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El Museo de la Patagonia, fundado
y construído por la Administración
de Parques Nacionales, fue inaugurado el 17 de Marzo
de 1940.
La institución fue creada con el objetivo
de preservar, investigar y acercar a los visitantes
información y objetos relevantes de la cultura
de la región.
El museo ocupa el ala este del complejo edilicio
del Centro Cívico de San Carlos de Bariloche,
diseñado por el arquitecto Ernesto Estrada
y declarado Monumento Histórico Nacional.
Lleva el nombre “Francisco Pascasio Moreno”
en memoria de quien donara al Estado Nacional tierras
de su propiedad para la creación del primer
parque público de la Argentina.
El primer director del museo fue el Sr. Enrique
Amadeo Artayeta, a quien la Administración
de Parques Nacionales le adquirió la primer
colección antropológica que se exhibió.
En la actualidad, la institución reúne
una extensa colección etnográfica
e histórica que se ha ido incrementando a
través del tiempo gracias a donaciones, legados
y como resultado de investigaciones realizadas.
Posee, además, una biblioteca especializada,
mapoteca, videoteca, pinacoteca y archivo.
Entre las actividades que realiza podemos mencionar
la organización de cursos y exposiciones
temporarias.
Asociación Amigos del Museo
En 1985 se constituye la Asociación Amigos
del Museo (ASAM) con el objetivo de apoyar moral
y económicamente la gestión del Museo
de la Patagonia.
Esta asociación civil -sin fines de lucro-
contribuye facilitando la investigación en
áreas específicas, financiando la
realización de exposiciones temporarias,
colaborando en la capacitación del personal,
financiando gastos operativos, realizando facsímiles
de piezas arqueológicas, editando libros
de divulgación, comunicaciones científicas,
folletería, etc.
Sala de Ciencias Naturales (Planta
Baja)
El Parque Nacional Nahuel Huapi
se caracteriza por tener una gran diversidad de
ambientes que van desde la húmeda selva valdiviana
-en el oeste- hasta la vegetación arbustiva
de estepa en el este.
En la sala de Ciencias Naturales se encuentran representados
algunos de estos ambientes, con su flora y fauna
característicos.
En Puerto Blest, área en que las precipitaciones
alcanzan los 4000 mm. anuales, se desarrolla una
verdadera selva.
Vegetación boscosa -con predominio de coihues
(Nothofagus dombeyi) en las zonas mas bajas y lengas
(Nothofagus pumilio) en las zonas mas elevadas-
aparece a medida que las precipitaciones disminuyen.
La estepa domina en la zona oriental del área
protegida. Allí, las precipitaciones oscilan
entre los 500 y 700 mm. Neneos y coirones son las
especies vegetales más abundantes.
Sala de Arqueología (Primer
Piso)
La reconstrucción del
pasado prehistórico se efectúa a través
de elementos que el Hombre ha modificado, transportado
o utilizado, es decir restos materiales tangibles.
En base a ellos es relativamente sencillo desentrañar
cómo una sociedad subsistía, conociendo
los útiles, armas, restos de alimentación
que se hallan en una excavación arqueológica.
Otros aspectos tales como el idioma hablado por
pueblos prehistóricos, así como sus
ideas, están irremediablemente perdidos.
No obstante, algo de su ideología –su
cosmovisión- ha quedado plasmada en el arte
rupestre.
Esta sala muestra diferentes expresiones de la cultura
humana en Patagonia.
Se recrea el sitio Los Toldos –provincia de
Santa Cruz- que atestigua presencia del Hombre en
Patagonia desde hace 13.000 años y se exponen
resultados de investigaciones realizadas en Cuyín
Manzano, provincia de Neuquén.
También se pueden apreciar fotografías
que nos muestran diferentes expresiones de arte
rupestre: pinturas o grabados sobre paredes rocosas
que efectuaron distintas sociedades en el pasado.
Podemos observar –asimismo- distinto tipo
de intrumentos, desde aquellos realizados por los
predecesores de los Tehuelche hasta los traídos
desde Chile por los Mapuche en el Siglo XVII.
Sala de Etnografía (Primer
Piso)
incluye información, fotografías
y objetos diversos de cinco grupos étnicos
que habitaron la Patagonia.
Yámanas o Yaghanes
Ocupaban la costa meridional de Tierra del Fuego
y todas las islas del archipiélago del Cabo
de Hornos. El grupo mas numeroso ocupaba el Canal
de Beagle.
Su economía se basaba en la recolección
de frutos silvestres y mejillones. Focas y lobos
marinos eran también parte de su dieta y,
para cazarlos, usaban arpones -armas arrojadizas
de asta pesada y recta de unos 3 metros de largo-.
El principal medio de transporte eran las canoas,
elaboradas con tres trozos de corteza de árbol
cosidas entre sí y reforzadas por una estructura
liviana de varillas de madera.
Selk´nam u Onas
Habitaban el interior de la Isla Grande de Tierra
del Fuego.
Eran cazadores nómades. Subsistían
sobre la base de la caza de guanacos. Consumían
también carne de cauquenes.
Tehuelche
A la llegada de los españoles existían
dos grupos principales con una frontera aproximada
en el río Chubut. Hacia el norte, los Gunun
a Kunna (Tehuelche Septentrionales) hasta los ríos
Limay y Negro; hacia el sur los Aónikenk
(Tehuelche Meridionales) hasta el Estrecho de Magallanes.
Eran cazadores nómades y recolectores. Guanacos
y ñandúes eran sus principales animales
de caza. Como complemento recolectaban raíces
y algunas semillas con las que hacían harina.
Los métodos de caza variaron con el tiempo,
a medida que evolucionaba su cultura.
Los Tehuelche antiguos cazaban a pié y con
arco y flecha. Luego de la llegada de los españoles
(Siglo XVI) adoptaron el caballo y la actividad
de caza se convirtió en ecuestre. El arma
fundamental pasó a ser la boleadora.
Pehuenche
Habitaron la zona cordillerana del centro y norte
de Neuquén.
Los bosques de araucaria de la región dieron
origen al nombre de la etnia y les proporcionaron
su alimento básico: el piñón.
Para abastecerse de piñones, cada banda o
parcialidad disponía de su propio bosque.
La caza de ñandú, guanaco y huemul
era otra actividad que desarrollaban para proveerse
de alimento. Tambien pescaban y recolectaban frutos
silvestres.
La cultura pehuenche recibió tempranas influencias
de grupos Gunun a Kunna y de los Mapuche cuya lengua
adoptaron.
La economía de este grupo aborigen se transformó
completamente a raíz de la incorporación
del ganado.
En el Siglo XVIII este pueblo cumplió una
importante función en el circuito comercial
del tráfico de hacienda, ya que los principales
pasos cordilleranos se encontraban en su territorio.
Mapuche
Los grupos considerados antecesores de los Mapuche
se establecieron en la zona de los lagos precordilleranos
del Valle Central de Chile alrededor de 500 años
después de Cristo.
Constituyeron grupos reducidos que basaron su supervivencia
en la caza, la recolección y el cultivo de
papas en pequeños huertos ubicados en terrenos
húmedos.
A la llegada del español, el pueblo Mapuche
-la “gente de la tierra”- habitaba la
región ubicada entre los ríos Itata
y Toltén.
Empujados por la persecusión española
y atraídos por el ganado salvaje, los Mapuche
comenzaron a ingresar en el actual territorio argentino
a partir del Siglo XVII.
Progresivamente fueron ocupando la zona comprendida
por las provincias de San Luis, sur de Córdoba,
La Pampa, Neuquén y Buenos Aires, hasta que
la avanzada militar de finales del Siglo XIX los
llevó a instalarse al sur del río
Limay.
El ingreso masivo del pueblo mapuche en territorio
argentino significó un cambio considerable,
tanto para las culturas autóctonas como para
ellos mismos. La actual población paisana
de las provincias de Neuquén, Río
Negro y Chubut es resultado de este largo proceso
de mestizaje e intercambio cultural.
Los ambientes en los que se desenvolvió la
cultura mapuche en Chile, permitieron el desarrollo
de una agricultura en pequeña escala con
cultivos de maíz, papa, quínoa, calabaza,
habas y ají, entre otros.
La recolección de plantas silvestres, la
caza y la cría de llamas, la pesca y recolección
de mariscos en la costa completaban los recursos
alimenticios.
Al trasladarse a la Argentina, el pueblo mapuche
siguió practicando la agricultura –principalmente
en Neuquén- y elaborando sus manufacturas
tradicionales. Emplearon la madera para la confección
de elementos de uso cotidiano. Se destacaron como
orfebres, en talabartería y tejido.
Estas actividades -junto con el tráfico de
ganado- fueron la base de su subsistencia.
A fines del Siglo XVIII, los Mapuche controlaban
los arreos de ganado que -partiendo de la pampa
húmeda- trasladaban por los pasos neuquinos
para comerciar en Chile.
La desaparición de los animales sueltos y
la expansión de la frontera, obligaron a
los indígenas a apropiarse por la fuerza
del ganado de las estancias, convirtiendo estos
“malones” en su principal fuente de
recursos.
Sala de Historia Regional
(Primer Piso)
La historia de la Patagonia, desde
la llegada del hombre blanco, es la historia de
un largo conflicto entre dos mundos diferentes.
A partir del Siglo XVII, exploradores, misioneros
y aventureros arribaron a territorio indígena
entablando relaciones de diversa índole con
las comunidades aborígenes.
Exceptuando los contactos esporádicos entre
los navegantes exploradores que surcaron las costas
patagónicas -durante los Siglos XVI y XVII-,
las primeras expediciones españolas que se
adentraron o intentaron adentrarse en territorio
patagónico provinieron de la Gobernación
de Chile.
Las expediciones terrestres organizadas desde los
dominios españoles situados al oriente de
la Cordillera de los Andes fracasaron debido a las
grandes distancias que debían recorrer hasta
los territorios patagónicos y al profundo
desconocimiento de las características del
terreno.
El motivo esencial que dio origen a estas expediciones
fue la búsqueda de la legendaria “Ciudad
de los Césares”, supuesta ciudad rebosante
de tesoros y riquezas, presuntamente ubicada en
el sur de América.
Las relaciones que se fueron generando entre los
grupos exploradores y las poblaciones aborígenes
no siempre fue confrontativa, se sucedieron momentos
de intercambio y momentos de enfrentamiento.
Los frágiles vínculos establecidos
se fueron deteriorando progresivamente, marcando
el choque entre una sociedad europea o criolla –decidida
a expandirse- y una sociedad indígena dispuesta
a proteger sus territorios.
Con la denominada “Conquista del Desierto”
, los intereses económicos de ganaderos,
empresarios y políticos de aquella época
lograron su objetivo: la desintegración cultural
indígena.
En nombre de la civilización y el progreso
se justificó la desarticulación de
culturas organizadas -que llevaban siglos de ocupación
del territorio patagónico- imponiéndoles
un modelo cultural ajeno a su identidad que los
condenó a la marginación, a la miseria
y al abandono. Una lenta agonía que redujo
drásticamente su población.
Las diferentes etapas de desarrollo de la Patagonia
–exploración, colonización,
primeros asentamientos, desarrollo de las estancias
ganaderas, industrialización y concentraciones
urbanas- pueden ser apreciadas en esta sala a través
de documentos, fotografías e implementos.
Información General
Horarios de Atención: Martes a Viernes de
10.00 a 12.30 hs. y de 14.00 a 17.00 hs.
Sábados de 10.00 a 17.00 hs.
Domingos y Lunes permanece cerrado.
Teléfono: (02944) 422309
E mail: museodelapatagonia@apn.gov.ar
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