La fascinante meseta de Somuncura: para cuidarla.
Es una área protegida de la provincia de Río Negro que alberga especies y paisajes únicos. Se la considera un espacio para investigación y por tanto el turismo está algo restringido o controlado. Hay áreas que se visitan con guías expertos. Se pueden realizar avistajes de la flora y fauna autóctonas..
Con una superficie de 34.650 kilómetros cuadrados. La meseta de Somuncura es el segundo reservorio de agua más importante de la Patagonia y una de las más preciadas áreas protegidas de Río Negro que hoy se abre parcialmente a un turismo controlado. La meseta es un gigantesco basalto esponjoso y agrietado que se supone filtra durante el año la nieve que cae que luego aflora convertida en agua por distintas laderas que se convierten en verdes valles. Según estimaciones esconde en sus entrañas aproximadamente 90 millones de hectómetros cúbicos de agua, lo que la convierte en un área natural de un incalculable valor natural. En ese marco se han fijado siete áreas de ingreso con distintas categorías en las cuales el turista podrán realizar avistajes de la fauna y flora existente, así como una geografía tan especial como bella. Los recorridos se harán en compañía de un guarda ambiental elegido especialmente para cada una de los circuitos Valcheta-Chipauquil; Sierra Grande-Arroyo Ventana-Cona Niyeu-La Maciega; Maquinchao-El Caín; Los Menucos-Prahuaniyeu-Vaca Laufquen-El Caín; El Caín-Pilquiniyeu; Los Menucos-Comicó-Yamninué-Treneta y Valcheta-Paileman.En estos circuitos el turista se encontrará con la inmensidad del lugar, con recursos arqueológicos y paleontológicos y ese es el motivo que no se autorice a un turismo masivo sino orientado a la investigación.Este gran reservorio parece una ironía al levantarse en el medio de la Línea Sur rionegrina donde la mayor necesidad es el agua tanto como en la misma cima de la meseta arriba de los 1.050 metros. La gran sequía de 2007 dejó en el recuerdo aquellas lagunas temporarias, la que hoy se han convertido en gigantes ollas vacías.La flora y la fauna son impactantes y "allí se encuentra la mayor cantidad de especies de lagartos de todos los colores con una característica más que llamativa: caminan luciendo fuertes amarillos, verdes y naranjas pero cuando se posan sobre una roca volcánica al sol basta unos minutos para que adopten el mismo color de la roca y "desaparezcan como por arte de magia". Entre otros secretos que encierra la fauna de la meseta está el pilquín, liebres europeas, así como micromamíferos representados con una especie de marsupial muy chiquito al que la gente del lugar lo llama ratón sin cola que si bien está clasificado como un marsupial aún se investiga la especie para saber en realidad de qué se trata. Se puede observar una gran variedad de ranas e invertebrados, especies únicas de Somuncura. Alberga a unos cinco tipos de ranas de las cuales no se conoce registro en el mundo de unos 2,5 centímetros negritas o grises y patas largas. Además existen especies aún no determinadas y únicas en el mundo que han generado el interés de la investigación internacional. Sus habitantes La meseta de Somuncura alberga a 3.800 habitantes, la mayoría de ellos pequeños crianceros, que transitan la meseta a caballo. En la era de las comunicaciones y de los celulares ellos se siguen manejando como sus antepasados: con el humo espeso que desprende una tuna resinosa. Su gran satisfacción es ser el primero en subir a la loma y encender el arbusto, lo que significa ser el que más madrugó esa mañana. Este ancestral sistema de comunicación es también utilizado cuando hace mucho que no se sabe nada del vecino. Hacen humo y esperan que respondan con otro. Sino es así es porque se fue al pueblo o algo pasa y allí es el caballo que los lleva de visita para constatar si hay o no necesidad de ayuda. Los habitantes de la meseta viven de manera muy primitiva en pequeñas y precarias viviendas de piedra pero son dueños de impagables atardeceres, cielos interminables y los más estrellados para quienes han tenido la oportunidad de compararlos pero alejados de una mano que ayude o un oído que escuche sus necesidades a este puñado de rionegrinos que realmente hacen patria en lugares donde sólo se puede acceder a caballo.