El presidente de la empresa Halliburton, Dave Lesar, anunció la mudanza desde Texas de la sede de la empresa a Dubai. Espera, así, abrir un nuevo capítulo en la polémica historia del gigante estadounidense de los servicios petroleros. La llegada de Lesar a la ciudad-emirato en plena expansión fue precedida el mes pasado por la decisión de Halliburton de deshacerse de su filial de ingeniería y construcción KBR (Kellogg, Brown and Root), cuyas prácticas y contratos en Irak le valieron severas críticas. Número dos mundial en el sector de los servicios petroleros, Halliburton fue dirigida entre 1995 y 2000 por el actual vicepresidente estadounidense, Dick Cheney, uno de los principales artífices de la intervención militar estadounidense en Irak en el 2003. La sospecha de favoritismo de parte del gobierno estadounidense de George W. Bush pesa desde entonces sobre Halliburton, luego de que el Pentágono atribuyera a KBR varios enormes contratos, uno de los cuales fue sin llamado a licitación, para la reconstrucción del sector petrolero iraquí. “Tenemos un lazo con la actual administración que, ustedes saben, se solucionará por sí solo en un futuro muy cercano”, declaró Lesar a un pequeño grupo de periodistas en alusión al hecho de que Cheney abandonará la vicepresidencia al finalizar el segundo mandato de Bush en enero del 2009. “Dejo a otros decidir si (este plazo) fue positivo o negativo a largo plazo” para Halliburton, indicó, negándose a dar su opinión personal sobre el tema. Lesar aseguró que la decisión se debe sólo a razones económicas –la evolución actual del mercado petrolero– y no apunta a huir del fisco estadounidense, como denuncian algunos demócratas. “Si ustedes miran un mapa de las reservas de petróleo y gas, el centro de nuestras actividades, el centro de la industria se desplaza (...) hacia el este y más particularmente a Oriente Medio”, afirmó. Lesar también expresó su voluntad de desarrollar las actividades de la empresa en los mercados no estadounidenses, esencialmente en Oriente Medio, pero también en Asia, Africa y el mar del Norte, a fin de elevar su participación en la facturación de Halliburton de 35% a 50%. “Existen realmente buenas razones económicas para instalarse aquí”, subrayó. También aseguró que la decisión de separarse de KBR, filial de Halliburton durante más de cuatro décadas, era “puramente una decisión comercial” y no tenía nada que ver con la política. Primer proveedor del Pentágono, KBR estuvo estos últimos años en el centro de numerosas polémicas, sobre todo por escándalos de facturación. La empresa, por ejemplo, fue acusada de haber inflado el precio de la gasolina suministrada a las tropas estadounidenses destinadas en Irak y también de haber entregado a los militares agua no apta para el consumo. La ventaja de esta separación, dijo Lesar, es que “nos permitió concentrarnos en nuestras actividades” tradicionales, es decir los servicios petroleros, base de la reputación y la fortuna de la empresa. Lesar espera que este retorno a los orígenes permita mejorar la imagen de Halliburton, que decidió mantenerse por ahora por fuera del mercado de servicios petroleros en Irak, oficialmente a raíz de la violencia en ese país. El presidente de Halliburton anunció también un cambio notable para una empresa conocida por su secretismo, al prometer que ésta sería desde ahora “visible” y “accesible”.
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