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Crece la producción orgánica en la Argentina | ||
Las ventas externas totalizan 170 millones de dólares. La región patagónica marca una tendencia. |
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En la Argentina, el movimiento "verde" comenzó a gestarse en plena dictadura. Lo inició un grupo de locos soñadores que, vía el discurso de la nueva era, propalaba las semillas del ecologismo. Treinta años después, nuestro país se posiciona como abastecedor mundial de productos orgánicos y, debido a su extensión geográfica, está entre los pocos lugares de la Tierra que presentan un enorme potencial de desarrollo de este tipo de cultivos, cada día más demandados. El crecimiento de producción orgánica en la Argentina en general y en el Alto Valle, en particular, sigue siendo sostenido. Según el último informe del Senasa(1) los números superan a los registrados en la temporada anterior (2005). Las primeras conclusiones del trabajo en el que se analizan el crecimiento y los cambios registrados en este tipo de producción, que incluye tanto a la ganadería y a la agricultura, revelan que hubo un aumento de las exportaciones y un cambio de tendencia mostrados por la superficie cosechada, la cual creció un 29% con respecto al año 2005. Con respecto a la producción animal se sigue registrando una disminución tanto de la superficie bajo seguimiento como de los stocks animales, pero como contrapartida las exportaciones mejoraron. En el caso de la apicultura, el 2006 fue un muy buen año, verificándose un aumento del número de colmenas y un fuerte crecimiento de las exportaciones de miel. En términos de superficie, la Patagonia es la región que mayor extensión tiene en lo que refiere a producción orgánica y Río Negro y Neuquén hacen su aporte a esta cifra. En la primera provincia se registró un aumento de la superficie certificada de un 15% entre 2005 y 2006 y en la provincia vecina, de un 30%. La producción orgánica cuenta en Argentina con algunos beneficios fiscales, un 5% de retenciones y se obtiene un 3% de reintegro. Esto compensa relativamente los mayores costos de producción con respecto a los cultivos convencionales. Los precios de comercialización de estos productos son sustancialmente mayores pero, debido a los beneficios que aporta este tipo de producción a la salud, al medio ambiente y al mercado de trabajo, el Sector Orgánico Argentino (SOA) considera que el Estado debería dar mayor incentivo a los productores ecológicos. De este modo también podría desarrollarse el mercado interno, puesto que actualmente sólo el 2% del total de lo producido queda dentro de nuestras fronteras. Todo se exporta y la demanda tanto externa como interna aumenta año a año. Hace unos días, las agrupaciones que nuclean al sector pidieron al gobierno políticas que permitan dar impulso a este tipo de producción. El Movimiento Argentino para la Producción Orgánica (MAPO), la Cámara Argentina de Productores Orgánicos Certificados (CAPOC) y la Cámara Argentina de Certificadoras de Alimentos y Productos Orgánicos (Cacer) entregaron la semana pasada al secretario de Agricultura, Javier de Urquiza, un documento en el que trazan los "Lineamientos para el Desarrollo de la Producción Orgánica Argentina"(2). "Es factible planificar el desarrollo de la producción orgánica con metas similares a las internacionales, o sea pensando en un crecimiento en el número de hectáreas destinadas a la agricultura hasta lograr el 2% de participación, para lo cual será necesario también inducir a los productores a una reconversión de su modelo de trabajo, afianzar el sistema de certificación y fortalecer las instituciones. El horizonte es amplio...", le manifestaron las organizaciones al gobierno. Actualmente, el país exporta anualmente 170 millones de dólares en orgánicos, entre granos, frutas y aceites. Gonzalo Roca, presidente del MAPO, afirmó ante De Urquiza que todo indica que la agricultura orgánica crece y, con las condiciones necesarias, puede empujar al desarrollo de industrias de valor agregado (como la rama textil y la cosmética).
ALGUNOS NÚMEROS ALENTADORES
La producción orgánica ha registrado un crecimiento notable a nivel mundial, impulsado por la demanda. Los grandes consumidores de orgánicos son los países desarrollados, que pagan precios diferenciales para obtenerlos. La producción mundial de orgánicos creció entre 1997/2005 un 24%. La FAO (Food and Agriculture Organization) estimó en el año 2006 que las ventas de estos productos alcanzaron los 40.000 millones de dólares. La Federación Internacional de Movimientos de la Agricultura Orgánica (IFOAM) publicó en 2006 un extenso informe en el cual indica que, durante los últimos años, "los mayores porcentajes de aumentos de incorporación de tierras al sistema de certificación se observan en Europa y EE. UU., mostrando correlación entre aumento de superficie y penetración de mercado. En cuanto a la potencialidad de extensión, Argentina ocupa el tercer lugar, luego de Australia y China". En Argentina, el 26% de la superficie destinada a producción orgánica (695.381 hectáreas) está dedicada a ganado bovino y cultivos, de los cuales se cosechan 56.300 hectáreas, con una existencia vacuna de 120.000 cabezas para establecimientos promedio de 530 hectáreas. Pero lo más interesante es que en Argentina existe "una oportunidad de crecimiento no sólo en extensión sino en productividad". MAPO, la Cámara Certificadora y la Cámara Comercializadora son las que gestionan ante las autoridades nacionales. Los lineamientos para el desarrollo de la producción orgánica presentados al gobierno hacen hincapié en tres puntos: 1) Que la agricultura orgánica es sustentable, requiere más mano de obra que la convencional y puede viabilizar la actividad de pequeños productores. 2) Que se requiere de la ayuda estatal para darle impulso, puesto que muchos países promocionan la producción orgánica mediante ayudas económicas. 3) Se concluye que, tanto desde la perspectiva del potencial productivo como desde la comercialización económica, es factible desarrollar el sector orgánico argentino si se ofrecen las condiciones coordinadas en los programas y proyectos a aplicarse. LA PATAGONIA En términos de superficie, la Patagonia es la región que mayor extensión tiene en lo que refiere a producción orgánica. Y esto se debe a que en nuestro país, dentro de la acepción "orgánica", se incluye la ganadería y la agricultura. Entonces, suma la producción ovina que en enormes extensiones se desparrama por Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego, que juntas suman el 74% de la superficie ecológica nacional con sólo el 5% de las exportaciones orgánicas del país. Las provincias de la Norpa tagonia se han sumado a la apuesta por la producción orgánica, fundamentalmente en lo que refiere a fruticultura. Productos industriales como los jugos concentrados (de frutas de pepita) y peras y manzanas en fresco registran las mayores tasas de incremento de las exportaciones de productos orgánicos del país. En Río Colorado, por ejemplo, la estrella es la cebolla orgánica y una tendencia creciente es la fabricación de miel orgánica que, en todo el país, alcanzó los 70.128 kilos. La colocación de la fruta orgánica que sale del Alto Valle es de un 100%. La fruta orgánica que va a industria tiene dos destinos: la pulpa o puré (que se utiliza para hacer alimento para bebés) y el jugo. El puré se procesaba en el Valle (en Maxiconsumo) pero dejó de hacerse, ahora lo hace Mendoza. Este mercado es más restringido que el de jugos pero registra un crecimiento sostenido. El puré que se procesa en Mendoza va a Alemania y a Suiza. Los jugos orgánicos se procesan en Neuquén y, obviamente, se paga a productores un precio muy superior al del descarte convencional. FRUTICULTURA En nuestra zona frutihortícola de Río Negro y Neuquén también se produce orgánico y cada día más, pero de esa producción no quedan ni rastros. Todo se exporta. Pese a los precios diferenciales que se pagan por este tipo de producción, hay quienes sostienen que ya no es tan buen negocio como años atrás producir y exportar este tipo de productos, debido a la llegada de un nuevo competidor en el mercado: las frutas con baja cantidad de sustancias tóxicas a menor precio. A esto agregan la menor productividad de los cuadros de frutas orgánicas y la mayor cantidad de personal que requiere su manipulación. Los productores de fruticultura orgánica lo desmienten y no sólo porque agregan en su balance las ventajas de consumir fruta sin tóxicos. El arquitecto Héctor Gómez Moreno, productor de Roca y miembro de MAPO, afirma que es "un convencido de que hacer orgánico es el mejor negocio posible. En mi balance hay cuestiones que exceden los números, si podemos decir que la salud es algo más que una cuestión de bolsillo. No hay evaluaciones cualitativas de la conveniencia de consumir orgánico. Lo que gasto acá me lo ahorro en el hospital, cualquiera puede ir a averiguar las patologías que hay en relación a lo que con sumimos. Creo que toda la producción del Alto Valle podría ser orgánica", afirma. Para él, que asume una posición filosófica cuando explica los motivos que lo impulsaron a hacerse productor orgánico, optar por una u otra forma de producción "entra por la cabeza o por el bolsillo. Con el tiempo entendí que es comprensible que alguien se decida por el bolsillo, entendí que no todo el mundo puede cambiar su cabeza de un día para otro. Nosotros también fuimos productores de fruta convencional y, poco a poco, hicimos nuestra transición mental y real hacia lo orgánico". Gómez Moreno motivó a algunos productores para hacer el cambio, pero no todos siguieron; algunos abandonaron ante el primer problema que tuvieron. "En un momento empezamos a certificar, conseguimos apoyo a través del CREAR para que pagaran la certificación a los productores, que eran como 70 en toda la provincia, y esto fue un aliciente para frenar la deserción". Los motivos del regreso a la modalidad convencional de los primeros productores orgánicos del Valle fueron varios. El principal problema para los productores de fruta de pepita peras y manzanas sigue siendo la carpocapsa. Cuando empezaron, en los '90, no había tantas herramientas como ahora para tratar este tipo de problemáticas. "Lo llamativo es que los que empezamos fuimos los que entramos por la cabeza, pequeños productores. Atrás nuestro siguieron las grandes empresas que ahora piden a sus productores que sean orgánicos. Ante esta demanda, muchos de los que habían desertado, y con una experiencia previa en este tipo de producción, se enrolaron otra vez en el Movimiento. "Fue claro. Le garantizaron la colocación de su fruta y volvieron. Hoy el tema de lo orgánico está instalado. Aun así queda mucha tela para cortar. Todavía tenemos una generación de agrónomos formados en tiempos de la revolución verde, en la que había que producir lo máximo posible como sea...", comenta. Este productor valletano vende toda su producción orgánica y confiesa que recibe un promedio de tres e-mails por semana pidiéndole fruta orgánica desde todas partes del mundo. (1) "Situación de la Producción Orgánica en la Argentina durante el año 2006". Senasa. Buenos Aires, marzo 2007. (2) "Diagnóstico y lineamientos para el desarrollo de la producción orgánica argentina". Buenos Aires. Setiembre 2007. (MAPO-CAPOC-CACER)
SUSANA YAPPERT
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