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Más destinos para la fruta del Valle
Suman 41 los mercados a los que accede la oferta valletana.
Claves para entender la concentración de la actividad.

Durante la temporada 1998 las exportaciones regionales frutihortícolas que salieron por el puerto de San Antonio totalizaron las 372.000 toneladas y 14 fueron los países que recibieron toda esta oferta. Las primeras proyecciones muestran que para este año, por el puerto rionegrino, se embarcarán algo más de 500.000 toneladas y 41 serán los destinos hacia donde se orientará esta oferta exportable.
Es decir: en estos últimos diez años las ventas externas de frutas y hortalizas que partieron por San Antonio crecieron 32% y los países importadores se incrementaron cerca del 200%.
Ambos datos son muy alentadores, teniendo en cuenta que en este análisis no se contemplan las salidas de fruta que hoy embarcan por los puertos de Buenos Aires.
Pero detengámosnos en la última estadística. La diversificación de la oferta exportable es un tema clave para una empresa que pretende disminuir su riesgo comercial. Cuantos más destinos existan para colocar un producto, menor es el riesgo y mayor valor estratégico de una frutícola exportadora. Este mismo concepto se puede aplicar a todo el sistema frutícola valletano.
En 1998 los cinco principales destinos de la fruta que se orienta a ultramar (Bélgica, Holanda, Rusia, Italia y Estados Unidos) concentraban el 84% del total de las exportaciones embarcadas por San Antonio. Para esta temporada muestran que este indicador se ubicará para los cinco principales mercados (que son los mismos que hace una década) en torno al 77%. El restante 23% de la oferta queda repartida entre 36 mercados.
Esto muestra que, si bien los destinos de las exportaciones frutihortícolas regionales durante estos últimos diez años pasaron de 14 a 41 países, existe todavía una alta concentración sobre los destinos de las ventas externas, apuntalándose aquellos mercados considerados “primarios” por la actividad frutícola regional. Las características que presentan estos mercados son, entre otros puntos: grandes escalas de venta, seguridad de cobro, histórica relación comercial y precios adecuados a la oferta de las exportaciones provenientes del hemisferio sur.
Por otra parte, están los mercados “secundarios”. Estos se pueden dividir en “permanentes” y “marginales”. Los primeros son, entre otros, aquellos que mantienen una histórica relación comercial con el Valle, bajo riesgo de cobro y volúmenes de venta con poco margen para poder incrementar en el corto plazo. Destinos con esta características pueden ser: España, Francia, Inglaterra, Portugal, Alemania, Noruega y Dinamarca, entre otros.
Los “marginales” presentan poca historia comercial con el Valle, el 100% de las ventas se realiza a través de contenedores y existe un mayor grado sobre el riesgo de cobro. Son considerados por los operadores como “mercados de oportunidad” de bajo volumen. Es decir: cuando aparece un pedido puntual se cierra la operación, pero esto no garantiza que el importador continúe demandando fruta para la próxima temporada.
Las estadísticas muestran, en este sentido, que en la presente temporada el Valle dejó de vender a mercados como Bulgaria, Indonesia, Kuwait, Malasia, Puerto Rico y Singapur, entre otros. Todos ellos mercados “marginales” para la actividad. Hay que aclarar asimismo que existe una dinámica muy importante en el comercio de frutas internacional, por lo que los analistas del sector aseguran que lo que hoy puede ser un “mercado marginal” en los próximos años puede pasara a ser “permanente” y viceversa.
Otro dato interesante que sale de estas estadísticas es la evolución que muestra la concentración de las exportaciones frutícolas regionales en mano de las empresas. En 1998 las cinco primeras empresas del Valle (Expofrut, Moño Azul, Tres Ases, PAI y McDonald) concentraban el 62% del total de la oferta exportable del Valle con destino a ultramar. En el 2007, las proyecciones muestran que la concentración en los embarques sobre las primeras cinco empresas se ubicará en el 67%.
Esto permite ver que la aparición de los contenedores no mejoraron la posición relativa de las pequeñas empresas que comercializan sus frutas en los mercados de ultramar. En la temporada ’98, por otra parte, 70 fueron las empresas que exportaron por San Antonio. En el 2007 las firmas exportadoras totalizaron 67. Otro dato a tener en cuenta.

CAUSAS DE LA DIVERSIFICACION

Cuando se analiza la evolución de las exportaciones regionales, se observa claramente a partir del 2002 un cambio en la tendencia sobre los destinos hacia donde se dirige la fruta del Valle.
La aparición de los contenedores en el sistema de comercialización de fruta fue determinante en estos cambios. La posibilidad de llegar con volumenes acotados a cualquier parte del mundo derivó en que muchas empresas pudiesen alcanzar destinos a los que, con el sistema de carga en bodegas, era imposible ingresar. Todo este nuevo cambio en el transporte permitió a las empresas diversificar los destinos de su oferta exportable sin pensar en las limitantes de infraestructura que presentan algunos mercados.
Existe una tendencia global al mayor uso de contenedores en carga refrigerada. Esto se observa no sólo en el Valle sino en todo el mundo (ver recuadro).
Otro de los puntos que determinaron la apertura de nuevos mercados está dado por el crecimiento de ciertas economías no industrializadas en algunos lugares del globo que comienzan a demandar frutas importadas. Este es el caso, por mencionar algunos, de Argelia, Grecia, Irlanda y los países de la “Rusia Blanca”.
El otro punto es la necesidad de diversificar los mercados frente a la saturación estructural que presentan las plazas tradicionales. Europa, es un caso para estudio. La demanda del Viejo Continente muestra síntomas de agotamiento, bajo la presión de la continua oferta del hemisferio sur y un euro muy fuerte que terminará por ceder a las presiones recesivas de la economía.
De los cinco principales destinos hacia donde se dirige la fruta argentina, tres son países europeos. Italia, Bélgica y Holanda absorben hoy 35% del total de la oferta exportable valletana con destino a ultramar.
El desarrollo de los mercados asiáticos es, tal vez, la principal asignatura pendiente de la actividad frutícola regional. Estos son mercados de alto poder adquisitivo que actualmente demandan grandes volúmenes de fruta pagando por ella muy buenos precios. Chile, Nueva Zelanda y Sudáfrica hoy tomaron la posta en estos mercados y manejan entre un 15 y 45% de la oferta hacia esos destinos.
Hasta ahora, ha sido muy difícil el acceso de la fruta del Valle a esos mercados debido a problemas sanitarios y de logística comercial .
(J.L.)

Contenedores, el presente

El concepto que señalaba a los contenedores como el futuro del comercio frutícola quedó en el pasado.
En 1998 sólo el 15% del total de los envíos de fruta regionales salían por contenedores. Hoy ese índice llega al 50%, sin contar toda la oferta que parte con fruta regional por el puerto de Buenos Aires y que se embarca toda en contenedores. El principal motivo del cambio de bodega a contenedores es la llegada que tienen estos últimos a gran variedad de puertos en el mundo, la racionalización de entregas y disminución de los riesgos. A estas razones se agrega que, para el caso de los perecederos, la fijación independiente de la temperatura permite sostener una mejor calidad de frío en el producto. También es de suma importancia, en el caso de la fruta, el rol del contenedor para realizar embarques parcializados, pues ofrece una menor presión de venta a clientes altamente especializados. Un porcentaje importante de fruta se “vende” en consignación.
La llegada de un buque bodega “inunda” el mercado con 5.000 pallets aproximadamente. Esto determina presión entre los importadores, que deben colocar ese volumen de fruta lo antes posible a fin de evitar pérdidas en la calidad, afectando los precios finales del producto en destino.
Los volúmenes de cargas perecederas transportables en el ámbito mundial han crecido de manera importante. Para ilustrar esto basta con mencionar que en 1985 se alcanzaron los 22 millones de toneladas y se espera llegar, en el 2007, a los 65 millones de toneladas.
Sin los contenedores, hoy nos encontraríamos con que esta oferta estaría concentrada en los mercados primarios con muchos problemas para poder reorientarlos hacia otros destinos, lo que generaría una sobreoferta con caída drástica de precios en las góndolas.

 



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