Fue un héroe, un guerrillero, un revolucionario... y además apuesto. Debido a esos atributos Giuseppe Garibaldi (1807-1882) es comparado muchas veces con el argentino-cubano Ernesto Che Guevara (1928-1967) y sigue siendo una de las figuras históricas más populares de Italia, Brasil y Argentina. Garibaldi, nacido en Niza (hoy Francia), es uno de los protagonistas más populares del movimiento de unificación italiano entre 1820 y 1870. El próximo 4 de julio el país celebrará los 200 años de su nacimiento. La carrera política de Garibaldi comenzó en realidad con una condena a muerte, después de que el joven idealista participara en 1834 en un fracasado levantamiento en el Piamonte. Sin embargo, consiguió escapar a Sudamérica, donde participó en levantamientos independentistas en Brasil y Uruguay y hasta comandó una flota naval contra las fuerzas del argentino Juan Manuel de Rosas, encabezadas por Guillermo Brown. Rosas apoyaba en ese momento al depuesto presidente uruguayo Manuel Oribe. Tras regresar a Montevideo, en 1843 Garibaldi organizó una unidad militar denominada “La Legión Italiana”, al frente de la cual se puso al servicio del gobierno de Montevideo cuando la ciudad fue sitiada por Oribe –sitio que habría de prolongarse hasta 1851–. Fue en tierras sudamericanas donde conoció a su esposa, Ana María de Jesús Ribeiro, con quien se casó en 1842. Con ella tuvo cuatro hijos. En 1848 Garibaldi regresó a Europa y participó en Italia en la guerra de independencia contra Austria. Debido a su carrera militar a ambos lados del Atlántico, sus simpatizantes lo llamaron el “héroe de los dos mundos”. El pensamiento de Garibaldi estuvo profundamente influido por el demócrata y luchador por la libertad Giuseppe Mazzini, quien desde muy temprano abogó por la autodeterminación de los pueblos europeos y sobre todo la independencia y unificación del Estado italiano. Ya sea en el combate de Piamonte-Cerdeña contra Austria (1854), en la conquista de Nápoles y Sicilia (1860) o más tarde en la guerra franco-prusiana (1870-71), en todos los casos las campañas de Garibaldi eran legendarias y lo convirtieron en un mito. Particularmente famosa fue la expedición de los “Mil” el 11 de mayo de 1860, cuando el combatiente italiano desembarcó con poco más de mil voluntarios en la costa de Sicilia y encabezó así la última fase del “Risorgimento”, el movimiento de unificación italiano. Hasta entonces el país era gobernado por varios poderes. Garibaldi consiguió deponer la monarquía de Nápoles y apenas un año después de su victoria se proclamó en Turín el reino de Italia. “Garibaldi era consciente de haberse convertido en un capítulo de la historia universal, él sabía que era uno de esos héroes cuyo nombre no se olvida”, escribió sobre él hace poco el periodista Massimo L. Salvadori en “La Repubblica”. Y añadió: “Su mito personal superó todos los límites”. Hay innumerables libros y películas italianos sobre el héroe nacional. Aunque Hollywood no se haya interesado por el momento en la vida del “héroe de los dos mundos”, que murió en el exilio en 1882 en la isla de Caprera, a sus simpatizantes y estudiosos no les importa. La historiadora irlandesa Lucy Riall señala que “todo el ‘Risorgimento’ fue un film melodramático, con héroes, traidores, bellas mujeres, violencia, tragedia y un final feliz”. Y añade: “Pero a mí personalmente no me gustaría ver a Garibaldi en versión hollywoodense”. CAROLA FRENTZEN DPA
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