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El presidente de la Cámara de Empresas Productoras de Hidrocarburos, Oscar Vicente, afirmó en el marco del Primer Foro Mundial de Energía realizado a principios de este mes en el Centro Costa Salguero de Buenos Aires, que el desarrollo del potencial exploratorio para incrementar o, al menos, sostener el nivel de reservas de petróleo y gas en la Argentina requiere atraer inversiones, y que ello ocurrirá “si se les garantiza un marco jurídico claro y estable a las empresas locales y del exterior”.
En este orden, Vicente, quien además es director de Petrobras Energía, exhortó al gobierno a impulsar “una pronta adecuación de la Ley de Hidrocarburos 17.319, incorporando las disposiciones de los decretos (de desregulación) que permitieron reformas estructurales del sector, sin ningún tipo de limitaciones ni condicionantes”.
El empresario planteó la necesidad de que la futura legislación petrolera establezca que los plazos de vigencia de las concesiones “se extiendan hasta el agotamiento de las reservas, para permitir una razonable y eficiente explotación”.
Por otra parte, y en relación con la actividad de refinadoras y comercializadoras de hidrocarburos, el presidente de la Cámara de Industrias Petroleras, Juan José Aranguren, exhortó al gobierno a “replantear toda la estructura impositiva que grava los combustibles, por cuanto la vigente en los últimos años provocó una distorsión grave en el mercado local”.
Vicente advirtió que “como consecuencia de la grave crisis institucional y económica que sacudió al país en los dos últimos años, la producción de petróleo cayó el 2,9% y la de gas natural, el 0,2%”.
Vicente enfatizó que “más seria aún es la caída de reservas de crudo, del 1,6%, con precios internacionales atractivos -aun considerando las retenciones a las exportaciones-, y las del gas en más de 13%, por la falta de exploración y los ajustes por pesificación de los precios en boca de pozo para el mercado interno”.
Al hablar en el Primer Foro Internacional de Energía, el empresario señaló que la industria petrolera entiende que la adecuación de la Ley de Hidrocarburos debería además incorporar como premisas:
* que la fijación de las políticas del sector se encuentre centralizada en el Estado nacional;
* que los plazos de vigencia de las concesiones se extiendan hasta el agotamiento de las reservas, para permitir una razonable y eficiente explotación, sin demoras o suspensiones en su desarrollo por el vencimiento de los plazos actuales en vigencia;
* establecer condiciones especiales para las áreas de alto y muy alto riesgo, alentando la exploración profunda y en áreas off shore.
También planteó como una necesidad que “las divergencias entre el Estado nacional, las provincias productoras y las empresas, se resuelvan, opcionalmente, por arbitraje de carácter inapelable”.
En materia fiscal, Vicente consideró esencial para alentar las inversiones en el ‘upstream’ “garantizar la estabilidad fiscal para el área durante todo el período de vigencia de la concesión, mediante una ley especial como la que rige para las inversiones mineras”.
Al exponer en el foro, organizado por el Instituto Argentino del Petróleo y el Gas (IAPG) en la Capital Federal, Aranguren hizo hincapié en que la distorsión provocada a través de la aplicación de alícuotas diferentes del Impuesto a la Transferencia de Combustibles, según el tipo de derivado, llevó a que “la refinación hoy no sea rentable en la Argentina”.
“La excesiva imposición del ITC sobre las naftas respecto del gasoil y el GNC provocó que la demanda de este último combustible haya crecido el 30%, mientras que hoy se vende casi la mitad del volumen de naftas que se expendía en 1994”, explicó.
Aranguren graficó además que en el mercado local se observó, primero, una migración del parque automotor hacia el consumo de gasoil, y luego, cuando se duplicó el ITC para éstos, se orientó hacia el GNC, lo que explica que hoy se deba exportar un 35% de las naftas producidas localmente”.
“El conjunto de las refinerías opera por debajo de sus posibilidades, y la caída de la rentabilidad llevaría a una posible menor oferta de marcas en el mercado, con la consecuente pérdida de competencia y de puestos de trabajo en el sector”, advirtió Aranguren, quien es presidente de Shell en la Argentina.
Vicente agregó que “para atraer nuevas inversiones deberán implementarse incentivos de carácter impositivo que compensen el escaso atractivo geológico de nuestras cuencas sedimentarias”.
El empresario pidió garantizar la estabilidad fiscal durante el período de exploración, similar a los 30 años de las mineras; devolución del IVA en la etapa de exploración y eximición de derechos de importación e IVA al capital de trabajo, entre otras medidas.
Vicente sostuvo que la crisis instalada en el país a fines del 2001, la declaración del default, la falta de financiamiento por el colapso financiero y la desinversión generalizada por efecto de la devaluación golpearon duramente la exploración.
“Lo que más preocupa -remarcó- es la caída de los pozos de exploración, que alcanzaron el máximo en 1995 con 164, pasaron a 62 en 1999 y alcanzaron su valor mínimo en el 2002, con 30 pozos”.
A su turno, el director de Comercialización de Gas de Repsol YPF, Ernesto López Anadón, sostuvo que “los actuales precios del gas, que son irreales, generan derroche de consumo y eso hay que corregirlo, porque por un lado hay un derroche y por otro, no se ven señales para que los productores inviertan”.
Consideró que hay que tomar conciencia social de que hay que establecer las condiciones para que el recurso esté disponible para generaciones futuras.
Por su parte, el presidente de Adigas -entidad que nuclea a distribuidoras y transportistas de gas-, Antoni Peris Mingot, resumió el problema más grave del sector en “unos costos que han seguido la evolución de la economía y unos ingresos congelados”.
Asimismo, advirtió que “si no se hacen inversiones y la demanda sigue creciendo estimulada por una señal de precios que incentiva el consumo, faltará gas y podría haber una pérdida de calidad y restricciones para el acceso al gas a determinados sectores”.
Aranguren advirtió que la actividad de refinación tenderá a desaparecer si no se modifican las estructuras tributarias. “Es necesario -dijo- replantear toda la estructura impositiva sobre los combustibles, con la mirada puesta en las consecuencias que cualquiera de nuestras acciones pueda tener en el largo plazo”.
El tema tributario es el más preocupante, y aunque se remonta a la década pasada, es el origen de problemas actuales y de que el 50% de las naftas se exporte a pérdida, dijo Aranguren.
Denunció que el país viene “subutilizando su capacidad de refinación cada vez que maximiza la producción de gasoil para un nivel mínimo de naftas, pero igualmente los excedentes de nafta para exportación son cada vez mayores”.
Para modificar esa situación propuso otorgarle al Fisco una “razonable sustentabilidad” en cuanto al cobro de impuestos específicos que gravan la exploración y producción (‘upstream’) y la refinación (‘downstream’).
También planteó fijar un marco impositivo para las compañías que operan en esos segmentos, “para atenuar los efectos derivados de la volatilidad precios del crudo y además, evitar distorsiones significativas en la tributación de combustibles sustitutos”.
El aumento del gas es un hecho
El director ejecutivo de Repsol YPF, Ramón Blanco, anunció el martes que la petrolera negocia con sus grandes clientes una recomposición del precio del gas que le permita llegar en un plazo de 18 ó 24 meses a valores cercanos a los del 2001.
El ejecutivo, al participar en el acto de renovación del contrato de la empresa como sponsor oficial de la selección argentina de fútbol, indicó que negocia con los grandes clientes una recomposición del precio del gas, que antes de la devaluación estaba en el orden de 1,30 dólares el millón de BTU, contra los 45 centavos de dólar actuales.
Blanco señaló que en el caso de Aluar y Mega, ya estarían pagando en dólares, mientras que con Techint espera llegar el año próximo a un valor de 80% del valor del 2001.
En el caso de los clientes residenciales, habló de un sendero “previsible” de aquí a un año y dijo que “ese aumento sería casi exiguo en razón de la situación social”.
“Con De Vido hablamos de una senda para el precio objetivo del gas hasta llegar a algo no lejano al precio del 2001”, dijo Blanco Balín. “Estamos hablando de 18 ó 24 meses para volver a un precio objetivo”, estimó. Las conversaciones las realiza con sus grandes clientes, tales como Techint, Aluar, Profertil y Mega, entre otros.
Repsol YPF anunció el martes la renovación del acuerdo con la Asociación del Fútbol Argentino por el que será sponsor de la selección nacional hasta la finalización del campeonato mundial que se realizara en el año 2006 en Alemania.
El objetivo trazado por la compañía es arribar al invierno del 2005 con los niveles de precios similares a los registrados a fines del 2001, previos a la devaluación, pasando de los actuales 0,45 centavos de dólar el millón de BTU a un precio de aproximadamente un dólar.
Blanco sostuvo que para llegar a un precio objetivo del gas en boca de pozo se procurará alcanzar una vía que derive en el “equilibrio entre lo económicamente eficiente y lo socialmente necesario”, y resaltó que se mantendrá “la discriminación del consumo residencial y doméstico”.
El ejecutivo aseguró asimismo que “no veo la necesidad de confrontación, sino de conversación. Las declaraciones públicas no son la vía para solucionar un problema de este tipo”.
Así, tras señalar que las inversiones de este año en el país alcanzarán los 800 millones de dólares entre exploración y producción, remarcó que ya se puso en marcha la revisión de precios con los grandes consumidores.
En este sentido, destacó que se estableció un acuerdo con dos empresas que pertenecen a Repsol, como Profertil (que consume 1,4 millones de metros cúbicos de gas por día) y Mega (que alcanza los 5 millones de metros cúbicos diarios), y se encuentra en plenas tratativas con otra firma que no pertenece al grupo, Techint, que consume a diario algo más de 3,5 millones de metros cúbicos de gas.
Precisamente, el convenio con Techint, que procura establecer un sendero por el cual se llega al invierno del 2005 con un precio del 80% del que tenía en el 2001, sería la base del acuerdo que se busca alcanzar con el gobierno en el corto plazo.
De esta manera, el gobierno también cumplirá con las presiones que el Fondo Monetario Internacional está ejerciendo sobre el país para actualizar uno de los insumos energéticos básicos de la economía, el gas natural. Con este ajuste, el gobierno prevé que se incrementarán las inversiones en el sector.
“Poco atractivas”
Las oscilaciones de los precios del petróleo y del gas a nivel internacional y la perspectiva de que esta situación se mantenga en el mediano plazo, torna “poco atractivas” las inversiones para el sector de hidrocarburos, consideró el director ejecutivo de Repsol YPF, José María Ranero Díaz. Al exponer en el Primer Foro Mundial de Energía, Ranero dijo que “por más que los indicadores de confianza estén en ascenso, todo apunta a que los inversores serán cautos”.
“En el 2001 se vio que en Estados Unidos los precios del gas pusieron en jaque a varias empresas y aun al sistema eléctrico de California. Estos precios bajaron fuertemente al año siguiente y volvieron a aumentar en el 2003”, explicó el ejecutivo. “Es decir que atraer inversiones, en general y hacia los proyectos hidrocarburíferos en particular, no será tarea sencilla”, sentenció Ranero. Estimó que “éstos (los proyectos) habrán de ganárselas y merecerlas, por sus virtudes geológicas, por sus costos, por la cercanía a centros de consumo o por lo adecuado del marco regulatorio del lugar en donde estén situados”. Agregó que en el 2001 los flujos netos de inversión privada hacia los países emergentes bajaron hasta 39.000 millones de dólares, desde los más de 200.000 por año de mediados de los ’90. Aunque éstos se recuperaron en el 2002 hasta 86.000 millones, la cifra es aún reducida, sentenció.
La exposición que aludió a las tendencias dominantes en los mercados de hidrocarburos estuvo en línea con los reclamos de marcos regulatorios y seguridad jurídica para las inversiones energéticas que pidieron diversos referentes del sector (ver nota central). Ranero Díaz también recordó que Latinoamérica cuenta hoy con una interesante dotación de reservas hidrocarburíferas, lo que la torna interesante para un mundo que tiene una perspectiva de crecimiento del consumo de energía del 60% durante los próximos 20 años. |