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Huergo y sus hijos fieles

La localidad de Ingeniero Huergo recibió una importante cantidad de inmigrantes españoles durante las primeras décadas del siglo. En 1914 se habilitó la estación de tren del kilómetro 1.120, estación en la que bajaría toda una legión de colonos.

Pero fue a partir de la llegada del riego en 1921 que se concretó el arraigo de vecinos. Alfalfares, viñedos y, más tarde, frutales fueron multiplicándose en la zona.

En 1930 Gregorio Saionz Hnos. instaló una moledora de pasto, cuyo producto llegó a exportarse a Francia, Noruega y Suecia. El éxito de este primer emprendimiento animó la puesta en funcionamiento de una segunda moledora, la de Plinio Balestri, que tiempo después fue adquirida por la primera firma.

Otro factor de crecimiento de la localidad fue la instalación de una planta industrial para la elaboración de conserva de tomates y otros productos alimenticios y la acción de dos cooperativas, una vitivinícola y otra frutícola, y el emprendimiento, hacia fines de los años '40, de la firma Arana y Lagomarsino, destinado a la cría de conejos para el aprovechamiento de la piel y la carne.

A estas plantas, todas cerradas a lo largo del siglo XX, se sumó el esfuerzo de vecinos y de pequeños y medianos productores que completaron el mapa agropecuario del lugar.

Entre ellos, estuvieron el abuelo, el padre y los tíos de Vicente Carbajo, quien se mantuvo fiel a la localidad que lo vio crecer y optó por radicar su emprendimiento en la primera propiedad que tuvo su familia.



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