La multitudinaria protesta sindical del miércoles contra la política económica de la presidenta socialista Michelle Bachelet desnudó ayer las fisuras políticas que genera el modelo económico chileno en la propia coalición de gobierno. La movilización fue apoyada en las calles por senadores y diputados oficialistas, que exigieron la remoción del ministro de Hacienda, el independiente Andrés Velasco. Incluso el ministro Secretario General de la Presidencia, José Viera Gallo, dijo que iría a las marchas si supiera que no habría desmanes. En tanto, desde el Ministerio de Interior se bajó el perfil a las protestas y se emitió comunicados internos hablando de “normalidad”, pese a los más de 700 detenidos, los saqueos en el centro de la capital y el caos en las calles aledañas al palacio de gobierno. Bachelet pidió “diálogo y no presiones”, para encarar las reformas al sistema económico que a juicio de las federaciones laborales concentra la riqueza en pocos. De hecho, Chile elevó a 10.000 dólares su ingreso per cápita desde el retorno a la democracia en 1990 y redujo de cinco a dos millones el número de pobres. No obstante, aún hoy el cuatro por ciento más rico acapara un quinto de la riqueza nacional, según cifras oficiales. Dicha situación y la proyectada acumulación de excedentes fiscales por sobre los 40.000 millones de dólares para 2010 impulsaron fuertes demandas sociales en el último año y medio, justamente el período que lleva Bachelet en el poder. En las últimas semanas miles de trabajadores forestales, mineros y agroindustriales impulsaron protestas contra sus condiciones laborales, lo que derivó en la movilización del miércoles que fue liderada por la Central Unitaria de Trabajadores (CUT). El presidente de la CUT, el también socialista Arturo Martínez, dijo que los trabajadores salieron a la calle para “manifestar su disconformidad con el capitalismo salvaje que se instaló en Chile”. La crítica apunta especialmente a la ley laboral y a las dificultades que encuentra la sindicalización en Chile, que no supera el diez por ciento. En el empresariado, las continuas críticas desde el oficialismo hacia el modelo de desarrollo generan preocupación. El presidente de la patronal Confederación de la Producción y el Comercio (CPC), Alfredo Ovalle, calificó la jornada como un “día perdido para la producción”. Bachelet deberá ahora definir adónde avanzan sus futuras medidas económicas, en un ambiente tensionado entre quienes creen que no es sostenible mantener las actuales desigualdades y otros que vinculan el éxito del modelo chileno a su continuidad. La movilización en demanda de mayor equidad social y mejores condiciones laborales fue una “llamada de atención” para la sociedad chilena, aseguró el director de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el también chileno Juan Somavía. Los problemas de desigualdad social en Chile “son reales y el país tiene la posibilidad de avanzar hacia mayor igualdad”, afirmó Somavía, quien llegó a Santiago para encabezar un seminario sobre el trabajo en América Latina.
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