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River tuvo su tarde perfecta
Ganó el superclásico y quedó a seis de Independiente.

A River le salió todo redondo. Fue muy superior a su archirrival, lo venció por 2-0, montó una verdadera fiesta en El Monumental y complicó el panorama de Boca pensando en un nuevo título local. Un triunfo que tuvo valor agregado, no sólo por el superclásico en sí, también porque le permitió ganar un poco de oxígeno a Daniel Passarella y sus muchachos, que ahora sueñan con las semifinales de la Sudamericana y se ilusionan con el "milagro" en el torneo local.

Esta "banda" sonó como en sus mejores tiempos porque la batuta la tomó el resurgido "Burrito" Ariel Ortega, apoyado por ejecuciones brillantes de Radamel Falcao, Diego Buonanotte (debutó como titular en el torneo) y Cía. La contracara fue Boca, desconocido, sin caudal futbolístico y con profundidad cero en ataque. Es más, el equipo de Miguel Russo la sacó barata, ya que estuvo expuesto a una goleada. Claro, se vio condicionado porque a los 45 del primer tiempo Héctor Baldassi, de impecable labor, expulsó a Ever Banega.

Desde el comienzo River fue más "agresivo", se posicionó en el campo rival y, por sobre todas las cosas, venció en la decisiva batalla de la mitad de la cancha. Belluschi, adelantado por izquierda, encontró espacio para moverse a espalda de Ledesma y llevó peligro. Igual, los primeros minutos fueron de estudio.

La balanza comenzó a inclinarse para el 'millo' a medida que Ortega comenzó a 'encariñarse' con el balón. El partido se abrió a los 23, cuando Belluschi metió un cabezazo devuelto por el travesaño. El gol llegó en la jugada siguiente, iniciada por Augusto Fernández con una habilitación para Belluschi, que devolvió de cabeza al medio y Falcao, a la carera, metió un estupendo zurdazo que se clavó en el ángulo derecho de Caranta.

Desde ese momento, y hasta el final de los primeros 45, River fue amo y señor. Ortega estuvo imparable, juntándose con Buonanotte y Belluschi, mientras Boca no apareció en la cancha.

A los 32 Paletta cometió un torpe penal contra Buonanotte y la ejecución de Ortega fue rechazada por Caranta. Baldassi hizo repetirla porque el '1' se adelantó y ahí sí fue el segundo festejo local. Boca quedó expuesto y para colmo Banega se fue a las duchas por doble amarilla.

La segunda parte sobró, porque River, dueño absoluto de la situación, se limitó a esperar sin acelerar nunca, mientras que Boca fue todo impotencia. Con Battaglia en la cancha, y sin Gracián, la visita no encontró el camino que condujera a Carrizo, más allá de los solitarios e insuficientes esfuerzos de Palacio.

River se supo ganador antes del final y no aumentó porque prefirió florearse. Así, extendió a 5 partidos su racha sin caídas ante Boca en torneos locales (dos ganados y tres empates) y desató la fiesta en su cancha.

 



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