Todas estas historias fueron captadas por el historiador Isidro Belver, un poblador de Huinganco, en una reseña que se conoce con el nombre de Malal Meulen que significa “la querencia del viento”. La mina de oro de los Jesuitas es una leyenda que perdura en los viejos mineros quienes aseguran que en las costas del Neuquén, entre el Colo y Cura Mallín, los misioneros jesuitas por indicación de los pehuenches, habían descubierto y explotaban una muy rica mina de oro. Al producirse la expulsión de los jesuitas de toda América en 1767, los misioneros derrumbaron y tapiaron la entrada a la mina, pero habrían dejado a otros misioneros el secreto de su ubicación y se habría seguido sacando oro de allí hasta que llegó el ejército argentino a la región en 1879. Pero también hay quienes sostienen que aunque la entrada fue tapiada por un derrumbe, cerca del Cajón de los Guañacos hay una angosta y profunda grieta que lleva hasta el corazón de la mina y que el único que la encontró fue el norteamericano Corydon Hall -yerno de Olascoaga- en 1892 y que fuera asesinado por bandoleros chilenos en 1902 en su casa de La Primavera robándole 12 kilos de oro. |