|
||
¿Dónde andarás, viejo? | ||
Dónde andarás, viejo Boogie? Porque es cierto, Fontanarrosa te jubiló allá por el '97. Creyó que con el fin de la Guerra Fría ya no tendrías trabajo. Sí, ya sé, Fontanarrosa no se comió el verso del japonesito que anduvo chillando a los cuatro vientos que las ideologías habían muerto o no sé qué cosa parecida. No, Boogie, Fontanarrosa es un tipo culto; jamás miró la historia desde la perspectiva de buenos y malos. Es un hombre de matices. Sabe que en política lo de bueno y malo siempre es relativo. Tiene en claro que en ese ida y vuelta siempre está la ideología de por medio. Conclusión, Boogie: ese talento que te dio vida no es hombre de discurso único. Y los que compraron el verso del japonés ¡cuántos en la Argentina, Boogie! eran gente de discurso único... ¡giles de lechería, Boogie! Pero por alguna razón en aquel '97 Fontanarrosa te sacó de juego. Una vez me dijo que se cansó. "Me parece que pasó su época y había dejado de divertirme", me confesó sin inmutarse. ¡Divertirse con vos! ¡Algo así como tomarte para el churrete! Pero riesgoso tomarte a vos, Boogie, para el churrete, ¿no? Sacás la 357 de tu acerada sobaquera y ¡a otra cosa Robirosa! ¿Sabés, Boogie? Siempre tuve una duda, quizá fundada en un equívoco pero duda al fin: ¿por qué no usabas la 45? ¡Sí, sí la Colt! Sí, ya sé que estaba la Glock... ¡terrible, Boogie, y cada vez con más balas! Pero ¿y la 45? Sí, sí... ésa a la que Robert de Niro rendía tanto tributo en "Ronin." Sí, Boogie, con Jean Reno... ¡y en París, Boogie, París! ¡Un acto de elegancia, de estilo para con París, ahí, eterna como su Francia! Sí, sí... en ese depósito, con una rubia fría que repartía armas y verdes. Y De Niro respondiendo a la provocación de un aficionado a los tiros que descartaba la 45 como un arma importante. De Niro con cara de nada, reflexionando mientras miraba la Colt a modo de patriótico tributo. "A mi país le prestó buenos servicios". ¡No me vas a decir, Boogie, que no viste esa película! Es cierto, capaz que en la boletería te pidieron que dejaras la Magnum y vos te negaste. Si te pasó eso, estás muy viejo Boogie; en otros tiempos le hubieras volado la cabeza al taquillero... ¡mirá si un alfeñique centroamericano te iba a pedir algo así! ¿Y un negro? Porque es cierto, Boogie: vos no querías a nadie. Un psiquiatra amigo mío dice que ése era tu déficit emocional. Testarudo el psiquiatra, no entiende que tipos como vos no pueden tener emociones. ¡No te imagino paseando a pie por el Harlem y acariciando cabecitas de pibes negros! ¡Y mucho menos árabes! En todo caso vos querés a los tuyos, que... ¡ojo, Boogie, se están mezclando mucho últimamente! Vos sabés que ahora, al escribir sobre vos, se me vienen en catarata todas tus tiras. Desde las primeras, las que aparecieron en "Hortensia", en el '72 si mal no recuerdo. Y me acuerdo de una en especial. Estabas sentado a una mesa, tomando cerveza con un colega tuyo, creo. ¿Qué sentís, Boogie, cuando matás? te preguntaba. Si uso silenciador, no siento nada respondías. Impávido. Cínico... ¿Despiadado? Ah, no. No creo que seas despiadado. Sería injusto calificarte así. ¿Qué será ser despiadado en tu oficio, Boogie? Vos siempre liquidabas por una buena causa. O, en todo caso, por las buenas causas tal cual las entendemos aquellos que comemos todos los días. ¡Y que no nos vengan, Boogie, con la monserga de fines y medios! ¡Estoy harto de esa milonga! Eso es para los filósofos, para la metafísica, ¡pero en política, Boogie...! ¡Preguntale a "Teddy" Roosevelt sobre esto! ¡Al gordo Churchill! ¡Gente nuestra, Boogie... propia tropa, campeones de las libertades! ¡Pero campeones porque no le hicieron asco a nada! En fin, Boogie, Fontanarrosa te jubiló a los 27 años tras una carrera impecable. Intachable. Muy joven para un operativo como vos. A esa edad, en ese oficio, se está en la plenitud. Los reflejos como nunca. La puntería no falla, mucho menos la velocidad para cambiar de cargador cual un rayo y sin perder el faso ni transpirar. Vos lo sabés, Boogie: en tu oficio, el que se pone nervioso pierde. ¿Dónde estarás, Boogie? ¿En Afganistán? ¿En Irak? De noche suelo mirar la biblioteca en dirección a donde te tengo... "Todo Boogie", de ediciones De la Flor. Y en esas noches me suelo preguntar si algún día te encontrarás mano a mano con Ben Laden. ¡Mama mía, canto al balazo! ¡Ojo, Boogie, ahí se define nuestro destino! ¡Te extrañamos, Boogie! "Boogie, el aceitoso" encarnó uno de los capítulos más creativos de ese talento que es el "Negro" Fontanarrosa, un humorista que jubiló a aquel gigante rubio quizá de la CIA cuando tenía apenas 27 años.
CARLOS TORRENGO |
||
Use la opción de su browser para imprimir o haga clic aquí | ||