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Historia en celeste y blanco

La historia de Camilo Soto con la selección argentina tiene capítulos dorados y un par de decepciones. Sin embargo, todos sus pasos por los planteles nacionales son recordados de una manera muy especial. Elegido o cortado por el DT de turno, para el neuquino fue un orgullo usar la celeste y blanca.

En el relato queda claro que cada presencia en el conjunto argentino lo tiene grabado a fuego. "Me convocaron para la selección menor cuando tenia 16 años. Me habían detectado en un torneo Patagónico que se jugó en Neuquén capital y salimos campeones con el equipo provincial. Había gente de la Federación Argentina, pasaron el informe y me llamaron para la Sub 17", arrancó Camilo.

Después de una buena, la pálida. "Los buenos rendimientos me abrieron la puerta a la juvenil. Luché hasta el final, entrené fuerte y cuando dieron la lista quedé afuera. Fue una gran decepción. En ese equipo estaban Lares, Romano, Baraseti. El técnico era Jorge Bellendier. No me lo olvido más", recordó.

Y de la pálida a una sorpresa de aquellas: "Estábamos jugando la semis con Picún, me vinieron a ver y otra vez me llamaron, pero ¡a la selección mayor! O sea, el año anterior había sido descartado de una juvenil y de repente, estaba con los mejores. No caía, porque había nombres pesados, como Weber, Milinkovic, Elgueta, Pereyra, Quaini y Castellani de entrenador. Daniel me dijo que entraba como proyección, porque tenía 19 años...".

Sin embargo, el notable nivel de esa "proyección" fue clave para quedar entre los 12 que jugaron los Panamericanos de Mar del Plata 1995. "Quedé como segundo armador y fue lo máximo, porque ganamos la medalla de oro, después de vencer en la final a Estados Unidos. Jugué casi todos los partidos. Fue inolvidable", dijo emocionado.

Esa presea está guardada bajo siete llaves porque fue el máximo logro con Argentina. Una lesión lo dejó afuera de los siguientes y la aparición de nuevos jugadores lo complicaron. "Tuve una rotura de ligamento cruzado. En esa época no me demandó seis meses como ahora. Estuve parado un año, y otro tanto para recuperar el nivel. Era pendejo y fui superado por los que peleaban el puesto. Ahí perdí mucho. Tuve después una pequeña chance, pero estaba fuera de ritmo y perdí el tren", afirmó.

El teléfono pudo sonar cuando Jon Uriarte, el DT en su único título de la Liga, agarró la posta en el equipo nacional, en diciembre del 2005. "Vivimos cosas muy lindas y fuertes en Azul. Pero yo sabía que tenía la idea de renovar el plantel. Para el nivel internacional, él apuesta por armadores altos. De hecho están a Efron, Bernasconi y De Cecco".

Camilo parece resignado. La tiene difícil y corre desde atrás con la nueva camada, pero sabe de sorpresas con la celeste y blanca... (C. H.)



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