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La reafirmación territorial en la Patagonia tuvo nacimiento
con la ley 215 de agosto de 1876, que dispuso la ocupación
de tierras límites con los ríos Neuquén
y Negro y además autorizó al Poder Ejecutivo
“para invertir fondos en la adquisición de vapores
adecuados y en la exploración del Río Negro,
como una medida auxiliar de la expedición por tierra”
(sic). La hábil y capacitada ingeniería naval
inglesa, por medio del astillero “Cammell”, de
Laird Bross, proyectó y construyó con aceros
y maderas aquella nave tipo “transporte” (en la
jerga marinera) que sería destinada a ríos de
la norpatagonia. Su construcción fue por contrato entre
el gobierno argentino y dicho astillero y costó 4.750
libras esterlinas. Tenía 36,30 metros de eslora, 6,70
de manga, puntal de 2,20, calado de 0,75, desplazando 120
toneladas, y su propulsión mediante máquina
horizontal de alta presión 120 HP, desarrollando 8,5
nudos de velocidad. Combustión a carbón -de
Cardiff, por supuesto, no teníamos el de Río
Turbio- con carbonera para 17 tn. Casco de acero con cuatro
compartimentos estancos y su tracción -lo más
importante-, mediante dos ruedas laterales con paletas fijas.
Podía albergar a 16 tripulantes.
Simultáneamente se construyó otro vapor para
igual destino pero de menor tamaño y potencia. Ambos
llegaron desarmados al puerto porteño, lo mismo que
chatas auxiliares. Luego, de idéntica forma, por medio
del paquete “Santa Rosa” se los transportó
a Carmen de Patagones para su armado y puesta en servicio.
Llegaron el 20/12/1879. Por decreto, al vapor que hemos descripto
se lo bautizó “Río Negro” y a su
casi gemelo, “Río Neuquén”. El “Río
Negro” tomó el nombre de su homónimo que
fuera construido en el Riachuelo -vapor aviso- llamándose
inicialmente “Itapirú”, que también
anduviera navegando entre Carmen de Patagones y Choele Choel.
El ensamble de los vapores estuvo dirigido por el ingeniero
inglés Guillermo Wood, con personal especializado e
intervención del marino Erasmo Obligado, jefe de la
Escuadrilla del Río Negro, en precarias instalaciones
a orillas del río de los Sauces en Carmen de Patagones.
El armado del “Río Negro” se demoró
porque hubo que esperar algunas chapas de repuesto dado que
originales se perdieron en la descarga. Por eso el “Río
Neuquén” fue botado primero, en mayo de 1880,
y de inmediato hizo viajes a Choele Choel y puntos intermedios.
Por fin el 6 de octubre de aquel año el “Río
Negro” se balanceó en el “tercer río
más importante de la Argentina”. La ceremonia
contó con la presencia del coronel Lorenzo Vintter,
marinos destacados en el lugar y vecinos, pero los escritos
no dicen si hubo brindis con champagne francés, guindado
o vino patero de los maragatos. Ambos vaporcitos se constituirían
en piezas fundamentales para el transporte fluvial, principalmente
por el Negro, algo del Limay y parte del Neuquén, casi
en la Confluencia, donde hubo un atracadero.
Transportó tropas, pertrechos, abastecimientos y también
pasajeros civiles, sin olvidarnos de algunos científicos
y aborígenes presos. Luego de la primera frustrada
navegación del “Río Neuquén”
con Erasmo Obligado como comandante y que no pasó por
el Limay, unos pocos kilómetros de la Confluencia,
llamaron al lugar con nombre apropiado, “Vuelta del
Desengaño”, y regresaron a Patagones.
El objetivo del gobierno y de los marinos era llegar navegando
por el Negro y Limay al Nahuel Huapi. Se optó por el
“Río Negro”, con más potencia, eligiéndose
el sábado 8 de octubre de 1881 para la partida de Carmen
de Patagones. Enfrente, Viedma era asiento de la Gobernación
de la Patagonia con Alvaro Barros. Bien equipado: lancha tinglada
para 12 remos y dos botes, 35 rifles Remington, diez revólveres
y 6.000 cartuchos, víveres secos para cuatro meses,
19 toneladas de carbón inglés en carboneras
y bolsas y cantidad apreciable de instrumentos científicos.
La jefatura, a cargo del teniente coronel Erasmo Obligado,
comandante teniente Eduardo O’Connor, srio. subteniente
Santiago J. Albarracín y piloto Edmundo Moyzés.
Además, el práctico Angel Battilana, cirujano,
maquinista, tres timoneles, personal subalterno, once marineros,
foguistas y soldados. Se puede decir que aquel viaje inaugural
del “Río Negro” no tuvo mayores problemas,
pero el peñón en la desembocadura del Collón
Cura fue infranqueable. Regresaron.
Obstinados, emprendieron el segundo viaje exploratorio también
desde Patagones y otra vez al mando de Obligado. Nuevamente
el Limay en dicho paraje se hizo presente con su roca impasable.
Otro fracaso. Para el tercer viaje tomó el comando
Eduardo O’Connor -en razón del viaje a Europa
de Obligado-, quien con la experiencia adquirida había
hecho construir en el Tigre una lancha especial para la eventualidad
de no poder continuar la navegación desde el Collón
Cura. Ocurrió lo imaginado, pero O’Connor con
unos pocos hombres prosiguieron navegando en la lancha, llegaron
al Nahuel Huapi y recorrieron sus costas llamando a la embarcación
“Modesta Victoria” (1883). De regreso, en “Chichinal”
(Chichinales) los esperaba el vaporcito (1884).
En el improvisado astillero de Patagones y siendo su comandante
el teniente Augusto Grasso, es sometido a reparaciones generales
que incluyen desmonte total de la máquina. La demora
en recibir repuestos desde Inglaterra produce su inactividad
durante 1885 y ’86, y al año siguiente entra
nuevamente en servicio. A partir de 1888 reanuda sus viajes
a Choele Choel, Fuerte Roca y la Confluencia bajo la dirección
del teniente de fragata Hortensio Twaites, transportando tropas
del ejército, pertrechos, colonos de la zona y abastecimientos.
Desde 1890 a 1895, con otras naves de la Escuadrilla del Río
Negro, es arrendado a la firma Diego Castro realizando viajes
-comerciales algunos- hasta Choele Choel. En 1895 es restituido
a la Armada, pero el pésimo estado obliga a nuevas
reparaciones. En los dos años siguientes concreta varios
viajes a Fuerte Roca y en 1898 choca al pontón “Triunfo”,
al que hunde. En 1901 entró en declive. Las correrías
náuticas por el río de su mismo nombre habían
mellado su vida. Ya no cargaba leña para las calderas,
sustituto del carbón importado. Fue espaciando la espuma
de las dos grandes ruedas motrices y en 1902/03 permanece
amarrado en Patagones y se integra al cuadro silencioso que
conociera a Francisco de Viedma y Narváez desde 1879.
No tenía tripulantes, solamente dotación para
custodia y limpiar los bronces. Termina siendo pontón-depósito
y en 1904 se fue a pique. Parcialmente reflotado, le llega
el fin: desguace y venta como chatarra. Nació en la
Albión del mar del Norte y terminó en el río
Negro patagónico. Como su nombre.
Héctor Pérez Morando
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