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CHISMES
Un gélido viento sur golpea de lleno sobre los rostros de los accionistas de una importante empresa frutícola de Villa Regina...

* La casa no está del todo en orden. Jueves 8 de agosto. Un gélido viento sur golpea de lleno sobre los rostros de los accionistas de una importante empresa frutícola de Villa Regina, que se aprestaban a ingresar a las oficinas ubicadas en pleno microcentro porteño, en 25 de Mayo al 700. El objetivo de la reunión: dar inicio a la asamblea oportunamente acordada. Según fuentes que participaron del evento, la "gran familia" no estuvo del todo unida a la hora de poner la firma sobre el libro de actas. Pocos hablaron y muchos fueron los que escucha-ron. Sólo se pudieron tocar los dos primeros puntos a desarrollar en la asamblea y es por ello que la misma pasó a un cuarto intermedio para los primeros días de setiembre.

Afuera, en plena crisis energética, la temperatura perforaba el piso de los dos grados centígrados. En las oficinas de 25 de Mayo al 700, la sensación térmica era otra. Se sentía cierta frustración en el ambiente en la medida en que pasaban los minutos y no se avanzaba en temas claves para algunos de los accionistas (o representantes de éstos) allí presentes.

Los discursos no terminaban de convencer, pese al esfuerzo que hacían algunos de sus directivos. Uno de los accionistas confirmó lo actuado ese frío día de agosto, aunque dejó en claro que "esto es normal en cualquier asamblea". Otro de los allí presentes, algo más pesimista y en tono amenazante aseguró: "Queremos escuchar argumentos que sean convincentes sobre cómo se está manejando la empresa".

La asamblea no terminó del todo bien. Sin embargo, tomando la palabra de la primera fuente mencionada, en general en este tipo de eventos no hay grandes gestos de cariño entre los accionistas. Más bien todos están a la defensiva, dejando de lado los grandes asados familiares que años antes los habían unido en el afecto.



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