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El armador de pueblo que se hizo Gigante
Empezó a jugar con amigos, se fue a Europa y volvió a su tierra. Aquí, el paso a paso.

Camilo Soto y cinco más. Esa era la idea cuando se armó el proyecto de Gigantes del Sur. Pero Camilo andaba por el mundo y, por primera vez, podía vivir del voley. Recién en el tercer año, y con el equipo en la élite, el armador se sumó al conjunto neuquino y fue el gancho para captar al público.

Luego de ser protagonista, soportar un bajón y salvar la categoría sin problemas, el sexteto sureño se despachó con una campaña memorable, con números de campeón. Claro que en la Liga había un conjunto de otra galaxia, el Bolívar de Tinelli, que ganó el título en forma invicta.

Por su condición de capitán, Camilo levantó el trofeo que muchos odian, pero en este caso, por el calibre del rival, el segundo puesto significó casi una vuelta olímpica. Para el '9' fue un momento único, porque se dio el gusto de hacerlo ante su gente.

Y si de campaña se trata, en un prolongado mano a mano con "Río Negro", detalló sus diferentes etapas en el voley, esa pasión que nació en Picún Leufú (ver aparte) y que promete continuar.

¿Qué significó jugar en Azul en tu carrera?

Fueron cinco años muy buenos. Estudié el profesorado de educación física en Tandil y viví el voley con gente muy apasionada como Uriarte (Jon, actual DT de la selección Argentina). A nivel club, fue el momento más importante de mi vida.

Viviste una historia particular, porque perdieron un torneo que tenían ganado y encontraron revancha al año siguiente...

Es verdad. Teníamos un equipazo y perdimos la final. Estábamos 2-0 y 24-21 arriba, y caímos 3-2 con Náutico. Increíble. Al año siguiente, con un equipo mucho más modesto, nos toca la semifinal con ellos, les ganamos los dos de visitantes y después salimos campeones.

¿Cómo salió el pase a Finlandia?

Uriarte tenía un amigo que había jugado en Italia y Finlandia. Le pidieron un armador y se dio la posibilidad.

¿De aspectos contractuales sabías algo?

Al principio no tenía ni idea. Todo por internet. Pero las cosas cambiaron, ya había un contrato en euros y dije, bueno: es tiempo de cosecha, la cosa viene en serio y veo cuánto puedo aprovechar para vivir de esto. Hoy llevo tres años consecutivos en los que sólo juego al voley.

Entonces no te costó tomar la decisión de irte...

Tenía 24 años y fue una determinación compartida con mis viejos. Ellos fueron los que me bancaron cuando estuve fuera de casa.

Y después, a Turquía...

Sí, una gran experiencia. Clasificamos segundos en la liga con el Fenerbahçe, con sólo dos derrotas. En forma paralela jugamos la Top Ten Cup de Europa, donde les ganamos a todos menos al Olimpiakos (Grecia), con Milinkovic. Entramos a los play off y quedamos entre los ocho mejores.

Antes y después de sus experiencias en Azul y tierras europeas, Camilo escribió sus dos capítulos neuquinos. En la 92/93 con Picún y desde el 2004 hasta la actualidad en Gigantes.

¿Qué recordás de la experiencia con Picún?

Que cada vez llegábamos mas lejos y muchos no lo podían creer. Ahí es donde cobro mi primer sueldo. Algunos más, otros menos, pero todos cobrábamos en Picún. La base del equipo era con jugadores del pueblo y llegaron refuerzos. Vinieron dos brasileños y también el técnico coreano Joung Wan Song. Se armó un buen plantel y yo tenía 18 años. Llegamos a las semifinales y logramos un tercer puesto muy importante. Ahí toma la selección Daniel Castellani y me convoca (ver aparte).

 Y Gigantes...

Dos temporadas muy buenas. En la primera no pudimos meternos en los play offs, pero en la última hicimos un gran torneo.

Imposible con Bolívar.

Sí, tuvieron un gran equipo, pero estuvimos cerca de ganarle, no sólo en la final, sino también durante la fase regular.

¿Vas a seguir?

No hay nada todavía. Hay que ver cómo sigue el proyecto. En su momento, estuvo en duda la participación, pero apareció la gente de Centenario, más el apoyo del gobierno y se pudo jugar.

Sentís que no es un proyecto muy firme, que alguien baja el pulgar y listo...

Creo que es así... en su momento, cuando estaba muy apoyado por el Estado sí. A través de empresas privadas no. Pero bueno, ahora va a depender mucho de los privados.

¿Hasta qué edad pensás jugar?

Tengo 31 años y me favorece el hecho de que el armador puede extenderse más porque tiene menos desgaste. A mí me apareció una asticondritis en el tobillo que este año me condicionó mucho y que por ahí puede afectar la carrera. Es un desgaste del cartílago. Los años y los continuos rebotes en el piso te lesionan y en mi caso pueden hacer chocar hueso con hueso. Produce mucho dolor.

Pero igual jugaste toda la liga.

Este año la llevé muy bien, gracias al kinesiólogo. Y con la paciencia que me tuvieron los dirigentes y cuerpo técnico, porque podrían haber traído un reemplazante. En otro equipo esto no pasa. Se la jugaron conmigo. Yo puse todo para recuperarme y salió bien. En resumidas cuentas, si hubiera estado en el exterior con esta lesión, fuiste...

 

Algo personal

 

¿Si no hubiera sido el voley... qué?

Algún otro deporte. Nunca pude estar quieto en casa. Con mis amigos hacíamos de todo: voley, básquet, handbol. Como en el voley nos fue bien, le seguimos metiendo.

Ser armador es...

Estar sometido a la fuerte presión de distribuir bien el juego. Hay que transformar en pelota limpia todo lo que te llega.

Salir al exterior significó...

...darme cuenta de que en Argentina no somos organizados. Nos cuesta respetar las tareas, las consignas. Por ejemplo, en Finlandia, mis compañeros tenían todo planificado. No sabían lo que era un problema, por una sencilla razón: no los tenían.

¿Cómo se sobrelleva el desgaste físico que se vive en la alta competencia?

Son siete meses a full y no queda otra que moverse con extrema profesionalidad. Se vive, en ese tiempo, solo para el deporte. Es como todo. Tiene su lado de sacrificio, su costado negativo y la compensación de sentir que uno hace lo que le gusta.

¿Te molesta que a veces se escuche que el deportista vive en una burbuja?

Es que el deportista a veces pierde noción de la realidad. Necesitás hacer otras cosas, ver otras cosas para valorar tu vida. Lo bueno que tenés, lo malo y lo que te falta incorporar.

¿Cuál es tu cable a tierra?

Primero la pesca... y si es en El Chocón mejor. Segundo el tenis.

El futuro...

Me gustaría ser entrenador.

Una recomendación para el deportista de la región que sueñan con dar el salto.

No hay que perder el sueño de que se puede llegar. Yo, por ejemplo, nunca me imagine que iba a comprarme un departamento gracias al voley.

¿Cómo se lleva eso de ser un símbolo para el deporte de Neuquén?

Con mucha tranquilidad, responsabilidad y siempre con los pies sobre la tierra. Nunca me olvido de donde vengo. Donde nací. No llegue gracias al talento. Mi base fue el sacrificio.

 

 

JOSE LUIS DENINO

CRISTIAN HELOU



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