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BIEN MINIMALISTA
UNA CASA AMABLE, COMODA, transparente, LLENA DE VITALIDAD, UBICADA EN LAS AFUERAS DE SANTIAGO DE CHILE. DE GRAN  LIMPIEZA ESPACIAL. EN ELLA VIVE UNA FAMILIA JOVEN, CON NIÑOS. SU AUTOR: el arquitecto felipe assadi. la proximidad del frente con la calle se solucionó con una fachada totalmente arborizada. ¿el resultado? en esta produccion pensada para no perderse detalle.

Aún presentando la limpieza en los trazos y la frialdad de los materiales de la arquitectura europea contemporánea, esta casa guarda la calidez y la flexibilidad de un hogar para la familia. La construcción fue pensada bajo una belleza estructurada y simplista, delineada con un criterio preciso dirigido hacia el diseño. Una obra clásica del modernismo, que cuenta con espacios definidos y por sus transparencias, fuertemente relacionados con su entorno. En el uso diario, sin embargo, resulta una casa amable, cómoda y llena de vitalidad debido a la manera como ha sido apropiada por sus habitantes, una familia joven con niños. El arquitecto Felipe Assadi, en permanente cooperación con su cliente que es constructor, realizó en el 2004 esta original vivienda en las afueras de Santiago de Chile.
Assadi explica el origen de la construcción: “Como punto de partida teníamos un terreno de 1.000 metros cuadrados, cuyo reto era la doble exposición hacia la calle. Tenía la ventaja de ser la ladera sur de un cerro y en invierno el sol se esconde a eso de las 4 de la tarde. Por esto tratamos de generar una diagonalización de la luz desde el cerro con una ventana desde la parte de arriba. Quisimos que cayera la luz sobre el espacio de ruptura, con un ventanal muy transparente hacia la calle que permitiera un gran paso del calor del sol y mucha luminosidad allí donde la familia permanece más tiempo. El inconveniente de la proximidad a la calle lo solucionamos trabajando con una fachada bastante arborizada”.
La fachada no es para nada el frente común o tradicional de una casa de familia en las afueras de la ciudad. Con el mismo espíritu vanguardista de los pioneros de la arquitectura contemporánea a principios del siglo XX, el arquitecto propuso esta cara geométrica e industrial que transgrede las convenciones y que utiliza elementos formales y recursos técnicos de las obras europeas y americanas. El largo corredor lateral que organiza las alcobas de la segunda planta, cubierto de una larga vidriera que expone la vida interna de la vivienda, los refuerzos metálicos en las ventanas, los desagües visibles y la estructura de hormigón armado le confieren a la fachada su carácter indiscutible de avant-garde.
 “La arquitectura contemporánea es mucho más que una moda. Es una necesidad. Es decir que el vivir en un lugar abierto, despojado, minimalista, tal como es una vivienda al estilo contemporáneo, responde a un modo de vida. Un soporte como es este proyecto permite ser llenado de múltiples maneras y su contenido tiene que ver con las personas que lo habitan. El trabajo de uno como arquitecto es plantear un lugar poniéndose en el lugar del cliente y su familia sin perder de vista la creatividad y el conocimiento”, afirma Assadi. Es así como esta caja de hormigón rudo y tosco, de 35 metros de largo, cuya disposición está distribuida en una planta baja para el área social y una alta para la vida íntima de las alcobas y sus baños, fue diseñada en cooperación permanente entre el arquitecto, suponiendo el lugar que albergaría una familia creciente, y su cliente constructor quien aportaba ideas y recursos, en un intercambio de savoir-faire complementarios.
Assadi explica el planteamiento de su creación: “El living fue pensado de modo vertical, con una doble altura, de manera que tuviera ambos flancos con vidrio para favorecer la entrada del sol y hacer de esta área un punto de reunión cálido, acogedor y tranquilo en sus generosas proporciones. El piso se escogió blanco, previendo que debía ser un elemento que reflejara la luz y de material flotante para facilitar su mantenimiento. La iluminación la programamos imaginando cómo se vería la casa en la noche, vital y enérgica como una gran caja luminosa. El ventanal es de aluminio con termo panel, con doble vidrio para aislar ruidos y temperaturas extremas, todo hecho a medida”. Complementando esta área interna se diseñó un deck en madera de pino pintado de blanco como continuación del living en donde la familia puede reunirse al aire libre a compartir sus comidas, o invitar a un “barbeque” a los amigos. El arquitecto creó para este lugar un jardín oriental fusionado con el tablado que otorga frescura a la rigidez de la estructura.
En la transición entre la plantas baja y alta está una escalera. El barandal que circunda la escalera y el corredor lateral, de mínimas barras de acero en gris brillante, está diseñado en cortos intervalos con el fin de evitar accidentes en casa cuando hay niños. Equilibrando la rigidez del metal, las escaleras en madera de cuego hacen un juego de líneas al estar hechas en delgados listones. Igualmente, una fina malla circunda algunos vacíos de la segunda planta con el mismo fin de asegurar la protección de los menores, a la vez que contribuye a reforzar el espíritu industrial de la vivienda.
Las cuatro alcobas del ala superior, espaciosas, confortables y de trazos depurados, disfrutan también de la ventilación y el sol plenamente. En cuanto a los baños el arquitecto narra: “Decidimos hacer abajo un toilette auxiliar y arriba tres baños para mayor comodidad en el cotidiano de la familia y sus huéspedes. Los lavamanos son de hormigón puesto en obra, es decir que se hace en fábrica según el diseño especial para la casa y luego se coloca en el fijo. El lavamanos de la alcoba principal fue la excepción ya que es en porcelana, empotrado en un mueble de madera, más femenino y personal. Para recubrir paredes y pisos de las duchas se escogió venecita azul ultramarino, que genera un foco de atención y contraste en el ambiente y remite a la sensación de las aguas profundas. Para aligerar este azul intenso, en el piso se trabajó mármol stradaquino, de gran delicadeza, muy pulimentado para hacerlo más brillante. Las duchas y el WC se encuentran por separado a la usanza europea”.
La fachada posterior de la casa igualmente congracia conceptos y usos. Los grandes ventanales están enmarcados en madera oscura de donde se desprende una rampa que conduce a la piscina, así la propuesta está proyectada con mesura en líneas puras y precisas. Los jardines, plantados en terrazas de madera, crecen frondosos y silvestres rodeando la pileta longitudinal. Esta última mide 25 metros de largo para complacer el gusto de los propietarios por la natación. Presenta un codo corto que conforma una L, donde se ubica el sector de los niños, de menor profundidad, apto para menores. El fondo pintado de gris oscuro hace que el agua se refleje en colores verdes en vez del tradicional azul celeste. El todo remite a un estanque natural en medio de la naturaleza plena y apela a los valores espirituales de la arquitectura japonesa.
 El arquitecto expresa su propósito en esta obra: “En este proyecto intenté aplicar un sentido crítico y algo de lucidez proponiendo una casa coherente con los principios arquitectónicos desarrollados durante el siglo XX, y a la vez respetando las necesidades de los usuarios”. Inspirado en la corriente arquitectónica que tiene en cuenta el factor humano en el diseño, su influencia principal es Richard Neutra: “Es como mi Biblia. Es uno de los arquitectos fundamentales que revolucionaron el mercado de la vivienda durante la post revolución industrial. Él planteó cómo tiene que ser como “la nueva casa”: Una vivienda de propuestas innovadoras en cuanto a materiales, técnica y estética, siempre acorde con el escenario particular de cada una y la vida que se gesta dentro ella”.

Contactos: Arquitecto Felipe Assadi
www.felipeassadi.com



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