E l uso de las nuevas tecnologías modificó el perfil de los consumidores de medios de comunicación. Antes: receptivos de contenidos, mecánicos, fieles seguidores, pacientes, no tecnológicos, hogareños, fijos. Ahora: interactivos, electrónicos, infieles, instantáneos, tecnificados, móviles y –mal que les pese a muchos empresarios– “malcriados” en la gratuidad. Los analistas de tendencias sostienen que pasaron de ser consumidores a “prosumidores”, gente que en lugar de quedarse quieta prefiere manifestarse a través de textos, fotos, video y arte. Un escenario que Ruper Murdoch, el magnate de New Corporation, define como “el cambio más dramático en los hábitos de consumo de medios sólo comparable al surgimiento de la imprenta en el siglo XV o a la aparición de la tevé en el siglo pasado”. Hace tiempo que las nuevas tecnologías reconfiguraron la vida familiar. Cabe pensar en internet y la rapidez de penetración de la web (desde la aparición de la World Wide Web) que alcanzó a 50 millones de usuarios en 6 años, algo que le costó 13 años a la televisión y 38 a la radio. Los datos actuales son para tener en cuenta: según la Unión Internacional de Telecomunicaciones en el mundo se destinan más horas a los medios digitales que a la televisión o a la radio. Para el 2010, más de 80 millones de adultos jugarán con videojuegos. En Argentina –pese a los vaivenes económicos– internet continúa sumando usuarios. Según un trabajo realizado en el 2007 por una consultora de América Latina (ComScore), este país es el segundo en Latinoamérica en penetración de banda ancha en ascenso que llega a cerca de 1.520.000 de abonados. La cifra se ubica detrás de Chile y por delante de Brasil. Con todo, en Argentina hay aproximadamente 13 millones de internautas que representan el 32% de la población. La mayoría de los usuarios, el 73%, se concentra en Capital Federal y Gran Buenos Aires. El 42% tienen menos de 25 años y dos de cada diez todavía no cumplieron los 18. En Buenos Aires la mayoría de los chicos de la calle tiene acceso a internet y se comunica vía correo electrónico. El fenómeno impacta en el modelo de negocio clásico que conciben los medios tradicionales de comunicación (la tevé, la radio, revistas y el diario en papel), todos tendrán que compartir la torta publicitaria que se ha ido desplazando hacia internet de manera lenta pero continua. Según el profesor Rosental Calmon Alves, director de la cátedra Knight de Periodismo de la Universidad de Texas en Austin (EE. UU.), los medios clásicos que no se adapten van a morir y por ello es momento de pasar de la defensa al ataque. En este sentido, ya hay varios medios que buscan nuevos caminos o “nichos comerciales” en la televisión por cable, la web, la radio satelital, los videojuegos y el celular. Nuevas oportunidades de negocios que generan también la necesidad de mayor transparencia con el usuario. Hay que recordar que en internet cualquiera puede publicar, las barreras de entrada ya no están en los costos de producción sino en la credibilidad. Internet, está claro, representa tanto amenazas como oportunidades para todos lo negocios y su impacto aún es difícil de estimar. El gerente de Dirección Estratégica Corporativa del diario “Clarín”, Alfredo de la Torre, estudioso de las nuevas tendencias, comentó a “Río Negro” su visión acerca de los desafíos que enfrentan los medios tradicionales en el era digital. –¿Cómo eran antes los consumidores de medios y cómo son ahora? –El consumidor era un receptor pasivo de contenido y su influencia era mínima o casi nula. Con la nueva era digital las cosas cambiaron y también la balanza de poder. El consumidor comenzó a tener más poder de la mano de los nuevos medios y opciones de comunicación. Ahora es un participante activo en los medios y goza de nuevas habilidades para proveer y distribuir contenidos, participar y colaborar en su creación y enviar y recibir contenidos a través de vastas redes sociales. Los nuevos consumidores tienen poca lealtad con las marcas, lo único que desean es el contenido y quieren que éste sea relevante, de fácil acceso y estimulante. –¿Cómo modificó internet el mercado publicitario en Argentina y el mundo? –El tiempo promedio de exposición a los medios creció un 6% en los últimos 5 años (de algo más de 9 horas diarias a algo menos de 10). Los individuos cada vez consumen más de un medio al mismo tiempo (“efecto multitasking”: radio/internet; tevé/internet). No sólo continúa la tendencia creciente en el consumo de medios sino también en el desplazamiento de medios tradicionales hacia nuevos medios. –¿El diario on-line hace temblar a la edición en papel? –Antes hay que hacer un “pequeño cambio conceptual”: los diarios son más leídos desde que tienen sus versiones en internet. El diario on-line genera nuevos hábitos: mientras que antes las personas se informaban básicamente en dos momentos del día (al salir y al regresar a su hogar), ahora el diario on-line les permite informarse todo el día. Las ediciones digitales de los diarios están transformándose silenciosamente. Hay mucho para decir en este terreno y aún más para hacer. Las arquitecturas buscan orientarse a usos más flexibles y personalizables. Un diario ya no es un diario, es un medio mucho más complejo que se debate entre lectores y usuarios, entre arquitectura y contenido. –¿Qué sucederá con los medios gráficos que no se adapten? - La tendencia (y la realidad) indica que los diarios están cada vez más presentes en la web. Hoy estamos ante una revolución digital, pero hay que encararla como una evolución. Internet es ya una plataforma esencial para la difusión noticiosa, pero aún es económicamente dependiente de lo que se genera desde el papel. Es por ello que el nuevo mundo es digital y también impreso. Una dimensión no excluye a la otra. Los diarios deben encontrar caminos para hablar con su audiencia. En un mundo fragmentado se necesitan puntos de referencia globales y ordenados y eso lo da un diario. Los medios deben aprovechar internet y verla como una oportunidad y no una amenaza. Para eso deberán experimentar con ella, reinventarse, transformarse y lanzarse, ya que el futuro es inevitablemente digital. Los nuevos medios serán híbridos: digitales y materiales.
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