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\"A LA ARQUITECTURA HAY QUE RESTARLE COSAS\"

"Cada vez me convenzo más de que a la arquitectura en vez de sumarle hay que restarle cosas", aseguró el arquitecto mexicano Augusto Quijano, de visita en Costa Rica para dar a conocer las nuevas tendencias arquitectónicas del Estado de Yucatán, uno de los más innovadores. En una clase magistral ofrecida en el Instituto Cultural de México esta semana ante arquitectos, estudiantes y un numeroso público, Quijano hizo un repaso de las influencias en su Estado y en su obra, galardonada con prestigiosos premios internacionales. La palabra 'espacio'es la que más veces sale de su boca a lo largo de dos horas y media largas de la presentación, que resume con la frase que le respondió Louise Colet a Gustave Flaubert cuando éste le pidió opinión sobre su obra "Las tentaciones de San Antonio": "las perlas no hacen el collar, es el hilo".

La arquitectura debe ser pensada en espacios y no en nombres, recomienda Quijano. Porque no es lo mismo decir "comedor" que restringe la imaginación a una mesa y sillas confinados a una habitación, que hablar de "espacio para comer", que "nos abre infinitamente las posibilidades". Su estudio, dice, está remodelando una serie de haciendas en México donde no hay comedor. "El comedor es itinerante", asegura. "Muchas cosas pueden suceder en un espacio creado por un arquitecto", asegura Quijano.

Mercados, iglesias, viviendas, Corporativos -edificios de oficinas- o viviendas privadas son su espectro de trabajo en los que provoca una "dialéctica del espacio exterior e interior, en el que a veces el exterior está en la sombra y el interior está asoleado".

Con el tiempo, Quijano se ha dado cuenta de que la planta no tiene nada que ver con el espacio. Uno de los cinco principios básicos que más le "interesan" del padre del modernismo, Le Corbusier, es la idea de poder "soltar la fachada de la estructura", el uso de la azotea y "atravesar los espacios para usarlos".

"Poder atravesar tu casa, caminarla, recorrerla, y no llegar a un cuadrito y ver qué puerta será la buena". La arquitectura debe ser una "síntesis". Es como un vestido de mujer, cuanto más sencillo, más elegante. Y es que la "síntesis es fundamental para la limpieza, sin mayores pretensiones". Además de Le Corbusier, Quijano bebe en las fuentes de arquitectos como el estadounidense de origen húngaro Marcel Breuer o el brasileño Oscar Niemeyer, al que ha copiado una ancha escalera en curva y sin protección "porque nadie va a caminar por los lados", que el arquitecto brasileño diseñó en el Palacio de Itamaraty, la sede de la cancillería brasileña. "Estamos haciendo una arquitectura de nuestro tiempo y en concordancia con nuestro lugar", el estado de Yucatán, que tiene asegurado el sol la mayor parte del año y de la que no están exentas también influencias mayas y de la época colonial. Quijano utiliza sobre todo formas prefabricadas de concreto para construir edificios articulados en los que a menudo cada fachada responde diferente a lo que tiene adentro y a lo que recibe de afuera. "La tradición se ha hecho a punta de modernidades", asegura en una reivindicación de la innovación en la arquitectura.

 



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