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De cada 10 casas de planes sociales la clase media recibe 5 | ||
Deambular banco por banco para buscar algún crédito hipotecario que se ajuste a la economía del hogar, sueldos que no se reflejan en los valores de los terrenos a la venta, nuevos emprendimientos alcanzables para unos pocos, alquileres por las nubes, cero capacidad de ahorro y el eterno sistema burocrático de papeles. Acceder al sueño de la casa propia para la clase media o media baja es una posibilidad que hoy se vive con más pena que gloria. Por Virginia Di Bari, diario "Los Andes", integrante de la Red de Diarios en Periodismo Social. |
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El panorama empuja a muchos a aceptar que pasarán no menos de diez años antes de contar con una vivienda hecha o comprada a base de mucho sacrificio personal. Mientras tanto, sólo les queda guardar el centavo que sobre a fin de mes y prepararse para ocupar el rol de "eterno" inquilino o habitante de casa prestada. Lo cierto es que la realidad no es fácil de revertir. Año a año, el Instituto Provincial de la Vivienda (IPV) se ve obligado a incorporar a la clase media dentro de sus viviendas sociales. "Sectores que antes no atendíamos porque recurrían a la banca privada, ahora los tenemos como demandante del sistema social", precisó Raúl Cicero, presidente del organismo que depende del Ministerio de Desarrollo Social de la provincia. El Plan Federal II o también llamado Plurianual tiene a 14 mil mendocinos inscriptos, de los cuales 7 mil son de clase media. Se trata de trabajadores en relación de dependencia, tanto en el ámbito público como privado con un ingreso familiar que oscila entre los 900 pesos y los 1.600 y de este monto a 2.500. Lejos quedó la familia tipo, aquella que tradicionalmente tenía capacidad de ahorro y que por ello podía acceder a comprar medio metro de vivienda por mes, una misión imposible para los tiempos que corren. "Actualmente, en el interior del país, el metro cuadrado está en aproximadamente 2.000 pesos y el ingreso no supera los 1.500 o 1.800 pesos", sostuvo Héctor D' Amore, titular de una empresa constructora y de emprendimientos urbanos privados para clase media en el Gran Mendoza y Capital Federal. El empobrecimiento se arrastra desde la década de los '90, según aclaró Delia Palero, jefa de la Unidad de Planificación Estratégica del IPV. El entorno empeoró aún más con la falta de financiación luego de la crisis de 2001. Y si bien en los últimos años han vuelto a tomarse los créditos hipotecarios, las tasas resultan excesivamente onerosas para este segmento de la población. "Al cerrarse las ventanillas de la banca privada, la gente presiona ante el sistema provincial de vivienda, que no sólo tiene que atender la demanda de los sectores pobres sino también la de familias de clase media", agregó. Pero no todo termina acá. Hace cinco años que las grandes inversiones del sector privado se vuelcan a emprendimientos de viviendas o departamentos destinados a un sector alto de la sociedad (ABC1). Así, para la clase media asoman tímidos proyectos que, para abaratar los costos, no cuentan con todas las comodidades necesarias. "Son dúplex que no tienen, por ejemplo, asensores y que se construyen en terrenos baratos como Guaymallén, Godoy Cruz o Las Heras. De hecho hace 30 años que en la ciudad no se ven edificios para la clase media", aseguró Santiago Debé, vicepresidente de la Federación Inmobiliaria de la República Argentina y secretario general del Colegio de Corredores Públicos Inmobiliarios de Mendoza. En esta línea coincidió Hugo Scherbovsky, vicepresidente tercero de la Cámara de Construcción. "Todavía no se produce una explosión de emprendimientos para clase media. Lo cierto es que es una población que está alquilando y que busca la posibilidad de acceder a la casa propia por una necesidad y no por una inversión, pero se encuentra con créditos caros y debe recurrir al IPV para realizar su vivienda", manifestó. Las diferencias de categorías no son inherentes al sector privado, sino que también se notan en el sistema estatal. La población que accede al Programa de Ahorro Previo -uno de los planes que el IPV tiene destinado específicamente a hogares de nivel medio- consiguen un casa más a su medida que aquellos que entran en el Plan Federal. Sucede que el primero está orientado a grupos familiares con cierta capacidad de ahorro, ingresos medios y que con esfuerzo han logrado ser propietarios de un terreno. De esta manera, luego de cumplir con una serie de requisitos, el organismo les otorga un crédito para la construcción o terminación de su vivienda diseñada a gusto. La lista de factores se agranda si se toca el plano de los alquileres. Según Debé, desde 2006, los contratos que vencen se encuentran con un 15 ó 20 por ciento de aumento en el precio de renovación. Las peripecias de la clase media para poder vivir bajo techo propio también arroja cifras desalentadoras en los municipios. En Las Heras, de las 1.500 casas que saldrán licitadas este año, un 60 por ciento corresponden a este segmento, mientras que el resto es para sectores pobres. "Debido a los ingresos, todas las personas de clase media terminan entrando al Plan Federal, son muy pocas las que quedan afuera", señaló Rolando Baldazzo, director de vivienda de ese departamento. A su vez, los datos dibujan un perfil de los hogares de nivel medio que optan por recurrir a las viviendas de interés social. En su mayoría responden a personas con un promedio de 30 años. "Son parejas jóvenes sin hijos o con no más de tres. Un buen porcentaje es inquilino y el resto vive con los padres", especificó Baldazzo. Desde el IPV aportan un análisis sociológico. Para Palero, se habla de clase media porque se trata de hogares con pautas culturales de nivel medio, con ingresos estables, donde trabaja más de un miembro familiar, pero que tienen un sueldo estancado que "no se condice con el elevado costo de la construcción y el valor de los terrenos. En la medida que no se actualicen van seguir perdiendo categoría", aclaró. Los planes El Plan Federal II comenzó el año pasado. El mes que viene empezará por etapas una nueva licitación para las 14 mil familias que aguardan una solución habitacional dentro de ese programa. En este momento hay 2.396 en ejecución y se preve arrancar con 1.067 más. El IPV espera cerrar 2007 con un total de 5.500 viviendas, que abarcarán todos los programas para la erradicación de villas, sectores bajos y medios. El organismo se maneja con 22 millones que llegan del 4 por ciento de la recaudación de los combustibles, 36 millones de las hipotecas y 40 millones que suma la provincia (con compromiso de agrandar las partidas), a estos números se le agregan los 100 millones que envía la Nación. (200 millones). Tanto el Plan Federal, como el Programa de Ahorro Previo y Plan Inquilino, los dos destinados únicamente a la clase media (1.600-2.500), no pasan de 240 cuotas y en ningún caso superan el 20 por ciento del ingreso familiar. Es decir que los montos varían de acuerdo al sueldo de cada grupo y también por la tasa. Mientras que para los proyectos armados para la clase media la tasa es del 8 por ciento, la del Plan Federal, que incluye a todos los sectores, es de entre un 4 y 7%. Actualmente se encuentran en ejecución 146 viviendas dentro del Plan Inquilino y 76 entre ejecutadas y terminadas en el Programa Ahorro Previo. En la última década se produjo un corrimiento del sector medio a las viviendas destinadas a familias de pocos recursos económicos. En nuestra provincia, la mayor parte de la construcción privada apunta al segmento ABC1. |
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