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A 75 aņos de la muerte de Anselmo Windhausen | ||
La prematura muerte del doctor Anselmo Windhausen (1882-1932), ocurrida hace 75 años, marcó un hito en el ambiente científico de su tiempo, en especial en la Universidad de Córdoba, donde había tenido destacada actuación docente y administrativa. |
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En diarios como "La Prensa", "La Nación" y otros de la época, la noticia de su repentina desaparición fue origen de varias necrologías, muchas de ellas inexactas o poco precisas. Tal vez porque su principal obra, la "Geología Argentina" (publicada en 1929-31), apenas comenzaba a ser conocida, los aportes que más se mencionaron de AW se limitaron, en esas crónicas periodísticas, a su intensa labor en la antigua Dirección de Minas y Geología o a su paso por YPF en los primeros tiempos de la empresa estatal. Quedaron ocultas u olvidadas otras contribuciones, como las específicamente científicas, en particular lo relativo a su incorporación temprana de la teoría de Alfred Wegener de la deriva de los continentes a la interpretación de la geología argentina en lo que fue un pionero y a la paciente recopilación que hizo Windhausen de la mayor parte de los estudios de la especialidad, desde Burmeister en adelante. En forma póstuma, apareció en 1935 su estudio "Apuntes sobre la zona petrolera de la Patagonia meridional", en el que completaba y pulía conceptos en los que había trabajado en sus últimos años. Ese mismo año un jurado, integrado por el luego Premio Nobel Bernardo Houssay, concedió a su "Geología Argentina" el segundo Premio Nacional de Ciencias. Pero durante muchos años se tendió un relativo silencio sobre sus logros, entre los cuales se contó haber sido el descubridor real del yacimiento de Plaza Huincul y el haber fijado y esclarecido la estratigrafía paleontológica de Ameghino y la llamada Formación Roca durante sus exploraciones en el norte de la Patagonia (ver diario "Río Negro", 18/4/1982). De hecho, muchas de esas conclusiones científicas siguen siendo fundamentales hasta hoy. Durante muchos años, en la geología nacional se habló de un antes y después de Windhausen y su libro constituyó una referencia ineludible. Los alumnos formados con el libro de Windhausen fueron incorporando de manera continua la premisa wegeneriana de la que había partido el geólogo alemán, a pesar de que los elementos tecnológicos no habían demostrado todavía el acierto de incorporar la teoría de la deriva de los continentes ni se contaba con los datos fácticos para confirmarla fehacientemente. Para que ello ocurriera habrían de pasar unos 30 años. Cuando las primeras tomas aerofotogramétricas de los satélites artificiales demostraron la existencia de las grandes placas continentales, se confirmó tanto la tesis de Wegener como el acierto de Windhausen. Las correlaciones geológicas que Windhausen estableció mucho más empíricamente, sobre la base de los estudios del geólogo sudafricano A. L. du Toit, por ejemplo, sólo pudieron probarse de manera incontestable con esa moderna tecnología. Pero a Windhausen le cupo el mérito de haberse basado en esos datos para interpretar, por ejemplo, la geología de la Patagonia y de los mares que ocuparon ese espacio en el pasado geológico. Durante más de 30 años, el texto de Windhausen fue lectura obligada para los estudiantes de Geología en la Argentina. Y fue el único que compiló todos los estudios de geología argentina hasta el momento de su publicación. Los estratos con dinosaurios de Neuquén, como propuso llamarlos su colega alemán Juan Keidel, también fueron otro acierto temprano de la llamada escuela alemana de geólogos en la Argentina, a la que perteneció Windhausen. Y han quedado vigentes, por ejemplo, sus estudios sobre la fauna de amonitas, la descripción de especies fósiles como los Chubutolites y los relativos a las coníferas de los bosques petrificados de Santa Cruz, que la ciencia contemporánea sigue estudiando como consecuencia del interés que Windhausen despertó sobre el tema. Sus contribuciones excedieron el marco de su libro y de la docencia. Debido a la creación de las becas para alumnos geólogos que Windhausen propuso a YPF en 1931 cuyo mérito nunca le fue reconocido formalmente, pudieron estudiar la especialidad numerosos jóvenes argentinos, tal como él lo había propuesto ya en 1929 en un folleto de defensa de la Escuela de Ciencias Naturales de Córdoba. Pero sobre todo, permaneció en el olvido su contribución fundamental al descubrimiento y explotación del yacimiento de Plaza Huincul y su temprana alusión a los lignitos de lo que luego fue el yacimiento carbonífero de Río Turbio, así como su labor en defensa de los bosques petrificados de Santa Cruz, hoy monumentos naturales protegidos, y su tarea de apoyo a la iniciativa de Horacio Anasagasti para la creación de parques nacionales como el de Nahuel Huapi. Otro tanto ha ocurrido con el hecho, pocas veces mencionado, de que sus trabajos sobre los yacimientos petroleros de la zona andina de Mendoza y Neuquén y del golfo de San Jorge fueron fundamentales, en su época, para la explotación petrolera que luego emprendieron YPF y varias empresas privadas. Esas omisiones y otras que no vale la pena mencionar han hecho de Windhausen uno de los grandes olvidados de la ciencia argentina. Sin duda, a ese olvido contribuyó el hecho de que Windhausen fue en vida un hombre modesto, que rehuía las polémicas y que, concentrado en su docencia, mantuvo lo que hoy se llama un perfil bajo en cuanto a sus propios aportes. Tanto ha sido así que en la Patagonia de hoy sólo hay un par de calles que llevan su nombre (en Puerto Madryn y en Comodoro Rivadavia) y no hay demasiadas placas (aunque las hay en la Universidad de Córdoba, empero) ni un monumento que lo recuerde. Tal vez esté bien así, porque en vida Windhausen fue un personaje silencioso, que huyó siempre de los homenajes y de la autopromoción.
RODOLFO WINDHAUSEN (*) (*) El autor, nieto de Anselmo Windhausen, es un escritor y periodista independiente radicado en los Estados Unidos. Ha escrito un libro, provisionalmente titulado "Un explorador alemán en la Patagonia", aún inédito, que detalla las contribuciones de su antepasado a las ciencias en la Argentina.
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