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Premios a una caja cada vez más boba
La entrega de los Martín Fierro, a la radio y la tevé, siempre provoca controversias. Pero, esta vez, APTRA decidió obviar la categoría Cultural y Educación y estalló la polémica.

Cada año, la polémica se renueva. Cada vez que los premios Martín Fierro, que entrega la Asociación de Periodistas de la Televisión y la Radiofonía Argentinas (APTRA), vuelven a la escena, los otros periodistas, los que no integran ese grupo, encuentran el error. A veces, un error medianamente insignificante ante lo que la ceremonia luego les devuelve. Es que por más críticas que se levanten, tanto las estrellas como el público asisten de uno y otro lado de las cámaras a ese encuentro con las estatuillas y el glamour local pero glamour al fin, con cifras de rating impresionantes. Otras veces, como el de este año, un error grosero.

Para la entrega a la mejor tevé del 2006, que se realizará el próximo miércoles y será transmitida por América, APTRA decidió levantar la categoría Mejor Programa Cultural/Educación, en la que competían ciclos dedicados a esos temas. Según lo que ellos mismos explicaron el martes último por la tarde, en la entrega de los diplomas a los nominados, no la levantaron sino que decidieron fusionarla con la categoría Interés General, que ahora se llama "Interés General, Cultural y Musical". Lo que no dicen en el texto es que decidieron además, en el mismo impulso, reemplazar la categoría perdida por la de "Mejor reality"

Un gesto que ellos defienden, entre otras maneras, atacando a los periodistas que criticaron la medida (periodistas que no pertenecen a su núcleo) como si se tratara de una guerra de vedettes que quieren formar parte del mismo cartel. Pero un gesto, a fin de cuentas, que también define qué ocurre con nuestra tevé. O con quienes la juzgan.

Porque, en definitiva, no es que hayan desaparecidos los programas que entran en esa desprestigiada categoría de la cultura y la educación. Es sólo que el acento no está puesto en ellos y APTRA decidió seguir ese juego impuesto por la propia tevé.

Está visto que da mucho más rating hablar, premiar y filmar a Florencia de la V, Carmen Barbieri o Moria Casán en una disputa mediática de tono guarro que a Adrián Paenza, conductor de "Científicos Industria Argentina" , un programa que supo nacer en Canal 7 y llegar a Telefé, con buen rating y mejor prestigio. Que es mejor, en términos monetarios, nominar a Iliana Calabró como revelación de la tevé 2006 que destacar en otra categoría a Felipe Pigna y su ciclo de Canal 7, "Vida y vuelta", en el que se puede aprender de historia y política argentinas con bastante más hondura que en la versión que ofrece la candidata Nina Pelozo en "Bailando por un sueño".

Lo que no parece tan lineal en ese pensamiento es que, en el caso de "Algo habrán hecho", el ciclo sobre historia que hicieron juntos Mario Pergolini y Felipe Pigna, los negocios, la calidad y el rating se dieron la mano. El programa, que costó millones de dólares, no sólo tuvo un rating alto en sus dos temporadas y en el horario más competitivo de la tevé (primero en Canal 13 y luego Telefé) sino que además estuvo bien hecho, más allá de los cuestionamientos que muchos historiadores pueden hacerle y le hagan al estilo comunicativo de Pigna.

El programa este año competía en la categoría Interés General junto a los almuerzos de Mirtha Legrand y las "Mañanas informales", de Jorge Guinzburg. Dos ciclos que sí son de interés general y que nada tienen en común con la superproducción de historia del dúo Pergolini-Pigna. Por eso, ambos se pusieron de acuerdo, enviaron una polémica carta a APTRA en la que pidieron no competir en la absurda terna llamada, ahora, Mejor Programa de Interés General, Cultural y Musical (ver aparte).

No es que uno deba escandalizarse de los contenidos de la tevé y reclamar que exclusivamente brinde programas culturales. La tevé es un negocio. Y uno que mueve millones. Así que sus leyes son las de la oferta y la demanda. La semana anterior, en el "Suplemento Económico" del "Río Negro" quedó demostrado. Ciclos como "Caiga quien caiga" facturan su segundo a 3.800 pesos. Y la tevé argentina en su conjunto está en el cuarto puesto de exportadoras de contenidos. Un mérito que la ubica entre las mejores del mundo y las más competitivas y demuestra, además, que hay talento, creatividad y buenas ideas encerradas en la denostada "caja boba".

Pero además,también es cierto que la tevé de 2006 conjugó negocios y una muy buena propuesta en la telenovela "Montecristo", una candidata a llevarse el Martín Fierro de Oro con toda justicia. Y también en la comedia, quizás más liviana pero no por eso menos rendidora, "Sos mi vida", con Natalia Oreiro y Facundo Arana, que acaba de ser vendida a España donde tendrá su versión local. O en la divertida producción de Damián Szifrón "Hermanos y detectives".

Pero no escandalizarse ni reclamar no significa recibir como autómatas todo lo que la tevé brinda.Y tampoco aceptar ciegamente los premios de APTRA como si fueran los Nobel a la televisión local.

La Asociación de Periodistas de la Televisión y la Radiodifusión Argentinas se equivoca cuando, sin siquiera mencionarlo, dice que Pergolini es un soberbio por bajarse de los premios "porque quiere elegir con quién competir". No está mal que alguien considere que su trabajo no entra en la categoría en la que fue metido claramente con fórceps.

Pero además, eso no justifica que se haya levantado una categoría y se haya incluido otra en el juego de los premios de la pantalla chica.

APTRA es un grupo de personas que, lejos de ser exclusivamente expertos en la materia, gente que juzga la tevé y la radio con criterio e independencia, son arte y parte del juego televisivo. Así, es difícil no ver en el voto de periodistas como Laura Ubfal, Jorge Lafauci o Marcelo Polino, todos integrantes de ese foro de especialistas, algún interés volcado al programa del que participan. De hecho, todos ellos reciben sueldos de Marcelo Tinelli así que su independencia es, por lo menos, sospechosa.

Pero además, que APTRA intente tapar ahora su decisión criticando a quienes no hicieron nada "cuando aspectos culturales importantes como los cierres, demoliciones o cambios de rubros impactaron sobre salas teatrales" o explicando que quienes "pusieron el grito en el cielo" porque este año no había una categoría de cultura y educación no hicieron lo mismo en 2004, cuando había ocurrido algo similar, es un argumento poco sólido. Eso sólo demuestra que APTRA cometió dos veces el mismo error: en el 2007 y en el 2004 también.

 

VERONICA BONACCHI

vbonacchi@rionegro.com.ar



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