una superficie circular variable en amplitud, según sea la cantidad de trigo que se va a disponer en el lugar para trillar.

En el campo todo comienza con la siembra y cuando llega la madurez del grano se efectúa la cosecha. La misma se realiza en forma manual y utilizando lo que se llama “hoz o hechona”. El trigo cortado se junta y se carga a un carro tirado por caballos o yeguas y, para evitar que se disperse, se lo ata con sogas y se lo traslada hacia la “era” surcada de postes o estacas donde se tienden los alambres necesarios con el fin de que los animales, apisonen el trigo realizando una ronda y no se escapen.

Diario Río Negro 13 de diciembre de 2004