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Un negocio para todos

NEUQUEN (AN).- En el 2002, la municipalidad y el gobierno de Neuquén a través de la corporación estatal Cordineu convocaron a los arquitectos Roberto Converti y Fabio de Marco (Oficina Urbana) con la finalidad de generar una propuesta urbana que integrara la urbe capitalina a los ríos Neuquén y Limay. El llamado a estos profesionales no fue casual. Converti y De Marco fueron los gestores del proyecto Puerto Madero, que recuperó la zona portuaria del Río de la Plata reconvirtiéndola en uno de los sectores más convocantes del país y en un muy buen negocio inmobiliario.

En Neuquén, el área de abordaje integró sectores rurales y residenciales degradados en una línea costera de 22 kilómetros y la isla 132 como "la" nueva centralidad urbana. Después de cuatro años de estudios y 153 reuniones con los propietarios de las tierras ribereñas se llegó al consenso, a normas reguladoras y a pautas ambientales para todo el paseo, con apoyo técnico profesional de la Universidad Nacional del Comahue.

Sobre esta base, el Deliberante rezonificó el área, los chacareros cedieron el 25% del terreno utilizable a un fondo de tierras y Cordineu quedó como administrador del fideicomiso que genera recursos para las obras de infraestructura.

La política fue y sigue siendo convocar la inversión privada para el desarrollo del proyecto, que incluye viviendas, hoteles, comercios, espacios públicos y parques naturales.

Converti y De Marco tentaron entonces a la desarrolladora GyD Developers. "Recorrimos Neuquén pero no nos pareció que pudiéramos aportar valor agregado... hasta que conocimos el Paseo de la Costa: era el único lugar que hacía de Neuquén un lugar diferente a cualquier otro", recordó Daniel Mintzer. "El problema era que estaba en oferta desde hacía tiempo y nadie sabía muy bien qué hacer en este lugar. Contratamos a la consultora Shanahan, que definió que ningún uso sería suficiente en sí mismo sino que debería ser una combinación de todos".

Esta definición planteaba otra dificultad: una cosa era invertir 10.000.000 de dólares y otra muy distinta 25.000.000. Un sondeo entre los inversores despejó dudas y así nació Rivera Urbana en el Paseo de la Costa.

GyD hizo sus primeros pasos en la Argentina hasta que en el 2001, en plena época hiperinflacionaria, migró en busca de nuevas alternativas a Miami. Fue el inicio de su "globalización" y de una nueva política de trabajo, consistente en desarrollos completos de edificios y/o complejos, catapultándose a nivel internacional como una de las desarrolladoras más prestigiosas.

Inversión privada en la zona del río para construir viviendas, hoteles, comercios, espacios públicos y parques.



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