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Las obras del tiempo cuentan el viaje
Los monumentos son claros refugios de la memoria histórica que se resignifican en cada época. Estos bloques de piedra encierran miles de testimonios y desafían incluso a sus creadores.

En términos arquitectónicos la ciudad se ha devorado su pasado" reveló el profesor de historia de la Universidad Nacional del Comahue (UNC), Enrique Masses.

"Recién en los últimos años hay un interés de parte de autoridades y de organizaciones sociales de conservar algunos hitos que tuvieron que ver con el desarrollo de la capital".

Monolitos, bustos, torres son para Masses, definiciones de los hacedores que "no deben ser perdidas ni olvidadas en la vorágine del tiempo" y a las cuales "la sociedad le adjudica un contenido simbólico que muchas veces difiere del de su gestación". El monumento a la madre, por ejemplo, recupera la figura de la procreación, sin embargo, hoy está cargado de reminiscencias vinculadas a los desaparecidos y al respeto

irrestricto por los derechos humanos. También ha sido utilizado por agrupaciones feministas para congregarse y denunciar las arbitrariedades a la que son sometidas las mujeres.

"Los monumentos o los nombres de las calles destacan la actitud de una sociedad, que pueden ser válidos en ese momento y que, años después, terminan siendo puestos en tensión", aclaró el profesor. Sin ir más lejos los reclamos en torno a las figuras de Julio Argentino Roca o de Cristóbal Colón, realizados en el Alto Valle, reafirman este argumento. De hecho Neuquén tiene una estatua que evoca al inmigrante y ninguna que hable de los pueblos originarios.

La invisibilización de la historia tradicional positiva pondera y silencia creando un relato acotado. "El panteón de héroes recordado en los aniversarios es una construcción que se hace para salvar a personajes que han estado en los albores como Abel Chaneton, Eduardo Talero, Juan Julián Lastra", analizó el historiador e hizo hincapié en la complejidad de los procesos "algunos prohombres como Talero, cuando uno revisa los diarios de los militantes obreros, lo cuestionan por persecución cuando se desempeñó como jefe de policía".

Son símbolos de la fundación hombres que han participado de actividades sociales en cooperativas, profesionales importantes el caso del Doctor Ramón, el Doctor Castro Rendón, que son "los que adquieren notoriedad en la sociabilidad de esa época, y se omite a los pequeños pobladores".

En la opinión de Masses sólo algunos espacios han sido rescatados del "negocio inmobiliario que barrió con gran parte de la ciudad". La imposibilidad de crear un "ser neuquino", deviene de su carácter "aluvional, cosmopolita", por la destrucción de su "patrimonio". "Hasta el censo de 1970 las dos provincias más pobres del país eran Jujuy y Neuquén".

 



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