Sábado 31 de mayo de 2003
 
 

Una vida marcada por el petróleo

 

Historias de vida

  NEUQUEN (AN).- Herminio Mora empezó su romance con el petróleo como mucamo de la empresa Esso, y de allí -apenas unos meses después del ingreso a la firma- pasó a trabajar en perforación, para saltar después a las "Operaciones Especiales" en Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF).
"Operaciones Especiales era un sector en donde nos especializábamos en rescatar fierritos que quedaban en el fondo de los pozos, usábamos herramientas especiales que muchas veces diseñábamos y fabricábamos", cuenta el hombre que sumó más de 31 años de vida petrolera. Ahora está el frente del centro de jubilados de YPF en Cutral Co y a los 63 años tiene muchas cosas por hacer: "Acá atendemos un comedor para 16 abuelos", dice al referirse a la institución que preside.
Mora nació en el viejo Campamento II de Plaza Huincul y bien puede decir que su vida está marcada por el petróleo. Su padre, que también se llamaba Herminio, era nativo de Covunco y llegó al lugar para trabajar en la actividad. Murió a los 94 años, en el 2002.
"Para mí el petróleo es todo, diría que es la columna vertebral del país; bah, tendría que serlo... yo creo que habría que exigirles a las empresas que hagan exploración, porque todos los pozos que ahora se están explotando fueron identificados y localizados por YPF. Todas las empresas que hay ahora están mamando de los estudios que hizo YPF", afirma convencido.
Mora dice que las cosas han cambiado bastante "pero igual el trabajo de perforación sigue siendo el más duro: el peso de los fierros sigue siendo el mismo", sostuvo durante una charla con este diario.
El jubilado petrolero cuenta que comenzó a trabajar en Esso en el año 1959, donde estuvo durante cinco años hasta que el gobierno nacional decidió cortar los contratos petroleros.
"Era muy duro salir al campo, no es como ahora; teníamos que llevar la vianda y cenar en el camino de vuelta", comenta el hombre que actualmente pesa 112 kilos.
"Siempre fui un gordito fortachón, cuando empecé estaba arriba de los 90 kilos, que era el peso que teníamos todos los que trabajábamos en los pozos", cuenta Herminio sin disimular su amor por la YPF que se fue.
"Era verdaderamente una escuela, no creo que nunca lleguemos a tener una empresa como ésa; ojalá la tuviéramos", dice el hombre que se jubiló en 1989 en esa empresa, a la que había ingresado en 1964 cuando dejó la Esso.
Cuenta que viviendo en la comarca petrolera tenía dos horas de viaje para llegar a su puesto de trabajo en "Aguada las Chivas I", y otras dos para volver: "Eran doce horas en total y te puedo asegurar que era durísimo, cenábamos en el camino, dentro de un zanjón", recuerda. Más duro sin embargo resultó su destino en Catriel en el pozo 22, "trabajábamos doce días por dos de descanso ó 18 por tres, casi no conocimos la familia", advierte el hombre que de sus andanzas por el campo recuerda fenomenales asados y la camaradería con sus compañeros.
"Cuando yo empecé a trabajar no sabía lo que era una llave y hubo una persona que me ayudó en todo lo que pudo y me enseñó todo lo que sabía. Tengo la suerte de que esa persona, que se llama Fermín Salazar, ahora viva a cuatro cuadras de mi casa", afirma Mora, quien por estas horas trabaja en la organización de un locro para el 20 de junio, Día de la Bandera. Se hará en el quincho que el centro de jubilados de YPF tiene en la calle Alberdi de Cutral Co. La institución tiene 1.200 socios, de los cuales sólo 200 pagan su cuota social.
"Hay una necesidad muy grande pero no dejamos de hacer cosas. Nos ha unido la actividad petrolera y yo quiero aclarar que el petróleo no se va a acabar, decían que Challacó estaba terminado, vayan a verlo ahora, hay que obligar a que las empresas hagan exploración, que sigan el camino que abrió YPF", concluyó Mora, un jubilado que no baja los brazos.

Travesías al viejo Rincón

NEUQUEN (AN).- Herminio Mora nunca podrá olvidar las interminables travesías a Rincón de los Sauces en los "60 y los "70. "Podría decir que el camino era una huella, pero muchas veces no había ni huella, era andar a campo traviesa, salir a las cinco de la mañana y llegar a las cuatro o cinco de la tarde", afirma el jubilado petrolero.
Cuenta Mora que las pocas veces que llovía sobre la zona aledaña a Rincón de los Sauces, "la parte de la arcilla, ahí donde está Auca Mahuida, era imposible de atravesar, los vehículos se iban de acá para allá y lo mejor era parar", describe el veterano como si lo estuviera viendo. "En esa época ni agua para tomar había por allá", asegura. Los viajes se hacían en colectivos que "tenían los asientos de madera, no sabe cómo quedábamos, era un viaje complicado y a las 20 había que estar en los pozos y comer antes del ingreso", se entusiasma Herminio.
"Ya ir a Catriel era complicado, algo que empezó a mejorar más o menos en el "72 y en el "73 cuando se hicieron las mejores rutas. Ahora se puede andar lo más bien, y eso que la ruta a Rincón no es de lo mejor", destacó el reconocido personaje de Cutral Co y Plaza Huincul.
   
   
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