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“Creo que Kirchner le está dejando
El ex mandatario uruguayo, de profundos lazos con la Argentina, no cree que la actual disputa por las papeleras altere la estrecha relación que históricamente unió su país con el nuestro. Analiza la herencia española, los nacionalismos y los desafíos del futuro.

uán malas están las relaciones entre la Argentina y Uruguay a partir del tema de las papeleras?
–¡No están mal, mucho menos entre nuestros pueblos! Tenemos tanto en común que no nos pueden separar por este tema, que sí hay que tratarlo con seriedad y honestidad de posiciones y dialogar y dialogar... ¡no hay pasiones opuestas!
–Menos mal. Savater afirma que las pasiones opuestas no se contrarrestan sino que se retroalimentan, se potencian. ¿No le preocupa cierto nacionalismo argentino que siempre anda buscando greña, ese nacionalismo que se tornaría infantil si no tuviera banderas ensangrentadas y una obtusa idea de lo que es la Patria?
–No, no me inquieta. Todos los países tienen esos planos ideológicos que siempre se sienten perseguidos por el vecino o no sé qué, y entonces sacan las culpas afuera. Ese sacarse las responsabilidades y buscar el chivo expiatorio para echar la culpa es algo muy propio de esos nacionalismos e incluso de mucho de la política latinoamericana.
–Bueno, pero en un momento dado la culta Alemania buscó a los judíos como chivos expiatorios de sus problemas y vino Auschwitz, que no fue precisamente una paradoja…
–¡Por supuesto! Pero Europa ha logrado sus propios equilibrios y su política no se desliga de responsabilidades ante los problemas. Sí lo hacemos en América Latina, donde nos creemos que somos lo más importante del mundo, que el mundo está pendiente de nosotros, pero nuestro continente no existe como entidad sólida en el resto del mundo porque carecemos de sentido para la integración. Entre nosotros, entre todos nuestros países, vivimos sospechándonos y por momentos viéndonos como enemigos. Para ser alguien en el mundo hay que integrarse, y para integrarse hay que cambiar la visión que se tiene del vecino. Eso hicieron los europeos luego de matarse y matarse entre ellos... usted seguramente es muy pibe y entonces…
–No crea. Me parece ver la foto de De Gaulle abrazándose con Konrad Adenauer y, mucho más acá, Mitterrand de la mano de Kohl ante la tumba del soldado desconocido. ¿Lo lograremos los latinoamericanos?
–Si salimos de nuestro primitivismo político, sí. Hay un punto en que, si queremos ser trascendentes como continente, como unidad, habrá que dejar atrás ciertas retóricas y conductas que hace tiempo que están fuera del mundo, del progreso. Ese es el caso de Chávez, que no es nada más que un presidente con plata pero distante de a dónde va el mundo... el progreso no pasa por su discurso.
–¿Está en decadencia la idea de progreso tal cual la entendimos en Latinoamérica?
–Yo creo que se ha deformado, pero hace mucho. Hace siglos que tenemos deformada la idea de progreso o, en todo caso, nacimos como entidades nacionales con una matriz muy deformada de lo que es el progreso.
–¿Nos perjudicó el paradigma colonizador español?
–Castilla, Castilla… se colonizó a imagen y semejanza de la Castilla de Carlos V y Felipe II, un imperio que terminó fundiéndose porque el dinero era pecado, porque el lucro era pecado. Fue una decadencia de terror. Por no saber administrar y por condicionamientos de distinta naturaleza, incluso religiosa, a ese imperio se le esfumaron las más de 80.000 toneladas de oro y plata que se llevaron de América Latina. Aquí vale lo de Juan Bautista Alberdi cuando afirmaba que para la España colonizadora la buena administración no existía. Nosotros formamos nuestros estados nacionales en el marco de esa cultura de la mala administración de lo público.
–Volvamos al diferendo argentino-uruguayo por las papeleras. Dejando de lado la posibilidad de que en ese tema abreven los nacionalismos extremos, hay una realidad: la anormalidad con que funcionan los puentes en el Litoral. ¿El bloqueo es sólo una payasada, como usted ha dicho, organizada por el gobernador Busti de Entre Ríos? ¿No le parece un tema más complejo?
–Yo ya lo dije: Kirchner vivió a lo largo de estos años como presidente muy decidido a construir poder, salir del 22/23% con que llegó a presidente. Busti fue leal a ese proyecto, funcional: organizó todo lo concerniente a los cortes de rutas y puentes para ayudar a Kirchner y sus expectativas de poder. Payasadas, yo lo he definido así. Ahora hay que seguir dialogando y esperar el nuevo gobierno argentino, que quizá esté en manos de la esposa de Kirchner.
–¿Debe inferirse que usted cree que ella tendrá una posición más flexible en el tema del corte de puentes y rutas?
–No, no me refiero a eso. Me refiero a que el próximo gobierno argentino tendrá que meter mano en temas muy complejos en que metió Kirchner a la Argentina. ¿Usted cree que es un problema menor el reajuste de tarifas que se viene en este país? Eso Kirchner lo deja al próximo gobierno, que quizá sea el de su esposa Cristina, para la cual los cortes serán nada ante los problemas que deberá encarar. Creo que le está dejando la inflación.
–¿Qué opinión tiene, desde lo político, sobre la que parece ser será la nueva presidenta de la Argentina, Cristina de Kirchner?
–Yo no conozco mucho de los puntos de vista que ella tiene sobre distintos temas, en consecuencia no puedo opinar sobre algo que, en todo caso, está por llegar.
–Pero, en política, la Argentina y Uruguay están en el “mismo barrio”, decía Tato Bores...
–Sí, sí, nos conocemos bien, lo sé, pero…
–En la Argentina, los que dicen saber, que siempre son muchos pero son menos cuando se equivocan, sostienen que ella ejercerá un gobierno más pragmático que el de su marido, en relación con el resto de la política. ¿Qué piensa?
–Mire, creo que ella tendrá que ser muy medida en muchas de sus opiniones.
–¿Por qué?
–Porque... porque el cambio de gobierno en la Argentina va a generar una serie de cambios que van a ser dramáticamente impactantes e importantes en la vida argentina, cambios en el campo económico, claro, un terreno siempre muy delicado para la política de nuestros países.
–¿Qué cambios?
–Mire, hoy se hace evidente que una de las políticas clave que ha tenido el gobierno del señor Kirchner es haber manipulado las cuestiones económicas de forma de mantener un tipo de cambio alto y al mismo tiempo una inflación baja. Pero para mantenerla baja ha subsidiado los precios de combustibles, por caso, a través de las retenciones y el impuesto a los cheques, logrando un superávit fiscal que le permitió comprar dólares sin generar la magnitud de la inflación que ya tiene. Kirchner la oculta pero, bueno, esto no se puede mantener indefinidamente.
–¿Usted me está diciendo que éste es un tema con el que se encontrará Cristina si llega a la Casa Rosada?
–Yo lo que creo es que hay gobiernos que se encuentran ante situaciones en que no pueden tomar medidas realistas y de sinceramiento de la economía a mitad de camino sino al principio.
–¿Ese es el cuadro de decisiones o dilemas que encontrará Cristina Kirchner si llega a presidenta?
–No sé, ella y sus asesores lo sabrán, si es que llega al gobierno, o lo sabrán los asesores del señor Roberto Lavagna o Ricardo López Murphy, a ambos los respetamos mucho en Uruguay. Ricardo trabajó mucho aquí como asesor y generó una red de amistades muy profundas. También conozco mucho a Lavagna, a quien respetamos, pero con López Murphy me liga una entidad ideológica por haber militado él en el radicalismo. Usted sabe que él se llama Ricardo por Ricardo Balbín e Hipólito por Yrigoyen. Yo me siento muy cercano al radicalismo... mi padre hizo uso de la palabra en el lanzamiento de la fórmula para presidente y vice, de la fórmula Tamborino-Mosca.
–La de la Unión Democrática, en el ’46: “Braden o Perón”.
–Sí claro. ¿Qué le parece? Yo tengo muchas coincidencias con Yrigoyen y el radicalismo yrigoyenista a partir de su formación krausista y su ligazón con José Martí. La filosofía de Krause nos marca mucho.
–Hay un tema que siempre intriga a los argentinos cuando hablan de nuestros países y se presenta en términos de interrogante: ¿por qué Uruguay tiene una formación como Estado mucho más abierta que la Argentina? Abierta en el sentido de ausencia de dogmatismos a la hora de conformar el Estado, formado en un marco generosamente estimulante en materia de libertad…
–Bueno, supongo que es una respuesta que se puede formular desde distintos planos, pero mire: cuando nosotros como integrantes de las Provincias Unidas del Río de la Plata, en 1813, enviamos a nuestros representantes, les dimos varias instrucciones. La tercera decía que se promovería la libertad civil y religiosa en toda su extensión imaginable. Sin embargo, las instrucciones del resto de las provincias promovían la religión católica apostólica y romana como religión oficial. ¿Pero por qué esta provincia opinaba así? ¿Por qué tenía esa filosofía de libertad? Porque éramos un puerto abierto al que llegaban todas las ideas. Desde esa condición nos fuimos forjando en un marco amplio de libertad, de carencia de ortodoxias, de dogmatismos. Así fuimos y somos los uruguayos. Ni mejores ni peores, simplemente un pueblo chico pero fiel a los ideales de la libertad.

EL ELEGIDO

Jorge Batlle tiene 80 años y mantiene intacto un estilo que es tradicional en la política uruguaya: la disposición a relacionarse con franqueza y en términos muy abiertos y directos con el periodismo. Desciende de una familia de larga militancia y tradición política en el Partido Colorado, que hasta la llegada de la transición se repartió poder con el Partido Nacional en el marco de un sistema definidamente bipartidista, fracturado por la aparición del Frente Amplio. Su padre también fue presidente de Uruguay en el lapso 1947-1951.
Fueron las vicisitudes políticas las que trajeron por primera vez a Batlle a la Argentina. Sucedió en 1933, cuando tras el golpe militar que ganó el poder en Uruguay, toda su familia se exilió en Buenos Aires. Con madre y esposa argentinas, Batlle confiesa pasar “horas y horas leyendo y releyendo a Juan Bautista Alberdi... realmente, el más grande pensador que dio nuestro continente”, dice.

“¡Qué linda
la tinta!”

–Buen día. ¿Presidente Batlle?
–Sí, sí, el mismo.
–Del diario “Río Negro”, hablamos ayer.
–Claro, claro. ¿Frío en Buenos Aires?
–Sí, sí.
–Acá, en Montevideo, hay una heladita que se la regalo. Bueno, en invierno no hace calor, ¿no?
–No, no.
–Diario “Río Negro”... me han hablado muy bien de ese diario. Tenemos amigos comunes.
–Sí, sí… la gente de “Búsqueda”, Danilo Arbilla, Paolillo…
–Así es. ¡Qué lindo oficio el periodismo! Yo lo ejercí muchos años. Fui secretario de Redacción y director del diario “Acción”. También estuve en Radio Ariel. Atrapante el periodismo. Pero, además, ¿sabe lo que soy yo? Un buen gráfico… sí, de taller y muy bueno. Me precio de ser un aceptable linotipista y un buen armador, porque trabajé tanto en medios hechos a plomo como después, con el sistema offset… ¡me encantaba bajar al taller, meterme en ese ambiente! Y le puedo asegurar que hacía cosas muy interesantes con el plomo para tener líneas oblicuas... ¡soy hombre de tinta y plomo! ¡Qué lindo tiempo!



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