|
||
Sostenido desarrollo del Idevi | ||
La mayor parte de las tierras se destina a las pasturas. Hay pocas hectáreas con producción frutihortícola.
|
||
VIEDMA (AV)- La explotación intensiva de reservas forrajeras constituyen en el área del Instituto de Desarrollo del Valle Inferior (Idevi) una herencia que perdura en el tiempo productivo. Así lo confirman los registros oficiales de ese organismo que coordina las actividades agropecuarias en el valle irrigado y cuyas instalaciones se encuentran cercanas a esta capital. Las declaraciones juradas de riego, que se miden desde 1973 en adelante, sólo demuestran que los cereales tuvieron un buen arranque pero, de ahí hasta estos días, las forrajeras tanto para engorde de ganado bajo riego como fabricación de rollos de alfalfa comenzaron a tallar fuerte. Muy por debajo vienen quedando hortalizas y frutales que cada año que pasa muestran mayores dificultades para afianzarse en la zona. Sobre esto hay coincidencia generalizada entre productores y autoridades del Idevi acerca de que la fluctuación de precios hortícolas hizo que los chacareros se volcaran o volvieran a la producción de pastura para ganadería bajo riego, un negocio hoy con mayores utilidades económicas respecto de otras alternativas. Frente a un escenario contrario a la diversidad productiva, hombres de campo, profesionales del Idevi y técnicos de la Estación Experimental del INTA-Valle Inferior desarrollaron en los últimos 10 años una prolífica tarea en diagnósticos e investigaciones. Un grupo de técnicos y colaboradores de campo coordinados por el ingeniero Raúl Zabala concretó en 1997 uno de los primeros estudios de cara a que el valle de Viedma se venía presentando como un verdadero potencial productivo para que la hacienda pueda abrevar evolucionando en el tiempo. El objetivo de ese trabajo fue obtener información respecto del comportamiento de nuevos cultivares, con distinto grado de reposo invernal, bajo las condiciones de clima y riego que caracterizan a esta zona. Para ello, se implantaron tres ensayos de evaluación del rendimiento forrajero de cultivares de alfalfa que se evaluaron mediante cortes mecánicos durante tres ciclos consecutivos. Sobre el mismo sistema de producción pivoteó años más tarde el ex titular de la Experimental, Enrique Viviani Rossi, buscando la prioridad en lograr forrajes conservados de alta calidad nutritiva o comercial. Paralelamente, fijó como una imperioso necesidad minimizar pérdidas en materia seca y en componentes químicos valiosos. Actualmente los cambios se aceleraron con otras pasturas. Desde el INTA, con apoyo de los productores inte resados, surgieron nuevas variedades con el empleo de nueva tecnología, es decir más barata y con mayores rendimientos. Así es que aparece en la región el "pasto ovillo", un compost integrado por cebadilla, ray grass y trébol. También se lo conoce como "pasturas bajas". Existe equipo para este proyecto: el productor Vicente Pérez y el ingeniero Raúl Barbarrosa. "La reina de las pasturas era la alfalfa, pero luego de un desarrollo importante vimos las ventajas de otras pasturas que producen más volumen alimenticio y permiten un mayor 'verdeo' durante casi 12 meses en un año", consideró Pérez. Este lleva en la actividad específica 29 años, realizando además distintas experiencias con engorde a corral, como contratista de siembra y miembro de la Cooperadora de la Experimental. Las modificaciones tecnológicas, que reúnen a un importante grupo, implican el empleo de fertilización, el manejo del rodeo y de los predios con determinada carga animal para evitar el pisoteo, más la rotación de los rodeos. Las diferencias productivas en este tipo de verdeos es de 10 pesos por kilo contra 20 de la alfalfa que está siendo desechada, de acuerdo a los ensayos conjuntos. Barbarrosa contó que la experiencia tiene como marco un proyecto regional del INTA con un presupuesto a tres años de 140.000 pesos para investigar y desarrollar 15 especies de forrajeras que se adapten competitivamente en toda esta vasta zona de producción. Explicó que las tecnologías se están aplicando sobre forrajes de otoño e invierno que crecen con una temperatura mínimo de 7 grados, sumándose las posibilidades que otorga el riego gravitacional hasta mayo y el aprovechamiento de unos 80 milímetros al año. El campo parece orégano para los terneros. De acuerdo a las verificaciones técnicas, los terneros ingresan a los predios con 150 kilos y en consecuencia, con el alto rendimiento de las proteínas, hidratos de carbono, minerales y vitaminas que ofrecen las pasturas, en menos de un año pueden superar los 200 kilogramos de peso. "Aquí en la colonia probamos con maíz pisingallo, a partir de interés del exterior, el girasol y todas las especies hortícolas; pero el alejamiento de los grandes centros de consumo y los problemas insalvables de plagas nos obligaron a desviarnos productivamente. Igual, creo que tenemos un potencial enorme en la ganadería bajo riego por el corrimiento de las fronteras ganaderas desde la Pampa Húmeda", afirmó Pérez.
LA COMERCIALIZACION
La sequía que afecta a diversas zonas de secano de la provincia, sur de La Pampa y sudoeste bonaerense, provocó una fuerte demanda en la venta de rollos de pasto. Virtualmente ya casi no quedan en la colonia. Se vendieron a un promedio de entre 130 y 140 pesos, con topes que alcanzaron los 180 pesos por unidad. Esto es cíclico dado que en el 2005 ocurrió lo mismo y en consecuencia los productores prefirieron el mercado regional que venderlo a una fábrica para producir pellets. OTRAS VIAS El actual interventor del Idevi, Claudio Vidondo, resaltó que, junto a la importante incidencia que tienen las pasturas y el enorme potencial que puede aumentar la rentabilidad ganadera por hectárea, se debe complementar la oferta de la canasta productiva con la producción de cebollas para exportación. Reconoció que por una cuestión de rentabilidad no tienen demasiada preponderancia otros cultivos como el del zapallo o las hortalizas en general. Sin embargo, le adjudicó resto a las inversiones privadas en 80 hectáreas de olivos, un programa de fomento para aumentar a 50 hectáreas las plantaciones de avellanos. Al trazar un balance de lo actuado en los últimos años, destacó que "se ve una franja de productores que está creciendo con cultivos no tradicionales (ver aparte), con nuevas inversiones. Se trata de actores que no estaban y que están trayendo ahorro capitalizado o de afuera".
|
||
Use la opción de su browser para imprimir o haga clic aquí | ||