Los humanos somos muy contradictorios, quién lo puede negar. Nos preocupamos por objetivos loables como la lucha en contra del poder político para que de una vez por todas se apruebe la Ley de Bosques en el Senado para salvar lo que queda de nuestros bosques en Salta y Jujuy, pero somos capaces de envenenar nuestro entorno más cercano como lo son nuestros jardines, que deberían ser un remanso de paz para la familia. Esta contradicción está fomentada obviamente por la gran industria multinacional de los biocidas y fertilizantes, que promocionan desde el fertilizante “milagroso” hasta el aerosol “exterminador” del 99% pero “inofensivo”. De yapa, vivimos en una región en donde la fruticultura mueve grandes capitales y para lograr una buena rentabilidad el productor debe echar mano al arma química ... aunque ya se están haciendo grandes progresos en otra dirección más amigable con el medio ambiente, de la mano de investigadores del INTA. Es imprescindible que nosotros, los “locos por las plantas” nos despeguemos de ese círculo infernal de biocidas y “pichicata” química para volver a la naturaleza. Lo podemos hacer y yo les garantizo que para ello sólo hace falta una decisión firme y aguantar dos años, que es lo que un jardín necesita para desintoxicarse y retornar al camino natural ... son dos años de apretar los dientes pero al final el éxito está asegurado. Está por comenzar la época cálida y con ese aumento de las temperaturas ambientes aparecen las “plagas” del jardín. Creo que debemos comenzar a cambiar ese concepto y dejar de pensar en blanco o negro ... una plaga no lo es necesariamente, sino simplemente la aparición en grandes cantidades de individuos que comienzan la cadena de la vida. Un jardín sin ellos, es un jardín sin vida. Pongamos por caso a los pulgones, a los que muchos llaman “los piojillos de las plantas”. Los hay de diverso tipo e incluso los específicos de determinadas especies vegetales, pero en general todos se distinguen por características comunes. Tienen un alto “potencial biótico”, lo que significa que a partir de unos pocos individuos en pocos días se desarrollan grandes colonias que llegan a cubrir los brotes tiernos y los pimpollos de flores de nuestras plantas. Si el primer impulso es agarrar el aerosol o la pulverizadora con biocida ... ¡Pare la mano! ... no es necesario. Los pulgones serán el alimento de otros seres que se alimentan de ellos y a los que quiero presentar hoy. Es muy probable que usted a algunos los conozca, pero no a otros, por ser de tamaño muy pequeño. LAS VAQUITAS DE SAN ANTONIO Son seguramente las más conocidas por todos nosotros, por sus vivos colores y ser el emblema de muchos productos orgánicos a nivel mundial. Ese es el estado adulto de ellas, pero no es el único en que devoran enormes cantidades de pulgones, arañuelas y otros bichos de piel blanda, incluyendo algunas orugas pequeñas. Es necesario que usted sepa identificarlas no sólo en estado adulto, sino también en estado de larvas, ya que su aspecto es muy diferente pero en ese estadio son también sumamente voraces. Hay varios tipos de “vaquitas” adultas, pero las larvas de todas ellas se parecen mucho en sus formas y conocerlas ayuda a protegerlas en el jardín. LAS MICROAVISPAS Más pequeñas aun que las “vaquitas” son una serie de minúsculas avispitas parásitas de los pulgones y otros insectos que se alimentan de nuestras plantas. Hoy les presento a un tipo de microavispa que desarrolla su ciclo biológico como larva dentro de los pulgones. En el infograma que acompañamos, se puede observar cómo se desarrolla este ciclo, que se puede repetir varias veces por temporada cálida. El adulto hembra no posee aguijón para picar como las avispas grandes que conocemos, sino que en su lugar tiene un “ovipositor”, que es nada más ni nada menos que un apéndice que le sirve para perforar la piel de un pulgón y depositar dentro de él un solo huevo. El pulgón sigue vivo y alimentándose, pero al mismo tiempo la larvita de la avispa se alimenta de él y al final sólo queda la caparazón hueca del hospedante y el hueco por el cual el huésped ha emergido para copular y continuar el ciclo de la vida parasitando a otro inmenso número de pulgones. Como le dije, son tan pequeñas estas avispitas que seguramente le va a costar verlas, por lo que es más fácil observar las colonias de pulgones para detectar los parasitados o los huecos, de los cuales ya han nacido las avispitas ... eso será señal inequívoca de que en poco tiempo más los pulgones habrán desaparecido ... hasta la próxima aparición masiva que sólo será alimento para más “vaquitas” y microavispitas. La vida y la muerte, el ciclo inevitable de todo ser vivo, se desarrolla en ese pequeño cosmos que es su jardín. Como dice el dicho criollo, “todo bicho que camina va a parar al asador”.
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