|
||
SERENA FEMINEIDAD | ||
Liviano, femenino, alegre, ludico, sereno... así es el semipiso de 70 m2 de Laura Peirano –diseÑadora gráfica, fotógrafa Y dueÑa de un local de muebles y objetos que lleva su nombre en el barrio porteÑo de Belgrano–. “Acá todo tiene su historia, nada es puro diseÑo”, adelanta la entrevistada de “eH!” | ||
Laura Peirano se construyó un micromundo que parece detenido en otra época. En el que cada objeto está en sintonía con el que está a su lado y a su vez guarda un armonioso vínculo incluso con aquel que está escondido en un ropero. Y esta sintonía se explica de una manera muy simple: todos y cada uno de ellos provienen de épocas pasadas o son nuevos pero han pasado por sus manos para adquirir una pátina que los transporta hacia atrás. "Me encanta cuando algo tiene historia, cuando todo parece haber vivido años tal vez más de los que yo tengo...". Sin embargo, no hay que engañarse: no es una escenografía de museo lo que se respira en cada uno de los tres ambientes del Once de Buenos Aires donde habita la polifacética Laura (diseñadora gráfica, fotógrafa, dueña de un local de muebles y objetos que lleva su nombre en el barrio porteño de Belgrano). Al contrario, es liviano y femenino, alegre y lúdico, sereno y acogedor. Y, para quienes gustan de esta estética, tan bien lograda, disfrutarán de recorrerla y descubrir que el deseo de intervención de Laura llega hasta el baño mismo, quien está ambientado hasta con una mesa de luz, libros y cuadritos. Laura está instalada en este semipiso de 70 m2 hace dos años y medio. Recuerda, que, cuando lo vio por primera vez, lo que más le gustó fue el gran ambiente dividido al medio por una puerta con vidrio repartido, detalle que exhalaba un cierto aire de antigüedad. También cumplía con otros requisitos que consideraba importantes: su buen estado de conservación y su ubicación en un primer piso que, aunque existe el ascensor, prefiere evitarlo para subir por las escaleras. Se tomó su tiempo para armarla. "Creo que cuando uno entra a una casa, se tiene que dar el tiempo de vivirla, después se tiene que dar cuenta de los cambios que quiere hacer, o los colores que quiere incorporar, o dónde va a estar más tiempo y qué poner ahí. Lo mismo sucede con los muebles: al principio uno los ordena pero después se da cuenta de la distribución de acuerdo a la necesidades que se encuentran día a día". La decoración, por lo tanto, inmersa en esta ideología mutante, depara sorpresas con bastante frecuencia. Para darles una idea, su dormitorio estuvo armado en el living y tiempo después fue trasladado a la pieza actual. El comedor también pasó por el estar en algún momento, y en la movida, los muebles no quedaron fuera de la rotación. La mesa, que ahora está en el hall de entrada, supo funcionar como mesa de luz. Y, el desayunador tiempo ha fue biblioteca, con ubicación central en el living. Tampoco se "salvan" de la movida, sus fotos, sus collages, como así también los adornos que diseña, que cada dos por tres se mueven, siempre volviendo a encontrar un lugar en el se vuelve armar una nueva composición, visual, de una sutileza deliciosa. En su afán de cambio constante, ha encontrado algunas fronteras que no puede traspasar. "Me resigno a no poder trasladar el baño y la cocina a otro lado porque por razones obvias no se puede. Me gusta rotar porque me canso, es como que es una retroalimentación, como que lo necesito. De alguna forma es como inventarse un deseo para llevarlo a cabo". Esta idea de cambio constante y de crear espacios en los rincones más insospechados llevaron a Laura a armar un escritorio dotado de computadora, impresora e incluso escáner adentro del placard de su cuarto. TEXTO Y PRODUCCION: MARIANA RAPOPORT FOTOS: JUAN HITTERS/surpressagencia.com
|
||
Use la opción de su browser para imprimir o haga clic aquí | ||