|
Al comienzo, bajo la atenta mirada del “El Gigante” en la costa rionegrina, trabajando dentro y fuera del área inundable, se incorporaron al dato científico los aleros de Los Sauces, El Polvorín, Los Alamos, del Dique, introduciéndose para figurar en las páginas del testimonio escrito e ilustrado, El Salitral de El Chocón, Aguada de Barrera, Aguada Real de Pancho y otros lugares que allí estuvieron con silencios de cientos de años. Fueron apareciendo indicadores arqueológicos no solamente de posibles tehuelches andariegos ¿y anteriores humanos? paseándose en manos de expertos con pasión por remotos pasados, mientras no muy lejos enormes camiones y hombres de varias nacionalidades iban dando forma a la “Obra del Siglo”. Así se comprobó la ocupación de –por ejemplo- el abrigo El Polvorín “desde una etapa que puede llevarse hasta el 4.500 AC (hasta una ocupación reciente con alfarería). El hallazgo más notable lo constituye el entierro de una mandíbula humana (probable trofeo), hallazgo que se repetirá en el bajo del Salitral”. Las excavaciones permitieron deducir tres momentos de poblamiento en esa parte del Limay (el Lime de Falkner) por ciertos hallazgos: piedras para moler, instrumentos líticos, huesos, restos de roedores y moluscos de río que llevaría a recolectores pescadores. Cerámicas y puntas de proyectil indicaban otro grupo que “pervivieron después de haber recibido la evidente influencia araucana, hasta etapas muy recientes. Los pobladores más arcaicos, por una razón lógica de empuje, se fueron replegando hacia el sur y hacia el este (costa), donde llegó su desplazamiento a través de las cuencas hidrográficas. Los grupos de ‘Cazadores Superiores” parecen haberse desplazado, en cambio, por la meseta” expresaría en escrito la experta Bórmida (Salvataje, 1980). Ella también estimó que aquellos pobladores se movían en un radio de no más de diez kilómetros lo que indicaría un autoabastecimiento, destacando “que la introducción de la cerámica y la cestería, técnicas poco frecuentes en los patrimonios culturales patagónicos, han sido ubicados en los sitios de El Chocón a nivel estratigráficos y fechados por primera vez para el área norpatagónica, marcando un importante testimonio”. Por supuesto, el examen radiocarbónico ayudó muchísimo para precisar el tiempo pasado, los humanos que por allí anduvieron, sus útiles, alimentos, etc. por Héctor Pérez Morando |