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Mandamientos mafiosos
Bajo el título “Prohibiciones y obligaciones”, la policía halló por primera vez un código de conducta escrito por el caído jefe Lo Piccolo.

Incluso los investigadores más experimentados se asombraron: cuando revisaron el escondite del jefe mafioso Salvatore Lo Piccolo, detenido hace pocos días, se toparon con una lista con los “diez mandamientos” de la Cosa Nostra. Bajo el título “Prohibiciones y obligaciones”, en los papeles están explicadas en detalle las reglas de comportamiento según las cuales debe actuar un mafioso modelo.
Hasta ahora, la “honorable sociedad” era famosa porque sus miembros llevaban el código de honor prácticamente en la sangre. Ahora, los nuevos jefes parecen necesitar un documento escrito para no cometer ningún desliz en sus negocios. ¿Qué está pasando con la mafia? “Son los signos de los tiempos: también los mafiosos cambiaron”, resumió el diario “La Repubblica”.
En vez de “Omertà” (obligación de callar) y el secretismo absoluto sobre todas las cuestiones internas de la mafia, los jefes apuestan ahora por documentos y notas. “Ya no falta mucho para que se confeccionen facturas a cambio de los aportes de sus miembros”, bromeó un comentarista.
El contenido del decálogo, en cambio, apenas sorprende. Eso sí: nunca los diez mandamientos habían trascendido a la opinión pública de forma tan clara y por escrito.
Una de las reglas más importantes afecta a las mujeres: un mafioso tiene totalmente prohibido mostrar interés por la mujer de otro mafioso.
Los jefes mafiosos pueden tener una sola mujer y deben respetarla, establecen las normas. Este principio se debe a varias razones, pero es sobre todo una medida de precaución: cuando se producen celos o dramas matrimoniales alguna dama furiosa podría decir en venganza alguna palabra de más a la policía. “Es una amenaza para la Cosa Nostra. Por eso existe esta moral cortada a medida”, comentó “La Repubblica”. Otros “mandamientos” establecen que los compromisos deben mantenerse estrictamente, que los mafiosos deben decir la verdad a otros jefes y que nadie puede robar dinero de otras familias o clanes.
La regla número 5 es muy clara: “Hay que estar en todo momento a disposición de la Cosa Nostra, aun cuando la esposa de uno esté dando a luz”. Las reglas son las mismas de siempre, pero por lo demás en la mafia las cosas ya no son como antes. Con las detenciones de los súper-jefes Toto Riina en 1993 y Bernardo Provenzano el año pasado, el crimen organizado perdió su “cúpula”, es decir, su “organización vertical”, en la que un único padrino da órdenes a todos los demás.
“Ya no hay un jefe, porque en este momento no hay un capo en el mercado de la mafia que tenga la influencia de ejercer sobre todos los demás”, comentó hace poco la prensa. La mafia actual está demasiado desmembrada y parcelada, describen los expertos. Y, en vez de buscar un jefe, la Cosa Nostra siciliana se ocupa de momento de volver a encontrarse a sí misma.
“La mafia de Palermo quiere organizarse otra vez y volver a ser tan rica y poderosa como antes”, comentó un analista y añadió: “Pero ¿lo conseguirá?”. Después de todo, es extraño que un jefe como Salvatore Lo Piccolo, que estaba a punto de convertirse en el líder supremo en Palermo, necesitara de un documento para recordar las reglas de comportamiento de un mafioso auténtico.



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