10 kms más allá del punto de partida espera el límite internacional con Chile, el lugar de la llegada.
La travesía pasa sobre varios rápidos de grado 4 (la escala va de 1 a 6, de acuerdo a su grado de dificultad y peligro).
Dentro de las medidas de seguridad que cuenta el paseo se incluye un kayak que rescata a quien caiga al agua.
Los nombres de los rápidos, que deparan saltos espectaculares, son caprichosos y risueños. Así se encuentra el “Cajón de Terciopelo”, el “huevo revuelto”, el “intestino”, la “garganta profunda” y un imposible paso entre rocas, que fue bautizado como “vaselina”.
La indumentaria necesaria para la travesía es el traje de neoprene, el salvavidas y el casco. El guía explica los principios de seguridad y como hacer para maniobrar la balsa. Un experto kayakista acompaña a la balsa y ayuda inmediatamente a los que caigan al agua.Durante los primeros kilómetros, el río corre apaciblemente, que permite al visitante admirar las imponentes estribaciones del cerro Bastión.