Las pérdidas de producción que se están observando en todo el hemisferio norte, producto del daño climático en las explotaciones, sin duda alguna repercutirán en forma positiva en la comercialización de frutas del Valle de Río Negro y Neuquén. El análisis es sencillo. Una menor oferta esperada, sumada a los problemas de calidad sobre la fruta en fresco tanto en Europa como en Estados Unidos, es una combinación interesante para toda aquella fruta que espera ingresar en contraestación a estos mercados. Pero los efectos negativos del clima también habrá que esperarlos en la región. Y no se descarta por ello que también parte de la producción frutícola del Valle se vea afectada por los fenómenos climáticas que hoy sacuden al mundo. Es así que a partir de la semana que viene los productores de la región deberán estar alertas. Desde el Centro de Pronósticos de la Autoridad Interjurisdiccional de Cuencas (AIC) anunciaron, para el próximo viernes y sábado, un nuevo ingreso de aire frío que podría provocar más heladas en el Valle. De continuar la tendencia que comenzó en abril –el frecuente ingreso de aire polar– la ocurrencia de este tipo de fenómenos se mantendrá hasta principios de noviembre, lo que pone en zona de riesgo a toda la producción del Valle. “Durante la primera quincena de agosto esta tendencia continuará y estamos esperando sobre mediados de setiembre, octubre y la primera semana de noviembre, nuevos ingresos de aire frío”, informaron los pronosticadores del Cepropa aunque aclararon que “todavía no se puede evaluar fehacientemente si van a tener características severas para la región productiva”. Sin embargo no descartaron esta posibilidad, teniendo en cuenta las condiciones meteorológicas que se registraron durante el invierno y que a esta altura todavía persisten. Fernando Frassetto y Griselda Ostertag explicaron que estos fenómenos están relacionados con las temperaturas superficiales que registra el océano Pacífico que, este año, están por debajo de la media y generan condiciones climáticas denominadas “de niña”. Significa que las aguas del Pacífico están más frías de lo habitual, la radiación natural no alcanza para una evaporación importante y no hay circulación de vapor que genere precipitaciones. Según las previsiones, la tendencia no se modificará en los próximos meses ya que “los pronósticos adelantan mayor enfriamiento generando escenarios de sequía y fríos intensos, similares a los observados durante los períodos ’96 y ’98”, explicaron. En esta misma línea razonó Miguel Tassara, técnico especialista en Agrometeorología del INTA Alto Valle. “Estamos previendo un escenario similar al de la temporada ’98. En ese año tuvimos cerca de 10 días seguidos con noches con temperaturas por debajo de los 5 grados bajo cero, lo que generó pérdidas económicas significativas para todos aquellos productores que se defendían de las heladas”, aseguró el técnico. Las condiciones climáticas de este año, que permiten adelantar una temporada de heladas tardías más fuertes que las de otros períodos, fueron el frecuente ingreso de aire polar a partir de abril con una intensificación desde julio. Durante ese mes se registraron temperaturas en torno a los 14 y hasta 15 grados bajo cero en la zona de los valles. La media de julio fue de 2,2 grados bajo cero mientras que la habitual para ese mes se ubicaba en torno a los 0,4 grados centígrados sobre cero. Durante este invierno, el ingreso sistemático de aire frío ocasionó, además, sequías pronunciadas. Una muestra fue que las precipitaciones estuvieron por debajo de la media y apenas se registraron unos 150 milímetros cuando el promedio es de 180. “Para agosto se espera la entrada de más aire frío que provocará muy bajas temperaturas como las que tendremos hasta este fin de semana, incluso con inestabilidad y probabilidad de algunas neviscas y escarchillas. El próximo fin de semana hay un nuevo ingreso de aire polar y, si continuamos con esta tendencia del Pacífico frío, las condiciones para la primavera se van a mantener”, pronosticaron desde el Cepropa. Los pronosticadores compararon esta temporada de frío con las que “se registraron en algunos años de las décadas del 50, 60 y principios de los 70. Lo que se observa es la gran cantidad de días con heladas durante los meses de invierno y también temperaturas muy bajas”, aseguraron. Además explicaron que en el 2007 se observa una tendencia opuesta a la del año pasado, cuando hubieron condiciones de “niño”, con temperaturas altas y precipitaciones extremas. “Este año tenemos las condiciones inversas, de un enfriamiento muy pronunciado, con un invierno muy severo. Parecería que estamos cada vez más expuestos a eventos extremos”, concluyeron. (AC/Redacción Central) Chile ya siente los efectos Los fuertes fríos han provocado estragos en plantaciones de paltos y cítricos en Chile y, en menor medida, cerezos y guindas. En el caso de las naranjas, se estima que el 70% de la producción destinada a exportación está afectada. A esto se suman cultivos no exportables, como las hortalizas. Expertos trasandinos plantean que, de continuar la ola de frío hasta los primeros días de setiembre, se podrían afectar las frutillas, carozos e incluso la uva de mesa y la utilizada para fabricación de vinos. Si bien no hay datos oficiales sobre el tema, las pérdidas en palta para exportación son muy altas. A esto se le suma que la agricultura chilena está soportando mayores costos en manos de obra y energía y compite en el exterior con una paridad cambiaria negativa respecto de, por ejemplo, Argentina. La fruta de carozo, de suma importancia en el vecino país, ya está siendo afectada por la ola polar que cruzó el vecino país durante toda la semana pasada. Ciruela, cerezas y guindas están siendo ya defendidas con distintos tipos de sistemas. Desde el gobierno, aseguran que habrá fondos disponibles para financiar la lucha para prevención de heladas en estos cultivos que están ingresando en una etapa crítica de la producción. El ministro de Agricultura de Chile, Alvaro Rojas, aseguró que las pérdidas superan los 200 millones de dólares, 70.000 animales muertos, localidades bajo estado de emergencia agrícola o de catástrofe y 8.000 productores damnificados son algunas de las consecuencias del “terremoto blanco” que durante las últimas semanas ha azotado a Chile. La preocupación de los productores y del sector oficial es que parece que este intenso frío continuará hasta bien entrada la primavera.
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