Quiero muchas bibliotecas” fue lo primero que escucharon los arquitectos Lida Neuman y Silvio Grichener de parte de sus clientes, una pareja de intelectuales jóvenes. El matrimonio, ella filósofa y periodista y él abogado, encontró en este departamento porteño, el espacio iluminado y limpio que necesita una mente activa para la concentración, y a la vez, apasionados por el diseño, una vivienda agradable y cálida en la cual da gusto vivir el día a día. El proyecto comienza con la adquisición de un departamento que se encontraba en buenas condiciones aunque con el defecto de representar un carácter muy clásico donde los ambientes parecían cerrados sobre sí mismos. “Buscábamos un edificio con personalidad, que nos permitiera armar un espacio propio, donde todos los ambientes pudieran estar unificados conceptualmente pero manteniendo la privacidad de cada lugar, mucha luz un departamento que mantenga y explote su conexión con la ciudad, un lugar donde nos dé gusto levantarnos cada mañana”, dice Cecilia, su propietaria. Sobre esta área de 150 metros cuadrados, más sus balcones, tanto los dueños como los arquitectos comenzaron a trabajar sobre lo que sería un hogar contemporáneo, versátil y cómodo. “Nuestro requerimiento principal fue que todo estuviese pensado en función de nuestra vida cotidiana: necesitamos mucho lugar para libros, revistas, CDs. También algo clave en lo cual hicimos énfasis fue el tema de la luz. Queríamos inundar el departamento de luz natural y a la vez mantener y explotar la conexión con la ciudad”, dice Cecilia. El departamento se organiza en tres grandes áreas articuladas en donde se ubican los distintos ambientes: un alargado living - comedor sostiene el eje central, ubicando a uno de sus costados la cocina con breakfast y en el otro costado, el dormitorio principal, la oficina de la propietaria, el vestidos y dos baños completos, uno para cada uno. Durante la creación del departamento los arquitectos se involucraron en el proyecto con la misma pasión que sus propietarios. “Este lugar tiene algo que en general no tienen los departamentos: ventanas en casi todas las paredes. Esta apertura al exterior es lo que da más un aire de casa que de departamento”, aseguran Neuman y Grichener, quienes abrieron una línea de ventanas en la medianera sin afectar el carácter del edificio. “Son todas aberturas horizontales de 90 cm de ancho colocadas a 80 cm del piso. Además de ser una reforma muy funcional, estéticamente me encanta la línea que forman “, comenta Lida. En la cocina se aplicó un trabajo de cirugía mayor: se eliminó el cuarto de servicio y se hicieron varios trabajos de arquitectura interior que confirieron a este sector su indiscutible sello personal: la mesada en Corian, puntual y de bajo mantenimiento; y la barra del desayunador con su mueble en MDF pintado de blanco, permitiendo que este lugar se viva como un espacio tranquilo. Un elemento inusual: un mueble de biblioteca conecta la cocina con la zona social apropiada para ubicar la colección de libros de cocina y revistas de los dueños. En este punto se retorna al tema de las bibliotecas, necesidad primordial de los propietarios. “Cecilia necesitaba mucho lugar para sus libros”, apuntan los arquitectos. Así, la división de espacios se solucionó en ciertos casos generando piezas que integran y separan los ambientes y que a la vez sirven de soporte para la gran colección de libros. En la entrada, por ejemplo, diseñaron un mueble de doble frente en el living que sirve de biblioteca de un lado, y del otro contiene el televisor. “La biblioteca central se pensó con la incorporación del televisor en un lugar central protagónico en el living. Esta decisión la tomamos pensando en que no tenemos ningún prurito en ocultar que en esta casa se ve televisión al igual que se lee y se estudia. Consideramos que el hecho de darle un lugar confortable y especial a la televisión es más que compatible con los más de 2000 libros que hay en la casa”, afirma con sentido del humor Cecilia. Los materiales elegidos para las reformas fueron esenciales en el proceso creativo. Se eligieron materiales no pretenciosos que fueran coherentes con el espíritu del edificio y de nuestro modo de vida. En este proceso de selección la comunicación entre arquitecto y cliente fue básica para llegar a un resultado armonioso y natural. Cecilia cuenta una anécdota: “A mí se me había antojado hacer un deck en madera en el balcón y Lida me convenció que en ese edifico lo que iba bien era piedra parís. Y tenía razón. Era muy importante mantener el piso original. Creo que una de las virtudes del proyecto es que, más allá de la modernización, se mantuvo el carácter del edificio resguardando por ejemplo, las ventanas emplomadas originales del pasillo o las mamparas del corredor.” En cuanto al diseño interior, los propietarios no descuidaron ningún detalle ni escatimaron esfuerzos en conseguir los resultados esperados. La propuesta fue generar un lugar despojado pero sin aplicar en todos los casos la rigidez del minimalismo. En esta actitud abierta, dejaron a un lado el estilo riguroso e “impecable” en el que puede caer una casa totalmente design donde suele parecer “que no vive nadie ahí’, en palabras de la propietaria, y dieron paso a un lugar que hable de sus costumbres y vivencias. “Seleccionamos elementos importantes, de manera que las pocas cosas que hay en nuestra vivienda tienen un significado particular para nosotros. Es decir, nuestros viajes están presentes en cada rincón de la casa pero no bajo la forma de souvenirs”, dice Cecilia. Los arquitectos orgullosos de su trabajo expresan la flexibilidad con la que pudieron trabajar durante el proyecto: “Nuestros clientes fueron muy exigentes pero nos dejaron trabajar con mucha libertad, confiaron plenamente en nosotros. Sabían lo que querían y lo dejaron bien en claro desde la primera entrevista”. Cecilia y su marido quedaron más que contentos con la reforma: “Ahora podemos decir muy felizmente que habitamos un gran espacio funcional pensado exactamente para llenarlo con nuestros gustos, capaz de absorber cambios, receptivo a la energía de la ciudad y donde cualquier visitante se puede sentir a su gusto.” EL COMEDOR, bien tranquilo Las sillas de Mies Van Den Rohe han sido admiradas desde siempre por los propietarios, quienes dispusieron un lugar especial en su hogar para exhibirlas y usarlas. La lámpara circular insinúa la relación amistosa que debe primar en el comedor y da la luz cálida que se necesita al reunirse alrededor de una mesa. La pecera al fondo, el hobby del dueÑo de casa, hace de contrapunto a la biblioteca baja y la ventana del otro extremo, como un comentario lúdico al resto de LOS elementos. LA COCINA Aunque no sea uno de los espacios más utilizados por los propietarios, ya que es una pareja de amantes de los placeres culinarios que ofrece la ciudad, la cocina fue cuidada en su diseÑo. La consigna fue: “una cocina que no parezca cocina”. Así, este lugar es una extensión del estudio en donde una biblioteca tiene su justo puesto y la mesa resulta igualmente confortable para sentarse a leer. Sobre la pared, una obra fotográfica de Gisella Lifchitz. La mesada es de Corian y la barra del desayunador esta apoyada sobre un mueble en mdf pintado de blanco. EL ESCRITORIO Trabajo en la pureza de las formas. Siendo este el lugar donde la propietaria desarrolla parte de su actividad profesional, se buscó establecer la puntualidad en las formas y darle primacía a la concertación y a la practicidad en la ubicación de libros y documentos. La silla es a la vez cómoda, ideal para pasar largas jornadas de trabajo. Según la propietaria, “En algunos casos las compras las hicimos con los arquitectos. Como vivimos un tiempo en Londres, gran cantidad de los accesorios de decoración, como las lámparas, los floreros y los textiles, provienen de allá y nos traen recuerdos de la época en que vivimos fuera del país.” DORMIS, serenidad total La alcoba principal fue decorada con gran sencillez y estilo. El balcón, lleno de plantas, es perfecto para dejar entrar el aire puro al lugar de reposo. LA PERSONALIZACION DE LOS ESPACIOS PASA TAMBIEN POR INCORPORAR OBJETOS ESCULTORICOS, COMO ESTE SILLON DE CARTON. DE ESTE MODO, MODERNIDAD, CULTURA Y COMODIDAD VAN DE LA MANo. ABAJO: El cuadro DEL DORMITORIO ES de Tamara Kostianovsky: es un comentario alegre en la blancura del todo. EL cONCEPTO DE TRANSPARENCIA VISUAL DE ESTA CASA ESTA REAFIRMADO, UNA VEZ MAS, EN LA PECERA DEL COMEDOR. SU LUMINOSIDAD Y MOVIMIENTO TRANSMITE PERMANENTEMENTE FRESCURA Y SENSACION DE LIBERTAD. SON DETALLES QUE, SI BIEN NO PERTENECEN AL MUNDO DE LA ARQUITECTURA, HACEN AL ESPIRITU DE UN HOGAR. LOS ESPACIOS FLUYEN SIN DELIMITACIONES, EN TODA LA CASA. la alfombra, diseÑada por Paz Gaete para Woo, brinda color y relieves variados con sus texturas, ademas de calidez y frescura. “HAY QUE ANIMARSE A LO DISTINTO E INFORMAL”, ACONSEJA LA DUEÑA DE CASA. El práctico mueble que soporta el televisor fue realizado en mdf pintado de blanco que le otorga una apariencia ligera y clásica y que, además, cumple múltiples funciones dividiendo también la zona del living de la zona de servicio. El espejo al costado es un sello de Neuman. “Lo puse en este sitio porque desnaturaliza el ancho de la biblioteca, desnaturaliza el volumen, amplifica el espacio”, asegura la arquitecta. EL SALON, natural design El sillón principal en cuero blanco y aluminio, de fácil mantenimiento, se eligió por la comodidad y porque sus proporciones iban justo con la gran pared. Ideal para tirarse a leer con la excelente iluminación de los ventanales. Los sillones Gehry nacen de una suerte de capricho: la idea de incorporar algo que sea un guiÑo de ojo al conocedor del diseÑo, agregando además un tono de frescura al trabajar con un material tan básico como el cartón. Dos notas de color: la alfombra y el camino, diseÑado por Paz Gaete para Wool. Las cortinas difusoras de luz confieren al ambiente la intimidad necesaria para sentirse a gusto. La complementación de la iluminación natural fue un trabajo de iluminación eléctrica en la que la consigna de Silvio, arquitecto, fue “Que la luz sea luz”. Por esto no fue agregado ningún objeto estrafalario ni excesivo, solucionando todo con las bombillas tipo globo y tubos tradicionales. EL ESTUDIO, ideaL. La trilogía del buen vivir: arte, viajes y diseÑo. El sillón huevo de Jacobsen es el toque de color entre tanta neutralidad y un refugio para quien quiera leer en solitario. Recibiendo el sol de la tarde, este rincón resulta ideal para pasar las horas consagrándose al estudio de las formas y los lugares del mundo.
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