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Poder en el caos mundial | ||
"Con todo, el caos mundial es una realidad, como también lo es la perspectiva de otro siglo de conflictos armados y de calamidades humanas. ¿Es posible volver a una suerte de control global, como sucedió, a excepción de un período de treinta años, durante los 175 años que transcurrieron desde la batalla de Waterloo hasta la caída de la URSS? La cuestión es hoy mucho más complicada, por dos motivos. "En primer lugar, las desigualdades a que ha dado lugar la globalización descontrolada del libre mercado, y que han aumentado a un ritmo exponencial, son el caldo de cultivo natural de todo tipo de inestabilidades y agravios. Como se ha observado recientemente, 'ni siquiera los estamentos militares más avanzados podrían enfrentarse a una crisis total del sistema jurídico', y la crisis de los estados a la que aludí anteriormente ha hecho de ésta una posibilidad más factible que en el pasado. En segundo lugar, ya no existe un sistema de superpotencias internacionales plurales como el que estuvo vigente y que evitó que, salvo en el catastrófico período comprendido entre 1914 y 1945, estallara una guerra total. Este sistema descansaba en un postulado que se remonta a los tratados que lograron acabar con la guerra de los Treinta Años en el siglo XVII: existían en el mundo unos estados cuyas relaciones se regían por diversas reglas, y entre ellas la de no interferir en los asuntos internos del otro, y por una distinción diáfana entre guerra y paz. "Sin embargo, nada de todo esto es válido en la actualidad. Otro de los pilares del sistema era la realidad de un mundo donde convivían diferentes potencias, algo que ya existía en la reducida 'primera división' de estados, apenas un puñado de 'grandes potencias' que, a partir de 1945, se reduciría aún más, hasta quedar sólo dos superpotencias. Ninguna de las dos supo imponerse de un modo abrumador. Incluso fuera de buena parte del mundo occidental, la hegemonía regional siempre se demostró temporal. Ambas estaban condenadas a convivir. El final de la URSS y la sensacional superioridad militar de Estados Unidos han puesto fin a este sistema de potencias. Es historia. Y no sólo eso, sino que, desde 2002, EE. UU. se ha dedicado a denunciar las obligaciones que el país había contraído en virtud de los diferentes tratados rubricados y de las convenciones que articulaban el sistema internacional, aprovechándose de una supremacía que todo apunta a que será larga en el terreno de la tecnología militar, y que hoy lo convierte en el único Estado capaz de llevar a cabo una operación militar de envergadura en cualquier parte del mundo y en un breve lapso de tiempo". (Eric Hobsbawm en "Guerra y paz en el siglo XXI") |
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