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-No fueron a buscar fascistas- | ||
La investigadora Federica Bertagna presentó su investigación sobre el arribo de ex seguidores de Mussolini al país. Descarta una Odessa a la italiana. |
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a investigadora italiana Federica Bertagna, autora de "La inmigración fascista en la Argentina", sostiene que el país abrió sus puertas a los italianos en la segunda posguerra "pero ni Perón ni el gobierno fueron a Italia a buscar fascistas para que vinieran acá. Quiero dejar claro antes que nada que no hubo una Odessa italiana en la Argentina; esto el libro no lo refleja, no hubo un plan de ningún tipo para atraer fascistas", subrayó Bertagna a Télam. "Si los fascistas eligieron el destino argentino es porque era un destino tradicional para la inmigración italiana y la bonanza económica de la Argentina en esa época, la situación del país en general, era favorable a los inmigrantes", considera la autora de esta investigación recién publicada por la editorial Siglo XXI y disponible en la biblioteca de "Río Negro" (ver aparte). Bertagna destaca el acuerdo que hubo entre ambos países para facilitar la inmigración: "La Argentina en ese momento experimenta un cambio en la política inmigratoria, que favorecía a los obreros calificados, a los técnicos y científicos". El plan quinquenal de (Juan Domingo) Perón "quería desarrollar sectores industriales, pero el país no tenía tecnología de avanzada". Entre los cerca de 100.000 italianos que viajaron en los años '40 (en Brasil y Venezuela no sobrepasaron los 10.000 en cada uno) había sí muchos expurgados por las leyes italianas por su adhesión al régimen de Mussolini, "pero ya habían sido absueltos en Italia, como el caso emblemático del empresario Agostino Rocca. Los que vienen de Europa, como el caso de Rocca, conocen muy bien los cambios que quería la Argentina en cuanto al desarrollo industrial. Él propone una tecnología, en el caso del gasoducto de la Patagonia, de tubos sin costura, que permitió el transporte de gas hasta los barrios bonaerenses", apunta Bertagna. Rocca estuvo en los máximos niveles de conducción empresarial en Italia y estaba muy bien conectado en todo el mundo. "Tenía una excelente relación con Torcuato Di Tella, que era un empresario líder en la lucha contra el fascismo, porque las relaciones entre empresarios siempre van más allá de la política". Otro caso emblemático, incluido en el libro, "fue la selección de los casi mil obreros que viajaron en 1948 en dos expediciones a Ushuaia, contratados por la empresa de Carlo Borsari por un contrato firmado con la Marina con la idea de transformar la colonia penal y dar paso a una fábrica de celulosa abastecida por la materia prima de la zona. Ahí fue claro el control ideológico para que no entraran comunistas; entre los que vinieron hubo fascistas, pero no hubo una determinación de que así fuera", reitera Bertagna. A lo largo de cinco años la investigadora viajó a la Argentina para recolectar documentación, principalmente en el Archivo General de la Nación y en la Dirección de Inmigraciones, "donde pude constatar el ingreso del hijo de Mussolini, Vittorio". ¿Cuál fue el rol de la Iglesia Católica en este período? "Tampoco actuó en bloque; hubo muchísimas situaciones a nivel personal: un fascista se iba a proteger a una iglesia y lo protegían, pero hubo órdenes como los salesianos que tenían muy buenas relaciones con jerarcas del régimen". El libro pone de relieve cuáles fueron los nichos donde la ideología fascista permaneció todavía vigente a pesar del resultado de la guerra, como el tema de los consulados italianos, conformados con muchos cuadros del partido, removidos lentamente. "Estos consulados ejercieron influencia por su trato directo a los inmigrantes italianos, pero no en las grandes urbes sino en el interior del país, en las comunidades periféricas. La diplomacia tardó en asimilar los cambios. Había una gran burocracia y no se podía controlar a todos los cónsules, también medió la distancia y lo mismo ocurrió con instituciones tradicionales como el Círculo Italiano, pero no pasaron de ser expresiones nostálgicas, sin influencia activa en la inmigración", cuenta Bertagna.
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