Fue levantada por arquitectos y albañiles italianos traídos por los salesianos que además dejaron su sello para siempre en lo alto de la estructura; la bandera italiana pintada en los ladrillos que aún se observa en la parte trasera de la catedral sobre una de las naves laterales, así como una cruz de patas iguales en la nave central.

Al lado de la catedral funcionó el hospital San José donde el enfermero don Artémides Zatti, beatificado por la Iglesia Católica, desarrolló sus primeras tareas. Este edificio fue demolido en 1940 para construir lo que es en la actualidad la sede del Obispado de Viedma.

De esta forma, en aquel entonces, y contando las escuelas de María Auxiliadora para mujeres y de los salesianos para varones, se cubría una manzana con edificios vinculados al servicio social, educación, a la salud y religión que era parte de la formación cultural que recibían los jóvenes de aquella época.

El presidente del Colegio de Arquitectos de Viedma, Ricardo Pratti, recordó que entre 1960 y 1970 una crisis importante en la iglesia, especialmente en el sector de los salesianos, los obligó a vender propiedades y varias cayeron en manos particulares. “Lamentablemente no fue respetado el patrimonio arquitectónico cultural y esos edificios fueron víctimas de la piqueta y gran parte fueron demolidos”.

Destacó que lo que mejor se conserva es el edificio San Francisco de Sales –donde hoy funciona la biblioteca Mitre– y que la catedral está intacta aunque necesita algunas refacciones.

 ·Más de dos millones

La Nación dispuso un presupuesto de 2.700.000 pesos para la reconstrucción de la manzana histórica de Viedma. Ese monto alcanzará para la reconstrucción de la escuela María Auxiliadora, algunas refacciones en el edificio de San Francisco de Sales, para solucionar problemas de humedad en el techo y paredes de la Catedral y otros en el Obispado.

Esta es una obra importante que viene a devolver un poco de todo lo que perdió Viedma con la etapa de la privatización y la venta a particulares de edificios históricos. Los planos están, sólo esperan el resultado de la licitación para su realización. El plazo de ejecución es de dos años.

 ·Más conciencia

El patrimonio arquitectónico es parte de la historia y las raíces de los pueblos y también tiene una significación actual desde el punto de vista turístico. “Es llevar al turista a conocer ese pedazo de nuestra historia”, sostuvo el presidente del Colegio de Arquitectos de Viedma, Ricardo Pratti, al lamentar que en esta capital “falta conciencia del valor de las cosas como sucede en otras ciudades. Por ser poco lo que ha quedado en pie debería ser mucho  más valorado”.

Consideró que el patrimonio de los pueblos no es otra cosa que “muestra de historia e identidad. Si perdemos la memoria y los edificios que nos llevan a recordar nuestra historia estamos dejando secar nuestras raíces y qué tipo de sociedad vamos a generar si nos desprendemos de nuestra historia, de los que hicieron esta Patagonia que tanto se valora en los discursos y poco en los hechos e inclusive alcanzar el sueño de que Viedma se convierta en una ciudad turística en esta Comarca única con sus puentes, la cercanía al mar y con el patrimonio histórico en Patagones. La recuperación de la capilla puede ayudar perfectamente, desde lo cultural, a reforzar esta intención turística que la Comarca dice tener y en la que Patagones viene trabajando más rápido mientras que Viedma debería acelerar los pasos para que no se pierda lo poco que nos queda”.