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Una visita al placer del vino

     
 

“De la cocina, de los paseos y del vino lo que hay que rescatar es el placer”. Así comienza Juan Garabito la visita a las bodegas Humberto Canale de General Roca. “La comida y el vino son una oportunidad de compartir y en ese gesto está su esencia”.

“De la cocina, de los paseos y del vino lo que hay que rescatar es el placer”. Así comienza Juan Garabito la visita a las bodegas Humberto Canale de General Roca. “La comida y el vino son una oportunidad de compartir y en ese gesto está su esencia”.

En nuestro país la invitación al placer del vino parece haber prendido. Con nuevas plantaciones de viñedo en todas las latitudes, Argentina ofrece hoy vinos que originan desde Salta hasta Chubut en una franja de 2500 kilómetros que permiten que todo sea posible, ubicándonos entre los cinco primeros países en términos de la calidad de sus vinos.

Los argentinos también parecen entender mejor el misterio del vino. A pesar de que ha disminuido fuertemente su consumo (pasamos de 90 litros por año por persona en los 60s a solo 29 en estos días), los consumidores han aprendido a apreciar calidad. Hoy los vinos consumidos son mayoritariamente finos, quedando la damajuana como un recuerdo de infancia.

“Es que”, explica Juan Garabito, “a mediados de los 90 ingresaron al país tecnología y conocimientos que las bodegas ya existentes y las que aparecieron a partir de allí han sabido usar. Hoy se producen vinos de mucha calidad”.


Vinos de las zonas frías
El Valle es un oasis en el medio del desierto. Humberto Canale inició el cultivo de vid exactamente en la parcela donde se encuentra hoy la bodega a comienzos del siglo XX, entendiendo que las condiciones eran óptimas para esta producción.

El valle evolucionó mayoritariamente en la dirección de frutas de pepita más debido a las necesidades del mercado inglés que a la falta de precisión en la apreciación que hicieran Humberto Canale en aquel momento. “Las características del clima de esta zona hacen que se produzca fruta muy sabrosa, con aromas y sabores particulares y concentrados”. La uva no es excepción. “Nosotros creemos que el sabor del vino se origina en el clima mucho más que en la tierra en la que se cultiva la uva,” relata nuestro anfitrión.

Los fríos inviernos y la gran amplitud térmica entre el día y la noche, permiten una lenta maduración de las uvas. Sumado a ello, las escasas precipitaciones (190 mm. por año) y el constante viento evitan el desarrollo de hongos. Los viñedos son así naturalmente sanos sin requerir de fumigaciones. Esto es “carácter patagónico.”

En cada palabra, en cada explicación y en cada gesto, Juan Garabito nos habla de su estrecha relación con el vino. Nacido en el predio de la bodega Humberto Canale, tiene una vida asociada a su producción. En su relato, los datos se confunden con la emoción de alguien que siente el vino en el alma.


La empresa
Humberto Canale fue miembro de la tradicional familia Canale de la ciudad de Buenos Aires --particularmente famosa por los bizcochitos Canale. Llegó a la zona cuando asomaba el siglo. Evaluando las condiciones del clima, suelo y precipitaciones, decidió cultivar vid. En esa misma parcela se estableció luego la bodega que fue creciendo en el volumen de vino producido y últimamente en la altísima calidad que ha pasado ha ser característica de la marca.

Hoy maneja la empresa el Ing. Guillermo Barzi Canale, -cuarta generación de la familia-, con la misma pasión que el primer día y con la misma convicción de que contando con el conocimiento y las ganas, se pueden producir vinos de excelente calidad en la zona. Prueba de ello son los muchos premios ganados en concursos internacionales.


Del nacimiento a su copa
El vino nace en el viñedo por lo tanto la calidad de la cepa es fundamental. La bodega Humberto Canale conjuga lo nuevo y lo tradicional. Además de nuevas cepas implantadas, siguen trabajando con las de otrora. Alguna plantación tiene más de 70 años.

La forma en que se disciplina el viñedo a través de la poda es también una componente importante a la hora de producir buena materia prima. El volumen de uva producido por hectárea define las características de la uva. Una producción acotada --7000 a 8000 kilos por ha—marca productos de alta gama, porque la concentración de taninos, ácidos y color en el grano es mayor.

Con la misma calidad de cepas, pero mayor producción por hectárea se pueden elaborar vinos de buena calidad pero mas rápidos.

La mejor uva puede ser desaprovechada sin un trabajo cuidadoso y metódico en bodega. “El vino esta vivo y tiene un sentido fuertemente emocional”, dice Juan Garabito.

En ningún punto del proceso la vida del vino es más obvia que en la bodega donde el enólogo deberá decidir la duración de cada paso para resaltar ciertos sabores o suavizar otros. Es un arte que requiere además de mucho conocimiento, tiempo. Tiempo de maceración, más meses en barricas de roble y todavía meses más en botellas, antes de salir a la venta. De este diálogo entre el enólogo, el tiempo y el vino nacerán los sabores más exquisitos y delicados.

En los lagares, la uva recién cosechada se separa de los cabos. El jugo luego es removido con presión suave en prensas especiales para evitar la contaminación con los taninos de la semilla. A esta uva se la denomina “chafada” o apretada. El jugo no se filtra en este punto para no remover cualidades del jugo.

El jugo siempre es transparente no importa la uva de la que provenga. Un jugo de uva negra puede producir vino blanco. Lo que produce el color es el contacto del jugo con el hollejo en un procesado conocido como “maceración”. El tiempo de maceración determinará la profundidad del color del vino. Así, los tintos tendrán una maceración más larga que los rosados.

El jugo es trasladado a las piletas de fermentación donde se siembran levaduras. La fermentación produce alcohol, gas carbónico –altamente tóxico-- y también desprende calor. La temperatura mosto debe ser controlada para no perder propiedades -- manteniéndola entre 24 y 26 grados, aproximadamente para los tintos y entre 16 y 17 grados para los blancos--. Las piletas --de paredes de ladrillo de 50 cm de espesor, pintadas con Epoxi sanitario-- tienen buena aislación. La refrigeración se realiza con circulación de agua fría ocasional.

En la bodega Humberto Canale se combinan la sabiduría artesanal de su fundador con las técnicas más modernas. El enólogo define en que punto se remueve el vino de las piletas de fermentación. En general es pasado a barricas de roble donde la oxigenación es permitida a través de los poros de la madera. El proceso se conoce como micro-oxigenación y aporte de taninos. Luego de la fermentación maloláctica, los vinos quedan en barricas de roble entre 10 y 12 meses, luego pasan a botella aproximadamente 12 meses.


Comercialización
La bodega produce 1,5 millones de botellas al año de las cuales el 30% se exporta.
“En Bodega Humberto Canale se produce calidad y servicio, no cantidad”, indica Garabito.

Las peculiaridades de este producto a la hora de comercializarlo hacen que muchas veces el costo que paga el consumidor no se parezca al que cobra la bodega. Por ejemplo, los buenos vinos son atesorados por vinotecas que los guardan hasta que desaparecen del mercado, vendiéndolos luego a un precio muy superior.

También hay una fuerte diferencia entre el valor del vino en bodega y en restaurants. Juan Garabito habla del vino “Dos Cielos” de producción única y acotada. Este vino combina dos varietales de dos provincias distintas –de allí su nombre. El 50% es Malbec de Mendoza de bodega Lagarde y el 50% Merlot de Río Negro de bodega Humberto Canale. Se produjeron unas 4500 botellas. El valor de la botella es de unos $200 en bodega y $300/320 en restaurants.

El tipo de vino producido tampoco es unívocamente determinado por la bodega la que debe ajustarse a la demanda del consumidor. Producto del cambio en paladar, ahora se producen vinos más jóvenes con sabores frutados.

En el pasado, los vinos de mesa eran mezclas de distintas uvas. Hoy la mayoría de los vinos son “varietales” (es decir producidos desde una única variedad de vid). Las mezclas son prolijamente cuidadas en lo que se denominan vinos “ensamblados”. “El mejor Pinot Noir de Argentina”, dice Juan Garabito, “ se origina en esta zona. También tenemos muy buenos Merlot, y, ya dentro de los blancos, los semillón del alto valle son excelentes”.

El mejor vino tiene que competir con muchos otros en los anaqueles de vinerías y supermercados por lo que el toque final lo dan los diseñadores. La botella, la etiqueta, el juego entre la etiqueta y el capuchón del corcho, cada detalle agrega un elemento al diálogo que se establece con el consumidor aun antes de llegar a su copa.


La ceremonia de la degustación
La visita concluye con una catación de varios vinos para distintos paladares. Un ritual relajado, meditado y suave en el que Juan Garabito nos pasea por los sabores ocultos del vino. Comienza con un vino joven que todo paladar acepta rápidamente. Nos muestra su color, transparencia, remarca la temperatura y lo sirve en cada copa. Nos pide que nos detengamos, que seamos capaces de captar su esencia, dejando que bañe cada rincón de nuestra boca, rescatando sus tonos. Sabores frutados, de vainilla, chocolate, o tostado, una gama tan amplia como la sensibilidad que el paladar sepa captar.

Las botellas se siguen descorchando en una charla amigable que se da durante la cata. Nuestro anfitrión nos cuenta las características de elaboración de cada uno de los vinos propuestos. Algunos prefieren un tinto potente, otros un femenino rosado, pero todos disfrutan de la ceremonia en sí.


Un placer solo para damas
La Bodega Humberto Canale ha iniciado el año pasado con gran éxito su “Reunión para damas”, visitas exclusivamente para mujeres, -un sábado de cada mes a las 16,00 hs.“Las mujeres tienen una sensibilidad muy especial a la hora de degustar vinos”, dice Juan Garabito. “Por un lado creo que tienen mejor sentido del sabor y aroma, lo que les permite identificar mejor los gustos ocultos del vino, pero además tienen la paciencia y el aplomo para dejar que el vino descubra esos sabores en sus bocas”.

Juan Garabito personalmente guía a las damas en su visita, donde se unen música, poesía, maridaje y otras formas de arte en torno a la mística del vino y el placer.

La visita a las Bodegas Humberto Canale tiene magia. Seguramente en parte gracias a la mística del vino en sí pero también gracias a la magia de aquellos que dedican su vida a su producción y saben regalarnos su pasión.


Las visitas se realizan todos los jueves y sábados a las 10:30 (por favor puntualidad)
Ubicación: Chacra 186, General Roca, Río Negro
TE 00 54 2941 430415 / 433879 / 433882 (se ruega registrarse para visitas)
La entrada es libre y gratuita
paula@bodegahcanale.com.ar
www.bodegahcanale.com

 
     
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